Las sucesivas actividades programadas para el XIX Encuentro Anual de ACDE tienen por propósito llevar a cabo un análisis que constituya una invitación para reflexionar sobre qué tipos de cambios se consideran necesarios -personal e institucionalmente- para consolidar un compromiso que ponga en acción nuestros valores.
Cotidianamente la realidad presenta circunstancias prácticas que suelen poner en crisis nuestras respectivas convicciones.
En ocasiones es usual escuchar que, en nuestro país, un límite al cumplimiento de los compromisos éticos personales es consecuencia del déficit que deviene del régimen legal y de la acción de control que se ejerce desde el Estado que contrarían la transparencia y probidad que las debe caracterizar. Tal el caso de múltiples regulaciones fiscales; cambiarias, laborales; ambientales; de competencia desleal; de habilitación; entre otras.
Sin embargo, es preciso formular un análisis más profundo. Su ponderación requiere de la introspección de cada individuo que, finalmente, permita confirmar la consistencia de la propia conducta con el conjunto de principios cívicos ineludibles para consolidar el progreso de la Nación y el de su población.
Con nuestras palabras y acciones, cada día construimos o afectamos la posibilidad de tener una sociedad mejor.
La corrupción degrada a la sociedad, posterga su desarrollo y afecta la vida de todos los habitantes del país.
La transformación de la sociedad argentina, requiere de un compromiso individual que consagre un renovado pacto social en favor del bien común, que se asuma como una cuestión de compromiso y actitud.
El propósito es analizar y plantear la necesidad de cambio no tan sólo como una transformación institucional sino, además, enfatizar la relevancia del cambio socio-cultural a partir de una mejora en el proceso de formación del pensamiento.
Así el capital mental e intelectual de los argentinos, resulta esencial para la transformación de nuestra sociedad.
Los recursos cognitivos y emocionales de cada persona son factores fundamentales para consolidar las habilidades sociales y de adaptación frente a los desafíos del entorno.
Cada día más las sociedades basan su competitividad y prosperidad en el conocimiento.
Los nuevos desafíos requieren de un proceso de preparación. Esa instancia se inicia desde temprana edad fomentando la disposición para aprender. Vinculado a ello deben articularse las políticas de Estado que tengan a la educación por objetivo que optimice los aprendizajes para el mundo actual y fortalezcan la toma de decisiones personales de cara a una sociedad integrada.
El aprovechamiento de los talentos de la población y de su respectiva interacción, es determinante para consolidar el desarrollo personal así como el social y el cívico.
Es también una condición prioritaria que la Argentina promueva una mejora sustancial de la nutrición y de la calidad de la alimentación de vastos sectores de su población que evite problemas de salud y determine condiciones de constitución física apropiadas.
Para que las instituciones ejerzan el rol primordial de crear un contexto en el que cada habitante de la Nación tenga la oportunidad de prosperar y constituirse en un factor esencial para la transformación de nuestra sociedad, es menester consolidar un progresivo proceso vinculado sustantivamente con el capital mental e intelectual de los argentinos.