En un año electoral suelen publicarse libros sobre política argentina en una cantidad por sobre la media. Pareciera que no hay político que pueda aspirar a un cargo relevante sin sacar la autoría de su libro a la luz. A esto se suman libros de periodistas sobre los políticos y también algunos de corte académico.
Este año es singular. Por un lado, al tratarse de uno con elecciones presidenciales cuyo aroma es a fin de ciclo. Por otro, se cumplen cuarenta años desde la elección de Raúl Alfonsín, que marcó un período de estabilidad democrática y el fin de la recurrencia intermitente de autoritarismos y gobiernos electos de índole diversa.
En la Argentina no es fácil encontrar libros de periodistas que desarrollen análisis sólidos acerca de las condiciones estructurales del país. Uno que cumple con creces los requisitos es “La última encrucijada” de Jorge Liotti.
Liotti es uno de los analistas más finos de la política local. Sus columnas los domingos en el diario La Nación son imprescindibles para conocer el diagrama del poder local. No solamente cuenta con fuentes precisas sino a que sus análisis muestran su sólido nivel de formación. Contar con un master en Estudios Internacionales en la Universidad de Birmingham, sus años como director de la carrera de periodismo en la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), así como haber participado en programas internacionales como la Salzburg Academy on Media & Global Change le otorgan un valor y una mirada no muy frecuentes en el periodismo argentino.
El título no es una invitación a la celebración. Su descripción de la Argentina actual es cruda: el país se ha transformado en uno muy distinto de aquella sociedad que atraía esperanzas a ultramar o en países vecinos. La Argentina se encuentra en un momento bisagra donde la aspiración a volver a ser un país próspero, insertado en la comunidad internacional y amigable para sus ciudadanos, podría no satisfacerse. Liotti lo denomina “el instante crítico”. Un momento, una acción podría generar el desplome que termine por desbarrancar la ilusión de una sociedad en crecimiento. En esto Liotti es muy borgeano y por ende muy argentino.
El periodismo argentino hoy tiene hiperinflación de opinión. Cada programa de televisión o radio pareciera que no puede comenzar sin un editorial, de mayor o menor calidad. Así como plantea el retorno a un país relativamente próspero y educado como lo fue la Argentina del pasado, Liotti también pretende volver a un periodismo que interroga a los actores antes de diseminar subjetividades. El libro es producto de años de lectura de informes y de entrevistas a más de 150 líderes del país. Y eso se nota.
Un valor adicional está dado por la inclusión de anécdotas de la marginalidad de la vida política. Parecieran ser hechos de menor cuantía, pero en manos de un periodista avezado adquieren una ejemplaridad central. Por caso, la vida de Pablo, quien vive el día a día en el Tercer Cordón del conurbano bonaerense, bien podría ser la evidencia fractal de la situación periférica de la Argentina de hoy.
El texto no se queda en las entrevistas e incorpora datos. El soporte cruzado de las historias de vida con la crudeza de lo cuantitativo no es usual en libros periodísticos. Aquí están enlazados con profesionalismo y rigurosidad.
El optimismo asoma de a ratos. Los recursos naturales y humanos del país, en gran medida erosionados, pero con resquicios desde los cuales vuelve a asomar una tenue luz de recuperación, hacen que la sensación de frustración y de dificultad de un nuevo despegue se vuelvan por momentos intolerables, frustrantes.
La Argentina es hoy la atmósfera de “El desierto de los tártaros” de Dino Buzzati o de “Zama” de Antonio Di Benedetto. El tedio y la espera sin fin son los condimentos necesarios para un eventual quiebre. Liotti aspira a que este sea ordenado y que implique un retorno a la prosperidad y a la estabilidad. Dicho sueño es compartido.
