Con esta entrega llegamos al final de la narración de la Presencia de Dios en los 100 gestos del fundador de ACDE. Para leer la entrega anterior, hacer clic acá.
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91) En su austeridad
“Siempre estaba dispuesto a escuchar las necesidades, pedidos, preguntas de la gente, hasta el punto de que en una sección de la fábrica por iniciativa de los propios beneficiados le llevaban una contabilidad de sus donaciones y préstamos. Él daba no sólo lo que le sobraba sino lo que necesitaba, pero consideraba que lo que tenía no era para sí, sino que debía administrarlo, y así más de una vez no sabíamos cómo llegar a fin de mes porque había posibilitado a una joven pareja sus muebles. También consideraba que, teniendo facilidad de obtener crédito, era lógico ayudar a quienes no lo tenían”[1].
“Insistía en la importancia de la generosidad y del desprendimiento. Decía que el espíritu de pobreza es compartir, poner los bienes propios a disposición de los que nos rodean. Las cosas están a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellas. Nos contaba que hay personas que están tan pendientes de cuidar el auto que apenas se animan a usarlo. Recuerdo que decía que “el auto era para el hombre y no el hombre para el auto”. El desprendimiento consiste en saber usar los bienes sin apegarse a ellos, considerándolos medios y no fines en sí mismos. ¡Vivía el desprendimiento sin miedo! Para él la única riqueza genuina era atesorar en el Cielo.
Disfrutaba de la comida y recuerdo que las mesas de familia eran alegres y placenteras. Era austero en sus hábitos; no lo recuerdo bebiendo vino ni whisky. Era muy frugal, no compraba golosinas, comía lo que comíamos todos sin demostrar sus preferencias. Habitualmente comía pomelo, yogur y comida sana en general. No estaba pendiente de sus gustos, ni quería que estuviéramos pendientes de él. Un verano descubrí que le gustaban las uvas peladas y me encantaba pelárselas para el postre, pero no tengo presente ningún otro detalle. Recuerdo que decía que había ido a la Marina porque no quería ser “flojo”.
No tenía ningún hobby ni pasatiempos. Cuando tenía un momento libre aprovechaba para leer sus libros de formación espiritual. Es impresionante la cantidad de libros que estaban marcados a lápiz con sus típicas rayitas.
No recuerdo que se haya quejado de frío, calor, cansancio o incomodidad, ni que los gritos o peleas de los chicos le molestasen. No le escuché decir si tenía ganas o no de algo, o si estaba cansado, tampoco recuerdo que los fines de semana durmiera siesta.
No recuerdo que alguien nos recomendara “no molestar a papá”, ya que él no se incomodaba nunca. No compraba revistas ni novelas de ficción, no estaba pendiente de “darse gustos”. Esto impresiona más cuando se sabe que con su buen sueldo de las Cristalerías él podía costearse esas distracciones. Muchas personas tratan de demostrar su posición social mediante el uso de autos llamativos u otras formas, mi padre en cambio evitaba todo lo que consideraba frivolidad.
El último auto que compró fue una Estanciera donde cabía toda la familia. Por el alto puesto que tenía en las Cristalerías, podía haber comprado mejores autos. Pero él siempre estaba atento a tener solo lo estrictamente necesario para su trabajo y su familia. No se preocupaba por ser muy elegante pero tampoco era desaliñado. Su aspecto era prolijo, se afeitaba muy temprano, no recuerdo haberlo visto sin afeitar o despeinado.
Repetía muchas veces: “Tenemos lo necesario, no necesitamos cosas superfluas. Sean generosos”[2].
Consideraba que “Las cosas creadas son la sonrisa de Dios dice San Ireneo. Debemos no sólo no acaparar sino, en la medida de nuestras posibilidades, multiplicar la sonrisa de Dios. Pero no debemos olvidar que el valor de lo creado proviene de haberlo recibido de Dios, y que el mundo no es el don más alto que Dios nos da. Por lo tanto, no debemos apegamos indebidamente a los bienes materiales y menos a dedicarnos únicamente a gozar de ellos. El dominio del universo de que habla la Biblia es un dominio propio del hombre, dominio que exige una superación espiritual. Tengamos pues cuidado. La creación es tan hermosa que ante ella no hay más que dos caminos: o la idolatramos o lo ofrecemos a Dios”[3].
92) En su consulta permanente a la Virgen María
Contaba con la ayuda de la Virgen María a quien consideraba: “Catalizador energizante[4]”. En 1957 se propuso: “Más consulta y devoción a la Virgen (procuraré ver con Ella, antes de cada acción, si mediante ella puede causarle placer a Jesús)”; “recurramos a Ella, mejor aún, tengámosla de socia, suple nuestras insuficiencias, y es como una consultora permanentemente a nuestro lado”[5].
“Invoco a la Santísima Virgen para que nos de: luz para nuestra inteligencia para que tenga la lucidez necesaria para estar a la altura de las circunstancias”[6].
93) En seguir el modelo de la Virgen en la empresa
“Una empresa produce bienes y servicios; María Santísima fue quien nos dio (el regalo perfecto) produjo el mejor servicio, contribuyó más a la promoción humana, y, por lo tanto, está en mejores condiciones para ayudarnos (a descubrir nuestras responsabilidades). Consultemos a María. Contaremos con la ayuda de la inteligencia de Ella. Habiendo la Virgen hecho mejor que nosotros lo que tenemos que hacer, recurramos a Ella (libreta 17)[7].
De la Virgen María escribió: “Espíritu de iniciativa, Sentido del timing Modelo de saber delegar (Caná Juan 2,5… se preocupa de todo, deficiencia organizativa). María Santísima nos ubica, nos ayuda a elegir gente, formarla, corregirla si se equivoca, y nos enseña paciencia (durante los 30 años), el modo sereno, dulce pero no dulzona. Es madre y nos enseña “gratuidad”, hacer algo sin esperar nada a cambio”[8].
94) En su búsqueda de ser comunitarios siguiendo a María.
“María nos enseña a ser más comunitarios; es Madre de todos. Cuando uno está enojado, pensar que es Madre mía y del otro, que nos sugiera la palabra cordial. Enseña a “relax””[9].
95) En su ejercicio de autoridad y equilibrio imitando a la Virgen
“María Ssma. nos enseña cómo ejercer autoridad. “Queréis hacer el favor de venir” (…) La importancia actual de la comunicación (…) y relaciones humanas: La Virgen más educada que nosotros, nos enseña a sonreír, a ser agradables, amables, saber mandar y al mismo tiempo a aprender de nuestros subordinados. La Virgen nos libera de nuestras preocupaciones exageradas y de nuestras tendencias egocéntricas que son un obstáculo al trabajo en equipo tan necesario para el desarrollo moderno (…). Vemos pues que María Ssma. nos da las ayudas detalladas tan necesarias para el empresario, sobre todo en estos momentos en que está llamado a tan grandes responsabilidades, satisface ese deseo tan marcado del hombre moderno de lo personal y de lo comunitario; y nos enseña el equilibrio entre acción intensa y recogimiento, vida interior”[10].
96) En su misericordia
“Invoco a la Santísima Virgen para que nos de: nos dé un corazón capaz de comprender, de sentir la miseria de los otros y la nuestra, que eso quiere decir «misericordioso»; nos sirva de modelo en nuestra acción, y así, luego de renovarnos nosotros mismos, demos no tanto nuestro dinero como nuestro propio yo”[11].
97) En su acción pujante a pesar de su cáncer terminal
“Fue nombrado Delegado Económico Social del Consejo Arquidiocesano de Hombres de Buenos Aires en 1948 y continuó trabajando hasta su fallecimiento. Fue presidente de Hombres de la Junta Central desde octubre de 1961”[12]. Falleció en agosto de 1962.
“A su vuelta de su curso en Harvard, cuando Enrique tenía 36 años, a mi pedido fuimos a ver al Dr. Luís María Baliña, amigo de el, por una manchita que tenía en un dedo, Enrique pensaba que sería una tinta americana persistente. Baliña no nos ocultó́ lo que era, y sufrió́ su primera operación, le amputaron una parte de su dedo pulgar.
El dictamen del médico y las operaciones de creciente gravedad, no interrumpieron su vida normal. Fue nombrado director en la Cristalería Rigolleau, y más tarde en el Banco Shaw”[13].
98) En la entrega de sus proyectos a Dios hasta el final
El 31 de julio de 1962, poco tiempo antes de morir Enrique escribió: “No pretender conocer la voluntad de Dios más que en lo inmediato, y en la medida que es necesario para actuar en este momento, no otro ni más (es una forma de ejercer la pobreza)”[14]. Enrique en la plenitud de su vida se desprendió de todos sus proyectos.
99) En dar su vida por las almas.
«Recuerdo nuestro último encuentro, en su lecho de muerte. Quiso que nos quedáramos solos. No ciertamente para hablarme de sí, o de sus sufrimientos (que eran intensos); y ni siquiera del camino hacia el Señor que estaba por emprender; sino para hablarme de una tercera persona, con la cual él estaba humana y cristianamente ligado. Se preocupaba del camino que esa persona estaba por emprender y de las consecuencias temporales y eternas que una inminente decisión suya podría tener para esa persona y para otros. Me pidió́ que hiciera algo. Esa persona era su padre, por el cual él estaba dispuesto a ofrecer su vida, que entonces (y él lo sabía) estaba por acabarse. Creo que aquí́ hay que detenerse. Lo que me impresionó entonces, y me sacude todavía, es que Enrique, en realidad, al decirme lo que me dijo y pedirme lo que me pidió́, estaba ofreciendo su vida por alguien. No me acuerdo, en toda mi vida de sacerdote y de obispo, de haberme visto enfrentado con una realización tan concreta de la palabra del Señor Jesús: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (testimonio Cardenal Mejía)[15]«.
El papá de Enrique se confesó y comulgó pocos días antes de Enrique falleciera[16].
“La de haber sido hasta el último instante de su vida, el hombre enloquecido por crear en la hora actual de la historia, un mundo en el que Dios pueda habitar, y.…Hablándome de su padre que después de veintiséis años volvió a comulgar y a su lado, Enrique dijo lleno de alegría ese día: Hoy es el día más feliz de mi vida. Y siguió: Y este pobre cuerpo mío es donde Dios ha librado esta batalla por la conquista del alma de mi padre” (Padre Moledo)[17].
En la mañana del día que murió se sentó en la cama y me dijo: ´Padre, sin embargo, mi situación no es la de Cristo todavía, porque, aunque yo no sabía que podía haber dolores así, sin embargo, a mí me rodean los amigos y a Él lo abandonaron. Yo tengo esto en mi favor. Una buena idea Padre, ofrecer este cansancio por todos los que no se cansan de pecar. ´»[18]
100) En su muerte ocupándose de los demás
El padre Manuel Moledo cuenta sobre la muerte de Enrique Shaw: “Había entrado ya en el silencio precursor de la muerte cuando ya no hablaba y lo poco que decía era ininteligible y de pronto recupera la voz, la voz casi normal de siempre, y en el delirio empezó así: Señores: En primer lugar disculpen que hable tan imperfectamente porque la enfermedad me ha paralizado la lengua –y, es cierto, tenía la lengua paralizada– pero debo decirles que ustedes los obreros de Rigolleau no son meros ejecutantes sino ejecutivos y las grandes dificultades no las producen las cosas sino que las producen los hombres. Por consiguiente, una buena inteligencia entre los hombres, la buena fe, la comprensión, la rectitud de intención puede resolver todos los problemas. La fábrica acaba de salir a gatas del problema eléctrico. Si nosotros todos nos unimos podemos trabajar para que todos seamos felices. Eso sí: así como en Europa un solo hombre atiende a cada máquina y aquí la atienden dos, eso lo podríamos lograr también nosotros. Tengan confianza… Estaban muy lejos de saberlo y de pensarlo sus obreros, que fue la última vez que habló con claridad y que se le entendió. En el delirio, ellos ocupaban ese lugar de privilegio. Habló con la coherencia que acaban de escuchar.” [19]
«Pero en su oración estaban, no solamente los hombres y las cosas, sino que estaba la situación actual del mundo, esa por la que él trabajaba, para la que él vivía, en la que él pensaba y que se refleja en los distintos trabajos que él fue escribiendo en los últimos tiempos, de modo particular en el último de los trabajos sobre «el concepto cristiano del desarrollo», quizás de sus trabajos, el más perfecto y el más diáfano, y es también por todo eso, que él ha hecho la población de sí mismo, y ha hecho una oblación valiosa” (Padre Moledo)[20].
[2] Shaw de Critto, Viviendo con alegría pág 64.
[3] …Y dominad la tierra.
[4] Shaw, Enrique libreta 17 AyBEES, cajas 122 y 123.
[5] Shaw, Enrique libreta 17 AyBEES, cajas 122 y 123.
[6] [6] Shaw, …Y dominad la tierra.
[7] Un empresario en plenitud. Enrique Shaw y su eficaz desempeño.
[8] Un empresario en plenitud. Enrique Shaw y su eficaz desempeño.
[9] Un empresario en plenitud. Enrique Shaw y su eficaz desempeño.
[10] Un empresario en plenitud. Enrique Shaw y su eficaz desempeño.
[11] Un empresario en plenitud. Enrique Shaw y su eficaz desempeño.
[12] Recuerdos, Cecilia Bunge de Shaw.
[13] Viviendo con alegría pág. 216
[14] Shaw, libreta personal nro. 23, cajas 122 y 123.
[15] Shaw de Critto, Viviendo con alegría, págs. 231.
[16] Un empresario en plenitud, pág. 34.
[17] …Y dominad la tierra.
[18] …Y dominad la tierra. Este texto fue extraído de la grabación realizada por Jaime Peña el 13-9-62.
[19] …Y dominad la tierra. Este texto fue extraído de la grabación realizada por Jaime Peña el 13-9-62.
[20] Y dominad la tierra, pág. 219/223.
[…] Vamos llegando hacia el final del desarrollo de los 100 gestos de Enrique Shaw, en los que Dios se hizo presente en su vida cotidiana. En esta entrega, las autoras desarrollan momentos dentro de «su piedad». Para leer la publicación anterior, hacer clic acá. La última entrega ya se encuentra disponible haciendo clic acá. […]