ACDE Hoy

La Fe como faro de nuestro camino empresarial

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Hace unos días, en el primer encuentro de ACDE G40, tuvimos el honor de participar de una charla muy movilizadora digna de ser desarrollada, desmenuzada y repensada en particular en los tiempos que corren.  

Pasó muy rápido dentro de un necesario formato de Zoom de una hora y pico, donde hubo que concentrar mucho contenido.  Es por eso que le dedicamos esta nota para quienes no estuvieron presentes y para quienes sí, y tomarse unos minutos nuevamente en repensarla.

Esta lectura propone recordar algunos puntos centrales que nos compartió el Padre como un primer faro para nuestra travesía emprendedora. Fue una charla la cual nosotros como socios de ACDE no podemos dejar de prestar atención. Es que muy probablemente estemos aquí, en ACDE; justamente buscando un Faro. 

El Padre decía » Sin un faro todo parece lo mismo»

Y entonces me pregunto: ¿Tenemos hoy un faro? ¿Un mapa de los faros? ¿Estamos buscando nuestros faros?

 Muchos de nosotros tuvimos el privilegio de contar con una Catequesis en la infancia y adolescencia, pero ya luego en la facultad y aún más, luego de terminar los estudios, terminamos transitando un mar muy turbulento sin tener una clara guía.  

Si bien la Sagrada Misa, nos ofrece un espacio de encuentro con Dios, pareciera ser necesario seguir trabajando la Fe no solamente los domingos y dejar todo allí, en el banco de la iglesia; sino más bien trasladarla a la semana, a las horas y a cada minuto de nuestras vidas; y en particular, a cada decisión empresarial. Es la semilla que necesita ser cultivada en forma permanente para que de su fruto. Y hoy con tanto ruido podemos tener problemas en términos de nitidez para seguir el camino en las distracciones de la semana y la vida cotidiana. 

El Padre nos decía en la charla « sin un faro todo parece lo mismo» lo cual es una enorme realidad en el mundo veloz actual. 

En esta charla, como una exquisita muestra de Catequesis empresarial, el Padre refería también a los socios de ACDE como personas en constante movimiento, el empresario y profesional emprendedor transformador de realidades. Todos quienes emprenden a fin de poner en movimiento los dones que Dios nos ha regalado.  

Este movimiento refiere a transitar un largo camino, semejante al mar el cual en la antigüedad era considerado un lugar muy hostil y peligroso. Nadie se atrevía a moverse lejos de la costa, y navegaban siguiendo los faros para no perder el rumbo. 

Allí nos explicaba el peligro de tomar caminos malos incluso buscando el bien común. » uno de los peligros de hoy es justificarnos para el mal» decía el Padre.  En dicho momento pensaba cuantas veces los empresarios, se justifican en acciones poco honorables, bajo la excusa que están cuidando las fuentes de trabajo. » El famoso mal menor». Como si algunos males estuvieran debidamente justificados.  Y aquí les pregunto » Acaso el supuesto empresario afligido habló con todos sus trabajadores, cómplices involuntarios; ¿si ellos estaban de acuerdo con seguir el mal camino?» «La tentación siempre se presenta de una forma aparentemente razonable, atractiva, accesible y casi justificada».

En este sentido el Padre fue claro, « el ámbito de la tibieza es rechazado por Dios«. Entonces, es allí donde debemos poner de manifiesto nuestros dones, ser firmes en seguir nuestro faro, y buscar siempre en Dios la respuesta correcta por más dura que ésta sea.  Allí nos decía el Padre, «en esos momentos más difíciles es donde tenemos que confiar en la Misericordia de Dios«.  

Si nos vamos del camino, un faro es justamente aquello que nos permite regresarnos. El camino de Dios decía el Padre, es un camino estrecho y no seguir los faros puede provocar que choquemos con otros y causarles daño también.

Y de eso se trata la vida del empresario cristiano de hoy. Tener el poder del discernimiento, para entender cuáles son los faros adecuados y el camino a recorrer para llegar a destino. 

Hay faros que se apagan, pero el faro de Dios nunca se apaga, es que simplemente a veces no le preguntamos a Dios lo que no tenemos claro que hacer, y  la costa está llena de luces que nos confunden permanentemente.  El padre entonces decía: » Hace falta renunciar a creer que tenemos todo bajo control y apoyar todo en nosotros mismos. Tenemos que reconocer que hay cosas que no llegamos a ver y tenemos que creer en el faro, sino, no es una referencia. El Faro sabe más que yo«.

Agregaba: «la Fe como faro tiene esto de ver y no ver, siempre deja lugar a la duda, es una duda siempre superada, la supera la confianza en Jesús «, «atravesar la dificultad, y entender los signos de los faros, de la Fe, requiere buscar la introspección, como parte del proceso de decisión empresarial»

Finalmente, una vez que conseguimos seguir los faros adecuados, seguir por el camino en buen rumbo y sin chocarnos con otros; es donde podemos decir que el barco está bajo control. Para poder asegurarnos un viaje exitoso, «con la Caridad haremos un canal más profundo», para evitar seguir en el camino adecuado con el riesgo de encallar en algún momento. 

El Padre nos está invitando a ir por más, vivir la vida empresarial con el poder transformador empresario y hacerlo junto con la virtud de la Caridad para además ser felices nosotros mismos y cultivar nuestras almas. 

Como conclusión el llamado a que todo empresario y profesional emprendedor, necesita comprender en profundidad: cómo navegar en un mar turbulento. Entender cómo funciona un sistema de faros. Y de allí nace, la necesidad de una Catequesis del Empresario, como punto de partida para conocer mejor el camino y poder discernir los faros de entre tantas luces. Una Catequesis que nos hable un idioma común, de la empresa. Entender el verdadero significado del dinero, la riqueza, la ganancia, el impacto ambiental, social, la trascendencia, etc…

De esta nota, quisiera dejarles algunas preguntas:

¿Cuál es nuestro plan de catequesis empresarial?

¿Estamos persiguiendo una búsqueda activa de respuestas para hacer negocios en el marco de nuestra Fe cristiana?

¿Podemos tomar hoy una decisión sin rezar a Dios?   

Por último, El Verbo Divino, la Fe debe ser acción. De nada sirve, nuestra Catequesis Empresarial, nuestro discernimiento del encuentro con el Espíritu Santo si luego no convertimos esto en acción transformadora.  

Para cerrar, rezar a Dios y buscar una respuesta junto con Jesús, y como dijo el Padre en la charla « estar atentos a los faros que ya nos puso Dios y Él nos iluminará con el que cada uno necesite para decidir bien» » Que faros nos faltan?»  » Donde queremos ir?»

Sobre el autor

Gerardo Luis Matysiak

Cristiano, argentino, padre de dos hijos, esposo, empresario, socio de ACDE y profesor de la escuela de tecnicos en ATIPAT.

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