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Bienvenido Balotaje

Winston Churchill
Escrito por Enrique del Carril
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“La política es el arte de lo posible

(Frase atribuida a Aristóteles, Churchill y Maquiavelo)

El título de este artículo en manera alguna debe interpretarse como una satisfacción con el resultado insólito de las últimas elecciones. Soy de aquellos que están convencidos que el principal obstáculo que enfrenta nuestro país es el populismo que impide el desarrollo de nuestras empresas privadas como creadoras de riqueza, aumenta nuestra pobreza y la dependencia de grandes sectores de la población a partidos y punteros deshonestos, como así también pacta con la corrupción y la inmoralidad.

Ciertamente estábamos ilusionados porque la mayoría de nuestro pueblo quiere terminar con ese estado de cosas y lo demuestran los resultados electorales donde el kirchnerismo (que encarna hoy las políticas populistas) pierde votos de elección en elección. Lamentablemente no tuvimos una oposición que actuara a la altura de las graves circunstancias que le tocó enfrentar. Lamentablemente no valoró la necesidad de la unión haciendo primar los intereses e ideas comunes por sobre viejos enfrentamientos partidarios y ambiciones personales o cuestiones de método que pudieron superarse obviando las descalificaciones, insultos y otros medios cuestionables

La aparición de “La Libertad Avanza”, en lugar de sumar con nuevas perspectivas a una oposición republicana, se dedicó a descalificar groseramente a sus naturales aliados sin prever que era altamente probable el escenario del balotaje Por su lado, Juntos por el Cambio entró en una etapa de desconcierto llamativa, donde las ambiciones personales jugaron su papel divisionista y, quienes parecían llamados a representar las ideas republicanas, que la mayoría hubiera apoyado, terminaron enredados en una lucha sin sentido.

Ahora estamos enfrentados al último capítulo de este drama: la segunda vuelta del sistema del balotaje. Lamentablemente, de nuevo aparecen expresiones o actitudes que muestran ignorancia sobre las características y razón de ser de este sistema electoral.

El balotaje tiene sus orígenes en la Francia posrevolucionaria y luego utilizad por el gaullismo, sus objetivos eran evitar la dispersión en sistemas pluripartidarios cuyo resultado final suele derivar en un ejecutivo débil por falta de sustento político. Buscó también afianzar la gobernabilidad mediante el otorgamiento de un apoyo electoral mayoritario al Poder Ejecutivo electo en la segunda vuelta, que le permitiera ejecutar un programa de gobierno fruto de acuerdos con el resto de los partidos o espacios con capacidad de orientar a sus electores en la opción final.

No me detendré en describir los vicios y errores con que fue adoptado este sistema en nuestro país porque extendería estas líneas. Solo quiero resaltar sus características para contribuir en el esclarecimiento de la actitud de la ciudadanía y los partidos enfrentadas al actual transe.

El sistema parte de la base que, en la segunda vuelta, aquellos ciudadanos que apoyaron partidos o espacios que no entran en la última vuelta, votarán por lo que consideren a su juicio lo “menos peor”. O sea que la posibilidad de opción estará limitada a dos personas que no cuentan con el apoyo ideológico o simpatía de casi el 50% del electorado. Pero una República necesita que alguien ejerza el Poder Ejecutivo y en la sociedad abierta la diversidad de opiniones y puntos de vista impiden que existan acuerdos completos que satisfagan a todos. 

Convertir la opción en una cuestión de principios y propiciar el “voto en blanco” con la excusa de no estar de acuerdo con ninguno de los candidatos es una huida. Es abrir la posibilidad de permitir que triunfe la expresión que menos quiere el votante por temor a ser responsables de la elección del adversario que tampoco menos les satisface.

No cabe duda de que son los ciudadanos que han perdido quienes libremente harán su opción. De nada vale las expresiones de dirigentes en el sentido que “dejan en libertad” a sus simpatizantes o a quienes los votaron porque ellos de inicio tienen esa libertad y ningún partido o dirigente puede limitarla. Pero es importante que los electores comprendan el sistema como una herramienta necesaria y útil para intentar la gobernabilidad en escenarios donde prima la división o es necesario oponerse a candidatos que han demostrado inmoralidad, adhesión a la mentira y tendencias totalitarias.

Diferente es el caso de los partidos o coaliciones como organizaciones colectivas. Estas tienen una responsabilidad fundamental en el sistema porque orientan la opinión del votante y ofrecen un programa de gobierno que han querido hacer prevalecer, sin éxito, en la primera vuelta. No es bueno que los partidos políticos “permanezcan neutrales”, menos aún que proclamen su intención de votar en blanco.

Los dos candidatos que disputaran la última vuelta necesitan el voto de todos aquellos que, en la primera, no los votaron. Para ello deberán acordar con las minorías que pueden darle el triunfo, aceptando propuesta de éstos o morigerando sus tendencias autoritarias.

Allí juegan los partidos terceros y la posibilidad que tienen de inclinar el voto por la expresión de la contienda más afín a sus ideas. Pueden también elaborar pactos de gobernabilidad imponiendo o impidiendo acciones futuras de aquel que apoyaran, valorando la confianza que les merece y los antecedentes históricos de respeto a sus aliados electorales en ocasiones anteriores.

De esta manera, aunque no aseguren el voto de quienes lo siguieron, sin duda orientan las opiniones del ciudadano en base a la confianza que inspiran.

No son momentos de iniciar nuevos enfrentamientos en la oposición. Es la hora del diálogo, de hablar claro, que cada partido o líder negocie con transparencia, respete la actitud del otro y no amenace dividir un frente opositor republicano que ya tiene recorrido varios años y el apoyo de un sector importante de la ciudadanía.

Sobre el autor

Enrique del Carril

Abogado. Ex director de la revista EMPRESA. Fue presidente del Colegio de Abogados de la CABA entre el 2006 y el 2010. Socio fundador del Foro de Estudios sobre Administración de Justicia (FORES).

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2 comentarios

  • «Como católico laico, comparto tu preocupación por el populismo y sus efectos negativos en nuestro país. Entiendo tu argumento sobre la importancia de la unión y la necesidad de que los partidos opositores actúen en conjunto para enfrentar estas circunstancias tan difíciles. Además, es valioso Recuerde que la política es el arte de lo posible y que en una sociedad democrática no siempre es posible encontrar un candidato perfecto que cumpla con todas nuestras expectativas y principios.

    Sin embargo, como católico, también creo en la importancia de mantener nuestros principios y valores en todas las decisiones que tomamos, incluido el voto. En algunas situaciones, cuando no encontramos opciones que se ajusten completamente a nuestros principios, podemos considerar el voto en blanco como una forma de expresar nuestra disconformidad con las opciones disponibles.

    Al mismo tiempo, es fundamental recordar que como creyentes, también tenemos la responsabilidad de orar por nuestros líderes y gobernantes, independientemente de quién resulte elegido. Debemos rezar para que aquellos que obtengan el poder cumplan con la voluntad de Dios y actúen en beneficio del bien común y la justicia.

    En este momento crucial, es necesario fomentar el diálogo y la transparencia entre los partidos y líderes políticos. Necesitamos que se respeten mutuamente y que se busquen acuerdos sólidos que promuevan la gobernabilidad y el respeto a los principios democráticos.

    En última instancia, como católicos, debemos recordar que nuestra participación en la política no se limita solo al voto, sino que también implica trabajar por el bienestar de nuestra sociedad a través de acciones concretas y de la promoción de los valores evangélicos en todos los aspectos. de nuestra vida. Esto incluye el compromiso con la justicia social, el respeto a la dignidad humana y la defensa de los más vulnerables.

    Que la gracia de Dios nos guía en este proceso electoral y nos dé la sabiduría para tomar decisiones que estén en línea con nuestros principios y que contribuyan al bienestar de nuestra sociedad».