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“El santo de la puerta de al lado”

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Nunzia Locatelli y Cintia Suárez presentaron el libro “Enrique Shaw, el apóstol de los empresarios” (Catarsis, 2025), continuando con una asociación fecunda, investigando y publicando libros sobre venerables argentinos en camino hacia los altares. En este caso, el elegido fue Enrique Shaw (1921-1962), marino, empresario, fundador y primer presidente de ACDE en 1952, entre tantos otros logros, pero, sobre todo, una persona “coherente” y un “adelantado a su tiempo”, como lo caracterizan estas dos autoras, que dialogaron con el Portal Empresa.

Portal Empresa: La primera pregunta que tengo para hacer en ocasión de este nuevo libro que han publicado y que están mostrando y presentando, es ¿cómo fue la idea? ¿Por qué se les ocurrió? ¿Por qué Enrique Shaw y qué es lo que querían contar?

Nunzia Locatelli: Enrique Shaw viene casi directamente después del libro de Mama Antula, de quien somos biógrafas. Hace muchos años que estamos en el tema de los beatos y santos venerables y, terminado ese larguísimo trabajo que culminó con la canonización de Mama Antula, ya estábamos mirando durante esos años el proceso que estaba recorriendo la causa de Enrique Shaw. Nos llamó mucho la atención porque es una causa muy prolija y el personaje es muy interesante, candidato a beato y a santo. Por eso estuvimos esperando esos años, pensando que un día existiría la posibilidad de dedicarse a investigar más sobre Enrique y llegó el momento. Empezamos el año pasado, gracias obviamente a ACDE y al permiso de entrar en el archivo de la Universidad Católica, accedimos a un material muy bien conservado, muy ordenado, realmente un archivo muy bien hecho, algo clave para un investigador. La prolijidad nos permitió también trabajar muy rápidamente, ir directamente a unos temas que eran importantes. Además, tenemos una forma de trabajo de tratar a los santos, a los venerables, que es lo que nos va distinguiendo de lo que hacen los vaticanistas, por ejemplo. Nosotras no somos vaticanistas, pero somos biógrafas.

Cintia Suárez: además, la causa de Enrique Shaw forma parte de una de las causas argentinas promovidas por el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio: las de Mama Antula, el Cura Brochero y también la de Enrique. Era una historia muy necesaria para ser narrada en la actualidad, en este tiempo, por los valores que inspira Enrique. Él pone en el centro la dignidad de la persona y la de los trabajadores y, precisamente en este contexto de 2025 nos parecía interesante reflotar su figura en un momento en el que se puede decir que emerge más el individualismo, el egoísmo. Mientras que Enrique habla de esta de esta salvación colectiva a propósito de lo que nos venía diciendo el Papa Francisco de que “nadie se salva solo”. Era como un personaje, si se permite, muy necesario para este tiempo y que su historia también sea narrada ahora para los lectores que buscan historias esperanzadoras de vida.

PE: El papa Francisco ha dicho públicamente en entrevistas o comentarios, hablando de Enrique, que podía ser el primer empresario santo. ¿Ustedes venían con algún preconcepto acerca de cómo es posible que un empresario pudiera llegar a ser considerado santo?

NL: creo que el prejuicio lo tiene un poco la sociedad, un tipo de sociedad, que ve siempre vinculado al negocio con algo o turbio o injusto. El Papa ya lo dijo, es un empresario, es rico pero santo, algo que parece una contradicción, pero si uno lo piensa bien, Enrique es justamente el emblema de cómo favorecer el trabajo de los otros, tratando de encontrar una justicia social en el lugar de trabajo. También, favorecer el tema de la inserción de la mujer en el contexto laboral de aquella época – años ‘50 y ’60-, es una cosa muy actual y puede ir de la mano con el hecho de ser un empresario.

CS: además, es un empresario que no está solo, sino que está total y permanentemente ligado a los trabajadores. Entonces, de su historia no se puede separar este lugar que cumple la clase trabajadora. También su aspiración de darles mejores posibilidades de trabajo, para que ellos pueden aspirar a otros puestos y a otras condiciones laborales. Esto queda de manifiesto con ese gesto tan profundo de agradecimiento de parte de los obreros en el momento de su enfermedad, donde espontánea y generosamente se autoconvocan para donarle la sangre que él necesitaba…Dichas historias es imposible que surjan de otra forma que no sean de corazón. Esa es la parte extraordinaria de la figura de este empresario, que baja del su despacho para estar de overol en la planta… algo impensado en el contexto de aquel momento en Argentina.

PE: recién mencionaron recién como un hilo conductor entre biografías como el cura Brochero, como Mama Antula o Enrique, por nombrar las que trabajaron ustedes. ¿Qué es lo que observaron que lo distingue, a medida que iban investigando sobre su vida?

NL: Es el santo de la puerta de al lado, una persona normal que vivió en la sociedad que le tocó vivir y con una familia muy grande. También ofreciendo condiciones laborales mejores para los que estaban en su empresa. Incluso en este punto, podemos hacer un paso atrás en los años y pensar a la Rerum novarum de León XIII, la primera encíclica sobre la cuestión social. Fue realmente muy novedosa, un antes y un después en la sociedad de la época -1891-, porque después de esa encíclica, el mundo laboral empezó a cambiar forma muy fuerte. Sesenta años más tarde, Enrique Shaw volvió a ocuparse de estos aspectos en Argentina. Era la época de la posguerra cuando se fundó ACDE, escuchó el llamado del papa Pío XIl y organizó una colecta para la reconstrucción de Europa. Intervino, reunió a un grupo empresario, pudieron hacer esa donación de parte de Argentina y después sobre la base de ese grupo, comenzó el resto de las acciones que lo tuvieron como protagonista.

CS: lo curioso de la personalidad de Enrique es que es una persona que ocupa distintos roles y todo lo hace muy bien. Es un gran hijo que hasta último momento pide por la conversión de su padre, es un gran padre y esposo y a su vez es un buen marino. Es una persona carismática que en cada rol que ocupa lo hace de manera siempre íntegra y de una manera muy coherente entre lo que pensaba, escribía y lo que hacía. Es una persona, que es un laico, que no es un no es un consagrado sino un padre de familia y empresario, pero con estas virtudes extraordinarias en su propia vida que lo hacen diferente. Pero a su vez él transforma su entorno: en el hogar, en la fábrica, en todas estas organizaciones (y que son muchas) de las cuales participaba. No es alguien que pasa desapercibido.  A pesar de que era muy humilde y que por su familia de origen podría haber elegido otro tipo de vida, él opta por una vida austera, muy tranquila y con un perfil también bajo, aunque siempre se destacaba.

PE: quisiera preguntarles, por último, algo más de la “cocina” del libro. ¿Qué es lo que pueden contar acerca del material que fueron trabajando para convertir lo que publicaron?

NL: En este caso nos tocó encontrarnos con un material diferente al de Mama Antula donde por el periodo (siglo XVIII), los documentos son escasos. Las fuentes directas, son abundantes, como por ejemplo las famosas libretitas de Enrique en las que escribía y registraba como buen marino todos sus movimientos, sus pensamientos y sus aspiraciones. También nos encontramos con las cartas y la correspondencia es una fuente documental muy valiosa para abordar estos casos; con las distintas publicaciones que ya venían acompañando todo el proceso y, finalmente, nos encontramos con su hija Sara, que fue una fuente de consulta muy importante. Contamos, además, con el material fotográfico que nos refirió a una época más cercana a nuestro tiempo argentino. Podríamos decir que es más fácil de abordar en ese sentido, pero cada caso tiene su complejidad. Lleva igualmente mucho tiempo de estudio, sobre todo en lo que hace a la historia.

NL: Tuvimos, obviamente, que elegir el material, porque hay mucho y muy bien conservado que nos facilitó el acceso a la historia de vida de Enrique y su entorno. Seleccionamos según nuestra forma de trabajar y según un público al cual nos dirigimos, que es un público generalista, un público que no solamente es católico, que no va a comprar un libro de un futuro santo porque sí.  Pero sí creemos que le va a interesar porque estamos hablando de un argentino, de un hombre que vivió en este país, que hizo su historia favoreciendo a los trabajadores y pertenecía a una familia muy importante (así como la familia de Cecilia, su mujer). Así decidimos presentarlo como uno de los grandes personajes argentinos de la época y de ahí se van a enterar también de su santidad. Es una forma de introducirse en un ámbito que no es lo típico de Enrique, pero va a conquistar a esa gente y de hecho ya las personas que han leído el libro, les gusta muchísimo descubrirlo. Capaz que habían escuchado, el apellido, Shaw o Bunge, nombres que resuenan en la memoria histórica de los argentinos, encontrando un hilo conductor que cuenta una historia.

PE: a nivel personal, a cada una de ustedes, ¿qué les sorprendió y las marcó más luego de haber terminado el libro?

NL: A mí me gustó mucho su coherencia con lo que decía y con lo que hacía. Es una persona de palabra y para mí, la palabra es sagrada.

CS: Personalmente me impactó mucho conocer en profundidad estas mejoras para los trabajadores, porque fue el tiempo en el que mi abuelo era un obrero y gracias a esas medidas como las que impulsaba Enrique, mi papá pudo ir a la universidad y después yo también, siendo la segunda generación universitaria en esa parte de la familia. Algo tan mínimo como mi historia, creo que es un ejemplo de lo que se benefició a muchas familias argentinas, obreras, migrantes internos, que se instalaron en la zona de Berazategui y que pudieron mejorar su condición de vida gracias a que este hombre que tuvo una visión altruista. Él, en particular, ya tenía una vida resuelta, pero no lo miró desde su óptica, siguió estos valores cristianos, que los puso en marcha en la empresa y que hoy son tan habituales como la responsabilidad social. Lo empezó muchos años antes en esta icónica Rigolleau que también marcó y que sigue estando presente en la mesa de los argentinos.

Sobre el autor

Tristán Rodríguez Loredo

Licenciado en Economía (UCA), Magister en Gestión de Empresas de Comunicación (U. de Navarra) y en Sociologa (UCA). Editor de Economía y columnista en Editorial Perfil.

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