El mundo empresarial y laboral están cambiando. Es un hecho. Tras la pandemia de 2020, la velocidad de las transformaciones se incrementó de manera exponencial. Los cambios esperados para una década se manifestaron en apenas dos años. Esto implicó la aparición de nuevas formas de comercializar, impulsadas por el increíble auge del comercio electrónico, forzando la redefinición completa de las Cadenas de Suministros (Supply Chain) a nivel global, con un intenso foco en la planificación estratégica de demanda, proveedores, logística y canales.
Los proyectos de Inteligencia Artificial (IA) que hasta ese entonces eran de mediano plazo, se precipitaron. Las compañías más grandes del mundo debieron reenfocar sus esfuerzos e inversiones para evitar una situación irremontable. A modo de referencia, Open AI fue creada en diciembre de 2015 por un grupo de empresarios y científicos, incluyendo a Sam Altman y Elon Musk, con el objetivo inicial de desarrollar la IA de manera responsable y para el beneficio de la humanidad. El lanzamiento público de la primera versión de ChatGPT (basada en el modelo GPT-3.5) ocurrió el 30 de noviembre de 2022. Hace solo tres años…
Estos cambios, que se hicieron evidentes en tan poco tiempo, impactaron directamente en el mundo laboral. Las empresas comenzaron a revisar sus procedimientos con especial preocupación para no quedarse atrás. Una palpable sensación de urgencia se instaló en el sector empresarial. La premisa de la necesidad inminente de adaptación para la supervivencia empresarial se propagó rápidamente. Pero todas estas transformaciones empiezan a generar consecuencias. Eric Schmidt, ex CEO de Google, afirmó durante su exposición en el America Business Forum Miami 2025 que: la IA “es la herramienta más poderosa que la humanidad haya creado y la prueba más grande que tiene que atravesar”. Muchos pensadores y líderes ya están analizando el impacto ético, social, sociocultural e incluso administrativo generado por los cambios. Nadie está en contra de una herramienta tan poderosa, pero, parafraseando un viejo eslogan, “la potencia sin control no sirve de nada”.
Impacto en los jóvenes recién graduados.
La brecha de las habilidades blandas
Los estudios indican que los trabajadores más jóvenes (a menudo menores de 30 años) son más propensos a ver la IA como una amenaza para su puesto de trabajo en comparación con sus colegas mayores. Esta preocupación se centra en la capacidad de la IA para automatizar tareas repetitivas o de nivel inicial que típicamente forman parte de los primeros empleos de los recién graduados. Aunque no de forma universal, muchas empresas aún proyectan la sustitución de personal en ciertas tareas mediante agentes de IA en un muy corto plazo. Otras compañías ya han iniciado el desarrollo de estos agentes y, en consecuencia, han frenado la contratación de personas. La hipótesis detrás de esto es que la IA reemplaza con mayor facilidad el “conocimiento codificado” (lo que se aprende en libros y en la educación formal), que es lo que traen principalmente los recién graduados, pero le cuesta más sustituir el “conocimiento tácito” o la experiencia acumulada de los profesionales con más trayectoria. Siguiendo con los jóvenes, los especialistas destacan que a nivel profesional quienes ingresan a las empresas producen mucha información, pero de mala calidad. Es decir, o no saben utilizar todas las capacidades de la herramienta o no saben qué preguntar o qué investigar. Les falta la capacidad más importante sobre la que debería enfocarse la educación: Aprender a pensar. Tener pensamiento crítico.
El impacto en los salarios y la polarización
El principal efecto medible de la IA en los empleos de entrada no ha sido inicialmente una bajada de sueldos para los que están empleados, sino una caída drástica en la contratación para puestos junior. Al haber menos oportunidades, la IA actúa como una fuerza deflacionaria en los salarios iniciales. El cambio tecnológico generalmente conduce a la polarización del mercado laboral. Esto implica que:
Aumentan los empleos de alta calificación y altos salarios.
Disminuyen los empleos de calificación media y salarios intermedios (rutinarios y automatizables).
Aumentan los empleos de baja calificación y bajos salarios (tareas manuales no rutinarias).
Los jóvenes graduados que no logran insertarse en el primer grupo corren el riesgo de ser desplazados hacia el tercer grupo, con los consecuentes salarios más bajos o, en el peor de los casos, caer en el empleo informal.
Impacto en el sistema de jubilaciones y pensiones
El sistema de pensiones de reparto se basa en que el dinero aportado por los trabajadores activos paga las prestaciones de los pasivos. El problema fundamental que ya existe es demográfico (baja natalidad y aumento de la longevidad), lo que provoca una disminución en la proporción de activos por cada pasivo. La IA no solo amenaza con reducir el número de nuevos ingresos, sino que podría agravar la situación de dos maneras:
1. Reducción de la base cotizante: Si la IA conduce a un desempleo estructural significativo entre los jóvenes o los obliga a aceptar empleos informales, el número de cotizantes y el monto de las cotizaciones se reducirán.
2. Desfase en la creación de empleo: Si la velocidad a la que se destruyen los empleos junior supera la velocidad a la que se crean los nuevos empleos de alta cualificación, se generará un vacío de cotizantes que aumentará la presión sobre la sostenibilidad del sistema.
En resumen, la IA, al impactar negativamente en la capacidad de los jóvenes para obtener empleos formales y bien remunerados, podría agravar la ya precaria relación entre activos y pasivos, haciendo que las pensiones futuras sean inferiores para las generaciones más jóvenes.
Datos cuantitativos de vacantes y consecuencias sociales
Según un reciente estudio de Stanford, los puestos de trabajo en ocupaciones o empresas expuestas a la IA se han contraído de forma clara desde finales de 2022. La caída es causada principalmente por la congelación de las contrataciones de nuevo personal, no por despidos masivos.
El Financial Times publicó un artículo que ilustra la magnitud del fenómeno en términos de vacantes de nivel inicial:
Reino Unido: El número de vacantes de empleo anunciadas para recién graduados es hoy apenas el 38% de las que había en junio de 2022, lo que representa una caída del 62%.
Estados Unidos: El número de vacantes para recién graduados es cerca del 60% de las que había en junio de 2022, lo que implica una reducción de aproximadamente el 40%.
La principal hipótesis de los investigadores para explicar la caída es la incertidumbre. Las empresas, ante la duda sobre las capacidades de la IA, optan por invertir en capital (IA) y contratar menos personal de nivel inicial, cuyas tareas son las primeras candidatas a ser automatizadas. El no lograr insertarse en el mercado formal tiene consecuencias conocidas en el contexto latinoamericano, que ahora podrían replicarse en el mundo desarrollado:
Aumento de la Informalidad: Los jóvenes terminan en la economía informal, en ocupaciones ajenas a su formación.
Profundización de la Desigualdad: Se agudiza la segregación entre una élite que consigue trabajos estables y la mayoría que queda atrapada en la precariedad.
Malestar Social y Político: La acumulación de jóvenes con altas expectativas que no encuentran oportunidades alimenta un malestar generalizado.
Reflexión final
Esta realidad no se detiene en lo económico. La incertidumbre de un futuro donde el empleo es escaso o el reemplazo por un algoritmo es una posibilidad concreta, está impactando en las decisiones de vida más fundamentales. Los jóvenes buscan evitar el compromiso en las relaciones, la formación de una familia o la adquisición de bienes que los “aten” a un lugar. Respeto al trabajo estarán mucho más atentos a la propuesta económica que a una promesa de futuro. Es lógico, la incertidumbre es hoy una realidad. Como seres humanos, debemos poder ver que un mundo así solo lleva a la abolición del ser. Nadie es especialmente responsable y a la vez todos lo somos en mayor o menor medida. El impacto de la IA no es solo una métrica de productividad o una línea en el balance. Es un agente de cambio que está redefiniendo el futuro de una generación, amenazando con desmantelar el contrato social que sostiene sistemas vitales, desde las pensiones hasta la estabilidad social. Los datos y las consecuencias sociales son una advertencia clara. La IA es “la herramienta más poderosa que la humanidad haya creado y la prueba más grande que tiene que atravesar”. Los líderes de hoy tienen la responsabilidad de gestionar esta prueba. La pregunta final para los tomadores de decisiones no es simplemente cómo adoptarán la IA, sino para quién. ¿El nuevo mundo laboral y empresarial será uno que solo se mira a sí mismo, priorizando la eficiencia inmediata, o tendremos la audacia y la ética para construir una transición inclusiva que proteja el estudio, el trabajo, la familia, la esperanza y la sociedad en su conjunto? Nuestra mirada debe trascender el próximo trimestre para definir el legado de la próxima generación.
