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Con la mira en 2026

Escrito por Juan Luis Iramain
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No importa si trabajamos en una gran organización o si somos consultores. En cualquier caso, diciembre es el mes en el que se hacen planes. Se plantean objetivos, se definen estrategias para conseguirlos y se proyectan planes de acción concretos. Se calendariza, se estiman los recursos que van a ser necesarios y se reconsideran criterios de medición de éxito: en parte, iguales a los del año pasado —para qué reinventar la rueda—, y en parte, un poco distintos, porque los escenarios se modifican y los desafíos cambian.

Cualquier vaticinio sensato sobre 2026 necesita de una mirada, aunque sea a vuelo de pájaro, sobre lo que pasó en los últimos doce meses. La economía —desigual, con sectores prósperos y otros estancados— va a haber crecido entre un 4 y un 4,5%. El año termina con una inflación cercana al 30%, contra el 117,8% que se acumuló en 2024. La última medición disponible de la pobreza del INDEC muestra 31,6%, casi 20 puntos menos que el mismo período del año pasado. Así las cosas, Milei vive del oxígeno político que le dio más del 40% de los argentinos en la última elección legislativa.

Como nadie sabe con certeza lo que viene, solo podemos hacer conjeturas que estén basadas en datos y en análisis provistos por expertos, y luego esperar que la historia nos juzgue con benevolencia:

  • Crecimiento de la economía. Los principales referentes dicen que en 2026 el PBI va a crecer entre el 4 y el 5%. Lujo, si se observa nuestro estancamiento de la última década. Insuficiente, si se consideran las penurias de algunos sectores que siguen sin repuntar. ¿Qué se puede hacer desde la función de asuntos públicos? Dependiendo de los sectores, se ven oportunidades en la Ley de Bases 2, en la ley de modernización laboral y en la reforma fiscal. Sugerencia: no esperes a enterarte de su contenido por los diarios, cuando ya sea tarde para insertar alguna coma.
  • Inflación a la baja. Los primeros meses, algo por debajo del 2%; después, cerca del 1% mensual; y pasando mitad de año, tendiendo a cero: 22,7% el acumulado anual, según el presupuesto que el Gobierno mandó al Congreso. Se consolida la tendencia: la inflación deja de ser una oportunidad para la bicicleta financiera y se vuelve necesario vender más y buscar mayores eficiencias en la estructura de costos. ¿Qué rol puede cumplir comunicaciones? Además de la obvia construcción de una narrativa institucional para públicos internos y externos, pasar al siguiente nivel en el apoyo comercial. Vender o morir.
  • Alta intensidad política. Los libertarios necesitan que algunas de sus ideas reformistas se conviertan en ley. Con ese espíritu, Milei juró —y hasta ahora viene cumpliendo— moderar sus formas. Se vienen meses de negociaciones arduas en las que el Gobierno va a tener que hacer concesiones a los gobernadores a cambio de apoyos en el Congreso. ¿Por qué eso es relevante para las empresas? Porque es el momento adecuado para incluir necesidades sectoriales en el temario de negociación entre los gobernadores y el Gobierno nacional. Cada quien sabrá.
  • Sensibilidad geopolítica máxima. Si algo enseñó 2025 es que la amistad con el Gobierno de los Estados Unidos tiene valor estratégico: Milei ató su suerte a la de Trump y, por ahora, está funcionando. La firma del acuerdo de aranceles —todavía sin fecha definida— es un capítulo más de esa novela. ¿Qué podría hacer un profesional de las PR al respecto? Varias cosas: seguimiento de cerca de la firma, incidencia en la letra chica de las normativas que se deriven del acuerdo, explicación a los medios de los alcances de cada punto, coordinación de esfuerzos con cámaras y otras entidades. Hay para hacer dulce.
  • Impacto social de la inteligencia artificial. No es que el mundo vaya a ser otro dentro de doce meses, pero lo que ya se insinúa como tendencia, es probable que se consolide: la IA va a seguir desplazando a trabajadores, reformulando algunas funciones y abriendo nuevas oportunidades a los que mejor sepan adaptarse. Casi no hay sectores ajenos a esta realidad. ¿Qué tiene que ver esto con la comunicación? Las organizaciones van a necesitar, cada vez más, de una narrativa inteligente para explicar con claridad los desafíos y las oportunidades y, al mismo tiempo, moderar el enojo de los afectados. Más vale que lo vayan pensando.
  • La Copa del Mundo. Así, como se lee: el fútbol es un factor social (y político) de primera magnitud. Si cualquier año en el que se juega un Mundial se modifican los presupuestos y las estrategias de marketing, este año, con el conflicto a cielo abierto entre Milei y Claudio “Chiqui” Tapia, el asunto tiene ángulos insospechados. ¿Qué tiene que ver el área de PR con todo esto? Depende de cada industria y cada circunstancia: oportunidades de sponsorship y relacionamiento con influencers y periodistas, iniciativas de cultura y comunicación interna… y, para bien o para mal —digamos todo—, la Copa del Mundo como factor de distracción. Para todos los gustos.

No son tantas las opciones: se puede esperar a que los acontecimientos ocurran porque, total, nadie conoce el futuro; o tomar algún riesgo y tratar de anticiparse, y en todo caso después recalcular si es necesario. Cada quien sabrá, según el tipo de sangre que lleve en las venas.

Sobre el autor

Juan Luis Iramain

Doctor en Comunicación (U.Austral). Socio Director de INFOMEDIA.

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