Valores

Una tarde en la casa de Cristo

Escrito por Ignacio Gorupicz
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Hace dos semanas, mi mujer me pidió que la acompañara a una misa en la Basílica de Luján, en Buenos Aires. Era una misa para celebrar el 17º aniversario del movimiento “Hogar de Cristo” en Argentina. “Hogar de Cristo” es una organización benéfica que sirve a los (muy) pobres en Argentina, con especial énfasis en aquellos que intentan dejar la adicción a las drogas y rehacer sus vidas. Esta organización benéfica -de origen chileno- ha ayudado a miles de personas a través de casas y granjas de recuperación, programas de prevención e iniciativas de empleo (cooperativas textiles, servicios de catering, impresión gráfica). Los miembros de este movimiento suelen ser muy pobres y tienen dificultades para encontrar empleo.

Fuimos a la Basílica con mi mujer, nuestros hijos (Olivia y Tomás) y mi mamá. Llegamos un poco antes por lo que la mayoría de los miembros del Hogar el Cristo no habían llegado. Su llegada fue bastante poco convencional para lo que estoy acostumbrado. Era básicamente cientos de personas entrando a la Iglesia cantando con tambores – como los que se usan en los estadios de las canchas de fútbol (al menos en Argentina). También había alguien que traía un globo con la imagen del Papa Francisco y varias banderas. Me gustó la autenticidad y el candor con el que estaban celebrando su Cumpleaños. La Iglesia se sentía llena de vida. 

En la misa, nos sentamos en medio de ellos y un miembro del Hogar de Cristo compartió una galleta con cada uno de mis dos hijos. Probablemente tenía muy poco en la vida, pero aun así encontró algo para compartir con los demás. 

Después de la misa, nos invitaron a sus celebraciones, que tuvieron lugar cerca de ahí, en la Villa Marista (un complejo con instalaciones deportivas, iglesia y escuela primaria y secundaria). La Villa estaba abarrotada de cientos de personas. Hubo charlas, música y deportes, así como lindos momentos de oración. 

En cuanto a la comida, se podía comprar en una de las cooperativas que tienen (catering) por un precio, pero la mayoría de los participantes habían traído su propia comida. A esa mayoría que había traído su propia comida, se les había pedido que trajeran un 20% más para poder compartir y asegurarse de que hubiera comida para todos.En el Hogar el Cristo – así como en tantos otros lugares – probablemente podamos cumplir con las bienaventuranzas de la Biblia todas a la misma vez. 

Las Bienaventuranzas (Mateo 25: 35-36)

Porque tuve hambre y me diste de comer, 

Tenía sed y me diste de beber, 

Yo era un extraño, y tú me invitaste a entrar, 

Necesitaba ropa, y tú me vestiste, 

Yo estaba enfermo y tú me cuidaste, 

Estaba en la cárcel y viniste a visitarme.

 

Seguí caminando y vi unos cuantos carteles con frases edificantes. Miren algunos de ellos (clic para ver todas:

Ya pasaron dos semanas y todavía siento una gran alegría en el corazón cada vez que recuerdo aquella tarde. No ocurrió nada especial ni les ayudamos en nada. Mi familia y yo sólo pasamos una tarde en el hogar de Cristo; les aseguro que Él estaba ahí.

38 Dándose la vuelta, Jesús vio que le seguían y les preguntó: “¿Qué queréis?” Ellos respondieron: “Rabí” (que significa “Maestro”), “¿dónde te alojas?” 

39 “Venid -respondió- y lo veréis”. Fueron, pues, a ver dónde se hospedaba, y pasaron aquel día con él. Eran cerca de las cuatro de la tarde. 

Juan 1: 38-39.

Sobre el autor

Ignacio Gorupicz

Socio en McKinsey & Company. MBA Stanford University. Master en Finanzas UTDT. Contador y Licenciado en Administración (UBA). Vicepresidente Primero ACDE y Presidente del Encuentro Anual ACDE 2021.

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