Construir una Marca Empleadora (Employer Branding) es el gran desafío de las empresas hoy en día, cuyo fin es el de crear una reputación que atraiga el talento adecuado para la estrategia del negocio. Llevar a cabo con éxito dicha tarea redundará en grandes beneficios para la organización. Sin importar la dimensión e industria de la compañía, la necesidad de generar atracción y compromiso no excluye a ninguna organización.
Además de la necesidad de atraer cierto tipo de talento en determinado momento, resulta fundamental dejar la proyección cortoplacista e impulsarse a mediano y largo plazo, desarrollando una Marca que atraiga talento independientemente de las circunstancias puntales.
En esta instancia, vale detenerse en el análisis de las palabras Compañía y Corporación. Según las raíces etimológicas de las mismas, “Compañía” surge de “cum” (con) y “panis” (pan) y “Corporación” del latín “corpus”, sugiriendo un grupo de personas unidas en un cuerpo. Toda organización debiera ser consciente del poder que tiene en unir a las personas que la integran. Ahí radica su fuerza social, la fuerza de construir una comunidad; el gran potencial del desarrollo de una Marca Empleadora.
Surge un nuevo paradigma, en el cual predomina la intención de conocer la calidad de las personas que una organización quiere atraer; entrevistando a los candidatos para conocerlos realmente más allá de la descripción de la posición en cuestión. Se lo contrara o no en ese momento, entrevistar a un candidato sentando las bases de una relación basada en un vínculo de respeto mutuo, confianza y en el compromiso por el bien común, más temprano que tarde dará frutos enriquecedores.
Tener presente qué tipo de candidatos se quiere atraer, siendo conscientes si los mismos están alineados con la Misión, la Visión, los Valores, la Cultura y la Estrategia del Negocio. Así se minimizará el margen de error, promoviendo y profundizando aún más la Cultura que se quiere fomentar en la organización.
Tener un propósito en cuanto a las tareas que se les asignan y tener claro el impacto que las mismas tendrán en su comunidad laboral, influyendo positivamente en la calidad de vida de los demás.
Las personas no solo buscan conocer el propósito para el cual se los contratará, también quieren palpar un sentido de identidad y pertenencia desarrollando un vínculo fuerte con la compañía para la cual le dedicarán una gran cantidad de su tiempo. Resulta fundamental escuchar al público interno, conocer sus inquietudes y preocupaciones, promoviendo la solución de temas que restan energía a los equipos.
Sentar las bases de manera más sólida teniendo presente las expectativas de carrera de cada individuo y planificando en consecuencia. Tener un mentor, alguien que guíe y con quien se pueda compartir los avances del proceso redundará en un fuerte sentido de pertenencia con la organización, favoreciendo un alto grado de involucramiento de cada empleado. Mantener una comunicación abierta, honesta y eficiente con dichos colaboradores respecto de sus competencias asegurando una experiencia positiva y reduciendo la posibilidad de repercusiones negativas.
Esto brindará herramientas para alinear las estrategias de cada firma hacia el logro de objetivos concretos, incrementando la satisfacción, la motivación, el clima organizacional y la retención de talentos, promoviendo el aumento de la productividad, la reducción de tasas de ausentismo y el desarrollo de equipos con niveles de ejecución sin precedentes.
Luego de implementar lo antedicho con éxito, se podrá hacer buen uso de las redes sociales, que son una herramienta fundamental a la hora de promocionar la Marca Empleadora. Pero sin una sólida base cualquier acción será contraproducente.
En conclusión, más allá de prestarle atención a las cuestiones que los empleados más valoran como la posibilidad de desarrollarse en un óptimo ambiente de trabajo, las compensaciones y beneficios, condiciones de trabajo flexibles, estabilidad laboral proyectada en el tiempo, hay un paso previo que es la identidad y sentido de pertenencia de un candidato para con la organización.
Promover la dignidad humana en cada uno de los colaboradores, fomentando la realización de un buen trabajo, ganándose el sustento justo; y siendo conscientes de impulsar el bien común mediante los servicios y/o productos que desde la organización se ofrezcan al mercado. Plenamente conscientes del rol e impacto que la empresa tiene en dicha sociedad, fomentando la rentabilidad y productividad de manera justa para con todos los stakeholders involucrados.
Son estas variables las que al fin del día aportarán al desarrollo de la marca empleadora de manera contundente. Los beneficios económicos serán una consecuencia de esto en un camino allanado.