-: No tiene el poder el que está arriba, sino el que está siempre, dije yo.
-: Idea impopular, me respondió mi amigo Christian Paredes, Compliance Officer de SAP México, en la plática organizada por AMEXICOM.
Tiene razón, pensé, la jerga siempre subraya la importancia del liderazgo y del “tone at the top”. Debería haberle dicho que este lugar común condensa tantos significados que puede funcionar como un atajo para el pensamiento e invisibilizar algo relevante.
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Según dicen, Compliance tomó prestada dicha frase de las grandes firmas de Auditoría y la popularizó la Ley Sarbanes-Oxley luego del famoso caso Enron. “The tone at the top” se refiere al compromiso del directorio o del Senior Management con el comportamiento ético y al supuesto efecto derrame en la pirámide organizacional.
En esta frase -o a través de ella- observo dos creencias: la primera, que el líder ético tiene el poder para afectar positivamente el Compliance organizacional y la segunda, que la gente imita a los líderes éticos.
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Algo que he escuchado muchas veces en los entrenamientos éticos en las compañías, quizás suene conocido. El código de ética es interpretado como una herramienta de control de arriba hacia abajo.
Algo que he observado en mi trabajo de campo, quizás le suene menos conocido.
A veces, la asimetría de poder en la pirámide no existe. Si el líder tiene cierta inestabilidad política, los de abajo saben que el de arriba es una nube pasajera. Y, si, además, la nube no es rainmaker (*), solo hay que resistir y esperar que pase.
A veces, a los de abajo no les interesa imitar a los de arriba. Como en la serie Lost, ellos son “Los Otros”. Son diferentes, con otra problemática, otras prioridades. Los otros se protegen entre ellos; nosotros, entre nosotros.
That´s the tone at the bottom.
(*) Literalmente, hacedor de lluvia; figurativamente, generador de negocios.