Enrique Shaw Valores

Peregrinos de la esperanza de la mano con San José y Enrique Shaw

Escrito por Augusto Fantasía
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Estamos transitando el mes de San José, santo patrono y custodio de la Iglesia Universal.

El Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris corde nos muestra a San José como un padre trabajador, destacando su relación con el trabajo desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII. De su labor de carpintero “Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo”.

Francisco adiciona que, con una conciencia renovada, San José nos ayuda a comprender el significado cristiano del trabajo, “del que nuestro santo también es un patrono ejemplar”.

Complementariamente, San Juan Pablo II y Benedicto XVI resaltaron cómo San José, a través de su oficio de carpintero, introdujo el trabajo humano en el misterio de la redención. Por ello, Benedicto XVI decía que es importante “vivir una espiritualidad que ayude a los creyentes a santificarse a través de su trabajo, imitando a San José”.

 Enrique Shaw, un ejemplo moderno

Enrique Shaw, empresario argentino en proceso de canonización, en sintonía con los Santos Padres, consideraba la empresa como un instrumento de santificación.

Enrique se preocupaba por la dignidad de sus colaboradores, además de la ganancia económica, la cual siempre garantizaba a través de los Balances Anuales de Cristalerías Rigolleau.

Un ejemplo de esto es la anécdota de cómo resolvió el cierre de la carpintería de la empresa, ayudando a los empleados a formar una cooperativa. Cuando los accionistas resuelven dicho cierre, por cambios en el mundo laboral, donde la eficiencia y la rentabilidad argumentan la sustentabilidad de la empresa, Enrique no esquiva la decisión, pero le encuentra una vuelta: arregla con los empleados el despido, pero les da un préstamo para que armen una cooperativa y los ayuda a comprar un terreno frente a la fábrica. Mediante un contrato de exclusividad, vendieron cajones y pallets a Rigolleau a precios de mercado. La idea es un éxito: la planta baja los costos y los obreros, ya propietarios, mejoran sus ingresos.

Ser signos de esperanza

Su decisión de apoyar la creación de una cooperativa muestra una empatía y un entendimiento profundo de los desafíos y oportunidades de su tiempo.

En el marco del Año del Jubilar, el relato anterior, nos brinda el valioso testimonio de Enrique, quien al discernir los signos del contexto (inestabilidad económica, política y social) y con pensamiento estratégico, no se limita a una solución puramente económica, sino que busca una respuesta que respetara la dignidad humana y ofreciera esperanza, convirtiendo a sus colaboradores en protagonistas de su propia vida.

Este tipo de iniciativas del liderazgo ejecutivo son esenciales para construir un futuro más justo y esperanzador, tal como lo promueve el Jubileo.

 Testimonio de fe en la acción

La forma en que Enrique aborda la situación demuestra cómo la fe puede traducirse en acciones concretas que transforman la realidad.

Su ejemplo junto con el de San José nos invitan a ser “peregrinos de la esperanza” que llevan la luz de Cristo a todos los ámbitos de la vida, incluyendo el mundo laboral.

Culmino con una frase de Juan Pablo Simón Padrós, quien fuera Presidente de ACDE en el período 2014-2017, expresada en su presentación para la Cena a Beneficio de Cáritas La Plata en 2024, “buscar la santidad en la empresa… ¡Es posible!”.

Sobre el autor

Augusto Fantasía

Ingeniero Industrial y MBA (UNLP). Equipo ACDE La Plata.

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