Seguimos descubriendo la presencia de Enrique Shaw a través de los gestos que fue teniendo durante toda su vida. En esta entrega, las autoras desarrollan momentos dentro de «su piedad». Para leer la publicación anterior, hacer clic acá.
76) En su sinceridad y transparencia:
“El corazón es símbolo de lo más profundo, más vital de un ser. «Limpio de corazón» quiere decir que el corazón está orientado en una sola dirección, sin dobleces, «según das intenciones» ni engaños aún a sí mismo; es decir, un corazón «íntegro», y que quien lo tiene ha optado por ser lógico con la fe que profesa y que conscientemente procura, dejar de lado todo lo que turbe la unión con Dios. De ese modo, libres de los intereses personales que nos ciegan e impiden ver la realidad, veremos a Dios y sus criaturas tales como son. Hay una estrecha vinculación entre la integridad de una persona y su capacidad para ver claramente, entre el obrar rectamente y el ver, conocer a Jesús.[1]
“Todos los presentes, entre los cuales me incluyo, nos sentimos tocados por su humildad, su firmeza, su sinceridad, que práctica y realmente asumieron el compromiso de crear la ACDE de Mendoza (testimonio de Ricardo Diez Peña)[2].
«Tenía horror por la mentira. Recuerdo cómo insistía en que las respuestas fueran claras, que decir las cosas de un modo incompleto era una “media mentira”, callar algo era igual que mentir. Esto le parecía algo horrible, cuando contábamos algo nos insistía que fuese lo más exacto posible a la realidad. Cuando preguntaba algo pedía una respuesta clara. Insistía mucho en el respeto por la verdad y desde que éramos muy chicos se había propuesto jamás mentirnos ni engañarnos. [3]
77) En su participación de la vida parroquial
Ayudó económicamente a muchas parroquias, colegios, instituciones variadas. Por ejemplo, para la construcción de la Iglesia Nuestra Señora del Valle, en Muñiz; Nuestra Señora de la Paz, en Pinamar y la Sagrada Familia de Berazategui[4].
También colaboró en su propia parroquia. Por ejemplo, en 1947, fue secretario del Centro Parroquial, Basílica Nuestra Señora del Pilar[5].
78) En su formación en grupos de matrimonios.
“El Padre Moledo fue muy importante para nosotros. Teníamos un grupo pequeño de matrimonios que éramos del Movimiento Familiar Cristiano …y organizábamos comidas mensuales turnándonos de casa en casa”[6].
Delia B. de Piñeiro Pearson escribió que: “Yo sentía admiración por este matrimonio mayor que nosotros. Eran muy compañeros. Los ponía de ejemplo como matrimonio y por la manera de educar a sus hijos” [7].
79) En su confesión regular y dirección espiritual
Desde los 23 años se propuso la confesión regular con examen de conciencia[8].
Mantuvo hasta su muerte la dirección espiritual: “Me impresionaba que siempre se confesaba con un sacerdote italiano que estaba en la Parroquia Sagrada Familia en Berazategui cerca de la fábrica. Y un día le pregunté: «¿Vos que conoces a tantos sacerdotes y obispos, porqué te confesas con el Padre Vicente Polisicchio? Y él me respondió, «Porque ese padre es muy santo y eso es lo que yo necesito».” [9]
80) En su colaboración como laico en la Iglesia
Su conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia le permitió convertirse, por pedido de los Obispos, en redactor de la Pastoral Colectiva del Episcopado Argentino sobre la Promoción y la Responsabilidad de los Trabajadores, publicada en 1956[10]. Fue uno de los primeros asesores laicos de los obispos argentinos, con ideas premonitorias del Concilio Vaticano II y de la Gaudeum et Spes[11].
Enrique afirmaba estar cada vez: «Más enamorado de mi vocación de laico”[12].
81) En su confianza absoluta en la Providencia Divina
Citando un Salmo Enrique Shaw escribió: “Venga, oh, Señor, tu misericordia sobre nosotros, según la esperanza que tenemos puesta en Tí (32, 22). Es decir que, así como, según el Padrenuestro, Dios nos perdona en cuanto nosotros perdonamos, así también Él nos hace misericordia en la proporción en la que esperamos”[13].
82) En su esperanza y ansias de sembrarla
Enrique ponía su esperanza en Dios: “En Tí, Señor pongo mi esperanza y no seré confundido” repitiéndola naturalmente entre muchas jaculatorias.
Consideraba fundamental: “Como empresarios: sembrar esperanza”[14].
Así se arriesgó con esperanza como verdadero empresario, muchas veces en defensa de su personal, dando esperanza a quienes estaban sumergidos en el problema[15].
Consideraba que ACDE aumentó su esperanza ya que la historia “no es un devenir inevitable y fatal, sino que podemos influir sobre su curso y su destino”[16].
83) En su longanimidad.
Consideraba que “las obras de Dios son siempre lentas, y no pretendamos obligar a Dios a ceder a nuestra voluntad. En vez de decir «si Tú quieres, seguramente puedo», a veces pensamos «yo quiero y Tú deberías». Precisamente uno de los frutos del Espíritu Santo es una virtud que tal vez en nuestra época y en nuestro país se necesita más que en otros: la longanimidad, grandeza y constancia de ánimo (Cf. Ga 5, 22-23). Es la virtud que nos permite soportar los disgustos provenientes del hecho de que el bien deseado sólo puede ser alcanzado tras un largo esfuerzo y pasado mucho tiempo”[17].
84) En no sorprenderse por el mal
Escribió: «Acción optimista: No nos tiene que sorprender el mal. Al contrario, quien vive de la fe y conoce los efectos del pecado original, los límites y las miserias de la humanidad, no se escandaliza por encontrar el mal alrededor de sí ni adentro de sí mismo. No se deja llevar ni por el pesimismo ni por un falso optimismo; ve el mal, pero no se deja dominar o aplastar por él, sino que lo supera. La esperanza fundada en la fe nos coloca en la verdad. Creemos no solo en la Redención de Cristo sino también en la permanencia activa del poder renovador de la Iglesia”.
“¿Tenemos la convicción de que estamos encargados de hacer mejor al mundo y de que podemos hacerlo? Tenemos que despojarnos de ese complejo de inferioridad, de ese espíritu de fatalidad que inmoviliza. Y si tenemos la humildad y el desapego de que se ha hablado, no nos faltará el coraje optimista necesario para encarar plenamente nuestra misión. Creamos obstinadamente en lo contagioso del bien y en la fuerza de la verdad[18].
Más que nunca en los tiempos actuales, y a pesar de las dificultades, tienen el deber los Dirigentes de Empresa, como intelectuales y dirigentes, de aportar un mensaje y la luz de la fe al desarrollo de los espíritus, de esforzarse por secundar, a la luz de los principios sociales cristianos, la búsqueda de las soluciones adaptadas a las realidades siempre mudables”[19].
[1] …Y dominad la tierra, pág. 62
[2] Shaw de Critto, viviendo con alegría, pág. 166.
[3] Viviendo con alegría, pág. 54
[4] Shaw de Critto, Viviendo con alegría, pág.198
[5] Shaw de Critto, Viviendo con alegría, pág.173
[6] Recuerdos, Cecilia Bunge de Shaw.
[7] Shaw de Critto, Viviendo con alegría.
[8] Tenía un corazón agradecido por la dirección espiritual recibida, en 1940 escribió en su diario: “El padre Goicoechea se ha ido definitivamente al Uruguay. ¡Cuánto lo siento y cuánto le debo! Durante un instante dado, estando en el confesionario, al despedirme de él, no pude evitar que se agolparan las lágrimas en mis ojos.” Cabe señalar que en Buenos Aires su director espiritual había sido el padre Goicoechea hasta noviembre del referido año. Luego se confesó con el padre Francisco Rotger C.S.P desde principios de la década de 1940 (quien a la muerte de Enrique quiso iniciar el proceso de canonización de éste). Más tarde, su director espiritual será el padre Policichio que, en Berazategui, donde confesaba, tuvo fama de santidad (Un empresario en plenitud, pág. 16).
[9] Recuerdos, Cecilia Bunge de Shaw.
[10] Cartas del 9-3-1955 al 23-3-1956
[11] Conferencia de Monseñor Poli de fecha 8-6-2000 en ACDE.
[12] Shaw, carpeta 18 AyBEES caja 133.
[13] Carta de Enrique Shaw del 26 de abril de 1945.
[14] Shaw, …Y dominad la tierra.
[15] Ver punto 52
[16] Shaw, …Y dominad la tierra.
[17] Cf. Wyszynski, El espíritu del trabajo, págs. 168-179.
[18] Cf. Cardenal Leger, Arzobispo de MontreaI, conferencia en la apertura del 14° Congreso Patronal Mundial.
[19] SHAW, …Y dominad la tierra.
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