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¿Dónde están los ciudadanos? ¿Los intelectuales?

Escrito por Vincenzo Putignano
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DIVINA COMEDIA – INFIERNO, CANTO III

El infierno incostitucional.

Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l’etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.   3

 

GIUSTIZIA MOSSE IL MIO ALTO FATTORE,
fecemi la divina podestate,
la somma sapienza e ’l primo amore.   6

 

Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
LASCIATE OGNE SPERANZA, VOI CH’INTRATE. 9

 

Por mí se va hasta la ciudad doliente,

por mí se va al eterno sufrimiento,

por mí se va a la gente condenada. 3

 

LA JUSTICIA MOVIÓ A MI ALTO ARQUITECTO.

hízome la divina potestad,

el saber sumo y el amor primero. 6

 

antes de mí no fue cosa creada

sino lo eterno y duro eternamente.

DEJAD, LOS QUE AQUÍ ENTRÁIS, TODA ESPERANZA. 9

 

Según el amigo Mirco Cittadini, estos versos son de los más memorables y quizás los más inquietantes y amenazantes. Hablan de una puerta. De hecho, hablar es LA PUERTA. Y esta puerta se cierra directamente en nuestras caras con sus inexorables palabras. Un mensaje de amonestación, de “bienvenida”. Mensajes similares se han producido en el siglo XX, por ejemplo “Arbeit macht frei” (‘el trabajo hace libre’) a la entrada de los lager nazis, el infierno moderno.

«Para mí… para mí… para mí...», la cadencia es hipnótica, todo en este epígrafe parece ser múltiplo de tres, la triple repetición inicial, la referencia a la Trinidad «divina podestate/somma sapienza è l’primo amore”.

Domina la palabra Justicia. Las tres canticas de la Comedia son los tres aspectos del amor de Dios. Esta primera cántica representa el amor como Justicia. De esto viene quizás la imagen de inflexibilidad de la prisión, (¿acaso el Infierno es inconstitucional?) que luego será contradicho en el Purgatorio y en el Paraíso.

La inscripción solemne de la puerta, una inscripción de color oscuro, ya indica al ojo y al alma la esencia profunda y trágica de este lugar: el dolor y su eternidad, sin esperanza, una vez cruzada la puerta no hay esperanza de volver. Eso es el Infierno: el reino de la ausencia de toda esperanza de salvación. Las inscripciones en la puerta son una advertencia de que este lugar de castigo es eterno.Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate” (v. 9)

Llantos, gritos, suspiros, maldiciones, blasfemias, en diferentes idiomas -porque el mundo entero se vierte allí después de la muerte si uno está en pecado -, perturba profundamente a Dante, quien, en vida, entra en la vida de los otros.

Hay un viento impetuoso que levanta nubes de polvo, en esa total ausencia de tiempo. Es natural y conmovedor de parte de Dante preguntarle a Virgilio la razón de tanto dolor. Dante quiere saber quiénes son esas personas. Son los cobardes, que vivieron su vida sin infamia y sin ninguna gloria. Tienen, en el sentido ético de Dante, la peor condena: el mundo no conoce su fama. Virgilio, con desprecio, insta al peregrino Dante a no razonar sobre el destino de ellos.

Condenados a un castigo muy severo, en el que se ve un “contrapaso” /contrapeso: el trapo/bandera que deben perseguir no tiene sentido, no han seguido ningún ideal en la vida, ya que su vida terrenal ha sido sin propósitos. Dante los define como desdichados, que nunca estuvieron vivos.

Los condenados son descritos en su físico, como cuerpos desnudos y postrados, acurrucados en la orilla del rio Aqueronte, ansiosos por cruzar al otro lado. Virgilio le explica a Dante que es la justicia divina la que los impulsa.

Dante se siente atraído por ese nuevo e increíble mundo; mira y ve una señal que corre tan rápido al girar, que parece indigna de cualquier posición (alegoría de los perezosos: nunca toman una posición exacta, no están ni en el cielo ni en la tierra, ni con Dios ni con el diablo). Las almas son tan numerosas, que el Poeta se asombra al pensar «que tanta muerte las haya deshecho»(v. 57).

Pero parece reconocer a alguien en el tumulto de la multitud, en la conmovedora multitud: es la sombra de un hombre famoso que ha hecho el gran rechazo. Es el Papa Celestino V, el que hizo por cobardía el gran rechazo: Dante le reprocha haberle dado la tiara al Papa Bonifacio VIII, su enemigo y autor de su exilio. La identificación parece segura, aunque no faltan comentaristas que vieron en él a otros personajes, como Esaú, Poncio Pilatos. Junto a ellos están también los ángeles que, en el momento de la rebelión de Lucifer contra Dios, no tomaron partido por ninguno de los dos lados, permaneciendo neutrales.

Y Dante sigue siendo ansioso por saber quiénes son esas personas tan castigadas. Virgilio le dice de tener paciencia para la respuesta. Aquí aparece el barquero Caronte con los ojos de fuego. Las almas que llegan de la muerte son traídas en su barco por remos. Los colores son púrpuras, rojo oscuro, índigo. Pero Caronte es un demonio y se da cuenta de que Dante está vivo. Así que Virgilio calla a Caronte, asegurándole que todo este viaje es por la voluntad divina.

Las almas que bajan de la barcaza sobrecargada y pesada por los pecados mortales, la psicología de los condenados que en coro blasfeman, tiemblan, maldiciendo el día, el lugar y la simiente «de su simiente y de sus nacimientos»/ la simiente que los sembrara y de su nacimiento (v. 105), muestran su dramaticidad. Virgilio decide revelar a Dante la razón de su silencio: “Como los malos vienen aquí de todas partes, Caronte no cree que pueda haber un alma buena: por eso te reprendió».

 

Dante es un profundo conocedor de las Escrituras, también encontramos un paralelismo con APOCALIPSIS 3:15-17.

  • 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente!
  • 16 Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
  • 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo.

Un ejemplo moderno es relatado en el libro La Banalidad del Mal de Hannah Arendt, sobre el juicio a Adolf Eichmann. Como oficial del ejército alemán, Eichmann organizó trenes para llevar judíos a Auschwitz. Cuando fue capturado y juzgado, su línea de defensa fue: «Qué quieres de mí? ¿De qué me acusas? No hice nada malo, no maté a nadie, sólo obedecí órdenes». En pocas palabras, nunca entendió lo que estaba haciendo. simplemente estaba sin ideas y esta falta de ideas lo convirtió en un individuo predispuesto a convertirse en uno de los mayores criminales de ese período. ¿Cuál es la culpa de Eichmann? La de los cobardes: no eligió.

https://verne.elpais.com/verne/2017/03/23/articulo/1490255737_690085.html

https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/9455/HernandoIbarsEsther.pdf?sequence=1

 

Este canto III del Infierno de la Divina Comedia es, definitivamente, el canto del pecado de los cobardes, cuya actitud o conducta es determinada por la negativa a afrontar el peligro o la responsabilidad de la vida, por cobardía o por timidez.

¡Cuánta actualidad representa Dante en este canto y en toda la Divina Comedia!

Seguiremos con Dante, con su grandeza humana e intelectual y su dimensión mundial: «el más universal de los poetas».

Sobre el autor

Vincenzo Putignano

Licenciado en Ciencias Políticas (Universidad de Torino, Italia) y con Diploma en Dirección de Empresas (IESE, España). Sus intereses están dirigidos en como los clásicos pueden influenciar el gerenciamiento público y privado.

Responder a putienzo X

2 comentarios

  • Muy interesante. Dante muy actual. La cobardía de este círculo, como dice el autor es una forma de pereza. La ascendía uno de los pecados capitales. La pereza es conocer y saber cuales son los buenos objetivos, pero no estar dispuesto a recorrer el camino para lograrlo. Es una mala tristeza y lo vemos mucho hoy en los que predican buenas cosas, pero claudican. ¡que siga el recorrido por la Divina Comedia!
    In

    • Hola Enrique , gracias por tu comentario. Como dijo el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, Dante y su poesía trascienden su dimensión temporal e incluso geográfica. Dante es el más universal de los poetas italianos. Esto se evidencia en el estudio atento y lleno de admiración que, en cada latitud y en cada siglo, se ha desarrollado hacia él y hacia la Comedia. Dante nos acompaña con su obra, en nuestra razonable esperanza.