Todo país tiene crisis, tiene corrupción, momentos nefastos. Pero no podría dar otro ejemplo de país en el que la reacción del ciudadano es: «Todo el mundo lo hace». Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, La Nación 8 de julio de 2016
El primer punto del Compromiso Personal Empresario se refiere a la corrupción. Se pide a los empresarios comenzar el camino por dar el ejemplo destinado a un cambio de cultura definida en forma clara por Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional en una entrevista publicada en La Nación del 8 de julio pasado.
La corrupción es un mal generalizado en el mundo. Desde un enfoque cristiano no puede ser de otra manera. El hombre, según nuestra concepción, es “naturaleza caída”, o sea creado bueno por Dios cayó en el pecado original y, desde entonces, comparte en su naturaleza la tendencia a la perfección de la bondad divina y su inclinación permanente a cometer actos malos. No existe, por lo tanto la pureza absoluta ni podemos pretenderla. Por eso el primer punto del Compromiso no pide que “no cometamos ningún acto de corrupción” pide “No consentir la corrupción como inevitable”. O sea combatir el concepto de que “todo el mundo lo hace” en palabras de Manguel.
No es tarea fácil en la vida empresaria, pero tampoco imposible. En las diversas actividades de producción de bienes y servicios el problema de la corrupción aparece con distintos grados y diferentes niveles. Desde la mentira en las medidas de los productos, la participación pedida a proveedores y otras prácticas similares hasta la coima directa en licitaciones públicas o privadas, el elenco de actitudes corruptas más o menos graves es amplio. A ello se agrega ciertas prácticas en nuestra vida privada: el “acomodo” en nuestro club para obtener mejores horarios para practicar deportes, la contribución a instituciones ficticias para asegurarnos protección, el soborno al cajero para obtener buenas localidades en el teatro o en el cine, etc.
Pero debemos convencernos que esto ocurre porque en la Argentina se impuso hace ya muchos años, la cultura del “todo el mundo lo hace” y la misión consiste en erradicarla. Para ello un ejercicio importante es saber que la corrupción será una tentación permanente y que, frente a ella, debemos reaccionar analizando cada situación desde la prudencia y la caridad. La primera nos indica los caminos para evitarla sin causar “daños colaterales” como serían la imposibilidad de competir porque perdemos “ventajas” que otros inescrupulosos aprovechan. La caridad (el amor) nos lleva a analizar nuestros actos desde el daño que podemos producir a nuestro prójimo y a la sociedad poniendo este parámetro como medida esencial de nuestros actos: si la conducta que debemos emprender causa un daño irreparable a nuestro prójimo debemos desecharla.
Nada fácil….pero no se trata de predicar la utopía, sino el idealismo. La utopía es un “no lugar”, el idealismo es una brújula.
Excelente reflexión. Cuanta verdad
Muy buen análisis. Hoy junto con el cortaplacismo, la viveza , la inconsciente irresponsabilidad y un extraño y jamas reconocido sentimiento de inferioridad que, nos obliga a representar un papel distinto, a lo que somos; mas bien a renegar de lo que somos; con esta rara mezcla de vicios menores obtenemos una poderosa bacteria que nos impide ser una sociedad consolidada, madura y comprometida con nuestro bien común . Cambiar es cambiar en serio, atrevernos a enfrentar nuestros fantasmas para exorcizarlos y poder caminar asumiendo nuestro destino.
PRUDENCIA: «Los hermanos Pagani, dueños de Arcor SA, también comparten sociedades offshore. Luis Alejandro aparece como «beneficiario final» de Quinam Investments y Roquel Properties, ambas todavía en actividad. Mario y Lilia Pagani figuran como accionistas de Lafico Group Limited.»
La Pobreza y el Hambre en Argentina está en relación directa con los millones de impuestos QUE NO SE PAGAN en el País…. CARIDAD para mi BOLSILLO.
Gracias.