Me siento en mi butaca y se levanta el telón para comenzar la ópera Turandot. Al finalizar mi mejilla está mojada por las lágrimas de una profunda emoción por esa obra que nos regaló Giacomo Puccini.
Esta magnificencia del arte para transmitir un mensaje la encuentro en un género al que tengo afición: la Ciencia Ficción. Muchos se confunden con sus escenarios lejanos a nuestra vida cotidiana, pero a mí me ayudan a reflexionar y como escritor esa desconexión escénica con la realidad me permite, como a sus escritores y directores cinematográficos, explorar con mayor libertad las cuestiones humanas, sus conflictos, relaciones y preguntar por la razón de nuestra existencia y su vínculo con la transcendencia.
Crecí con la franquicia Star Trek y se ha convertido en mi serie de cabecera. A través de proyectar escenarios del futuro de la humanidad en el espacio que tendrá su inicio en un futuro próximo, constantemente propone explorar respuestas a la infinidad de preguntas que nos hacemos.
La sed por la reflexión, la pregunta y la exploración de respuestas me ha convertido en un explorador de la Ciencia Ficción, en ese camino encuentro joyas que proponen mensajes que nos conmueven al mostrarnos un camino de esperanza para la humanidad. Podría mencionar muchas películas, pero voy a tomar sólo dos de ellas que creo aportan a esta reflexión.
La primera que les propongo explorar es “2001, a Space Odyssey” (1968, guion de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick, dirigida por Stanley Kubrick). La trama principal sucede en el espacio en un viaje hacia Júpiter para analizar o destruir un monolito negro, mientras sobre la Tierra se desarrolla un conflicto global a punto de llegar a una guerra de destrucción masiva. La pregunta principal que aborda este filme es sobre si existe una entidad transcendente que influye en el universo e impulsa a los grandes movimientos del desarrollo humano.
El segundo filme es Interstellar (2014, guion de Jonathan Lonan y dirección de Christopher Nolan) una de las grandes películas de este siglo por la profundidad de su libro. Nuestro planeta enfrentando la extinción y en búsqueda de uno nuevo para salvar la humanidad. Los escenarios se alternan entre la Tierra y el espacio para tejer una red de vínculos espaciotemporal dando una mirada novedosa en su exploración de la transcendencia humana, proponiendo que el amor es su factor clave.
Ambas películas coinciden en la existencia de un “Artefacto” obsequiado por “alguien” que permite que la humanidad encuentre las opciones para superar sus tragedias. Ponen en juego todo el conocimiento científico, con mayor o menor certeza, para impulsar el proceso de investigación en busca de una respuesta.
El cine se ha convertido en el gran catalizador que une cada rama de la ciencia y la potencialidad de la empresa, que nos habla de la experiencia humana y las consecuencias por las decisiones tomadas que enfrentaremos en el futuro.
Explorar el por qué la Ciencia y los Negocios escapan a la idea de Dios lo encuentro desafiante porque muchas veces se tiende a imponer justificaciones divinas que construyen murallas. Entonces propongo otra mirada para pensar la transcendencia, que creo puede ser el estímulo potencial del desarrollo.
Y si Dios actúa, ¿cómo lo hace?
Cuando Dios puso a Adam y Eva en Edén les impuso dos obligaciones: trabajar para su sustento y cuidar de Edén. También puso un árbol que les prohibió tocar y no le impidió al demonio ingresar. Esto es porque los humanos desde el principio somos libres y capaces de tomar decisiones, de escoger lo que nos es más beneficioso o no y pagar las consecuencias.
Los dos filmes abordan esta cuestión y llegan a la conclusión que debe existir alguien que interviene de alguna forma colaborando a superar las decisiones erróneas de la humanidad. Eso solo puede hacerlo alguien que ame, porque solamente el amor olvida el error cometido o la ofensa, e invita a nuevas oportunidades.
¿Por qué tentar a Adam y Eva?
Romper el lazo entre Dios y la humanidad fue romper el hilo que une a cada ser humano con el otro. El trabajo colaborativo para el sustento y el cuidado de Edén se olvidó y cada uno comenzó a sopesar su propio beneficio. “La serpiente” divide a Adam y Eva, los pone en oposición a Dios. Así fue como la “serpiente” usando la propia inteligencia humana y su capacidad de razonamiento los conduces a querer ocupar el lugar divino.
Esta cita del Libro del Génesis no presenta a Dios ejerciendo el gobierno de Edén, sino que por el contrario lo muestra en un diálogo fraternal y colaborativo.
Es por ello por lo que la Fe no debe gobernar en las ciencias y en los negocios, sino que debe establecer las condiciones que nos alejen de la arrogancia de querer convertirnos en dioses, ya que nuestro universo tiene límites que no podemos superar y como seres humanos estamos sujetos a ellos por ser parte del universo.
El desafío de repensar lo que damos por hecho es parte de lo que definimos como inteligencia a través de la cuál desarrollamos las ciencias y los negocios.
No tengo dudas de que los seres humanos poseemos un lado transcendente, desde el cual nos podemos vincular como si fuéramos uno y así ser capaces de impulsar todos nuestros sueños, como el poder llegar a ser exploradores de nuestra galaxia.