Vivimos en épocas donde los paradigmas del trabajo cambian aceleradamente. Dentro de ellos, la imagen profesional constituye uno de los principales capitales con que se cuenta, no sólo para proyectar los atributos de la actividad que se realiza, sino para conseguir mejores oportunidades.
El impulso del trabajo free lance, el home-office y la tarea a distancia y por proyectos, son tres de los ejes de mayor crecimiento en la fuerza laboral mundial.
Entonces, ¿se trata de ser dependientes de la imagen laboral para tener éxito? La respuesta es no, siempre que se mantenga un equilibrio sano; un balance sin perder de vista la perspectiva personal, que, indisolublemente, está ligada al hacer en el mundo.
Una opción es tener un perfil personal para los amigos y familia, y crearse una página profesional específica para expandir la carrera. Lo que sí es necesario considerar es que si no comunicas y no proyectas lo que haces, es probable que no crezcas ni seas tenido en cuenta, salvo que seas un profesional extraordinario, consolidado y ya posicionado en el top 5 de tu ámbito, y prácticamente no tengas ninguna competencia.
9 errores
En los últimos cinco años he relevado cerca de mil perfiles con estos anuncios, fundamentalmente en LinkedIn -la red de conexiones profesionales- y en Facebook. A partir de allí, he compilado estos nueve errores que se pueden mejorar, para tener más oportunidades:
- No utilizar redes sociales con asiduidad. La mayoría de las personas las usan para recordar los cumpleaños, o poner un “me gusta”, o publicar lo último que cocinaron, o una fiesta familiar. Esto, en sí, está muy bien: es un espacio personal. Aunque si lo que buscas es proyectar tu imagen profesional, necesitas alternarla con contenido de ese tipo.
- Fotos de perfil inadecuadas. Otro problema central es que no se proyecta una imagen profesional desde las imágenes. Fotos en la playa, un grupo donde no se te distingue, un paisaje o tu mascota, no son apropiadas si tu perfil es utilizado con fines profesionales.
- Pocas actualizaciones. La proactividad y la frecuencia de actualizar contenido de valor es esencial para que te conozcan. Puedes generar contenido propio o compartir de otras personas, citando las fuentes. Lo importante es tener presencia, ya que de esa forma aparecerás más frecuentemente en las búsquedas y recomendaciones a los demás.
- No colocar tu descripción e información de contacto. Es extraño que la mayoría de las personas tiene perfiles incompletos, donde faltan datos básicos; o, si lo tienen, no lo revisan periódicamente, ni actualizan. Es esencial una breve descripción -que sea muy parecida en todas las redes para lograr consistencia y transversalidad-, e incluir las vías de contacto, por ejemplo, con un enlace a tu página web, o una dirección acortada que dirija a tu Whatsapp para recibir mensajes rápidamente.
- Insistir en posteos que restan credibilidad. Otro problema recurrente en las redes a nivel profesional es que muchas personas se victimizan en exceso por su situación, casi como mártires. Otros, exigen y critican a los demás, sin proponer soluciones: este espíritu no construye tu imagen profesional, ya que lo que se esperaría de ti es alguien con aportes, ideas y auto motivado. Otros problemas son hacer posteos de mal gusto -por ejemplo, videos de burlas o bromas que se pueden malinterpretar-; y viralizar contenidos no chequeados, agregando, para colmo, su opinión.
- Compartir sólo información comercial. Un vicio frecuente es solamente acordarse de las redes con espíritu de venta. Entonces, inundas tus comunicaciones con avisos, sin entregar nada a cambio.
- Acerca de sus seguidores. Lo recomendable es que sigas a personas estratégicas, a demás de tus amigos. La mejor forma de llamar su atención es a través del contenido y la consistencia de tu perfil profesional. También necesitas saber quiénes son tus seguidores; a qué se dedican; de dónde provienen; qué les interesa. Toda esta información está disponible en cada red social si sabes leer estadísticas sencillas. Y, además, sigue si te siguen: devuelve la gentileza.
- Polemizar sobre todos los temas. Otro error es engancharse en todo tipo de discusiones que, quizás, no aporten nada central para tu perfil profesional. Siempre puedes expresar tus opiniones en los canales apropiados y de buena forma.
- No pensar estratégicamente. Por último, el publicar en las redes no traerá de inmediato el resultado que buscas. Sin embargo, el no estar proactivo en ellas, definitivamente, anula cualquier posibilidad. Analiza tu perfil profesional; determina tus objetivos a un año, a dos, a cinco. Haz un diseño estratégico de metas alcanzables, y proyéctalas. Mide los resultados no sólo en función económica, sino de reputación, perfil de seguidores, consultas que recibes.