Valores

Trabajar Orando (Martes)

Escrito por Carlos Barrio
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«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.» (Marcos, 4 26-27).

Mañana

Gracias Padre por esta mañana llena de vida y luces nuevas, que anuncia la resurrección de Jesús y enciende mi esperanza. Que el despertar de la creación sea un cántico de alabanza.

Llevame a descubrir la riqueza que entregan quienes trabajan a mi lado y la generosidad que se esconde en el trabajo compartido. Sin ellos no podría hacer lo mío.

Dame luz para entender el peso del trabajo, transformando lo alienante, excesivo y repetitivo en caminos creadores.

Que vea otros horizontes y encuentre nuevos sabores para hacer mis tareas con entusiasmo.

Abrime para estar atento a lo que traen y necesitan las personas con las que tomaré hoy contacto. Que no me masifique y viva de espaldas sin saber de qué se trata.

Mediodía

Vértigo, roces, bullicio
bocinas, motos, desgaste,
lucha, tráfico, rabia …
gente que viene y va, corre, se apura …
y no registra mi presencia y la de otros …
me frustra, me canso, me enojo …
¿Vale la pena tanta lucha?
¿Te encuentro en este ahogo?
¿Dónde buscarte …
¿Dónde alabarte …?

Madre, en este mediodía en el que quiero detenerme a hacer una pausa, te pido las gracias que brotan del santuario. Renová mi energía con tu fuente de vida. Que el santuario sea un remanso para los agobiados y afligidos y lugar de justicia para los pobres.

Abrí mi corazón para ser solidario con las necesidades de quienes trabajan junto a mí y estar atento, no sólo a lo que me quieran transmitir, sino también a cómo lo hagan y así entender sus propias formas de trabajar y vivir la vida.

Me uno a la ofrenda que te entregan, consciente o inconscientemente, quienes trabajan sin cesar en este momento, con sus fuerzas, inteligencia y esperanzas. Llename de entusiasmo para trabajar motivado y gustar de la sal que trae este día.

Tarde

En esta tarde Padre, quiero terminar mi jornada haciéndome pequeño y sencillo de corazón, como Jesús, maestro de mi vida. No permitas que el trabajo vaya endureciendo mi sensibilidad y apertura y me vuelva indiferente y frío hacia quienes me rodean.

Dame paz para transformar en gracias las presiones y sobreexigencias que tuve en este día. Curá mis heridas.

Quiero llevar tu luz y unirme a Unamuno en su oración, diciendo:

«Agranda la puerta, Padre
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame por piedad.
Vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar.»

Las oraciones que se presentan son extraídas del libro Trabajar Orando (Editorial Claretiana, 2013) Siga leyendo:

Trabajar Orando… lunes.

Sobre el autor

Carlos Barrio

Abogado (UBA) con una extensa carrera en el sector legal de multinacionales. Coach Profesional (Certificación internacional en el Instituto de Estudios Integrales). Posee posgrados en Harvard y UBA.

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