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La reprogramación de la mente subconsciente

Escrito por Lalo Huber
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Nuestra aptitud para caminar, aunque es un verdadero prodigio de la naturaleza, nos parece algo totalmente natural. Es lógico que nos parezca algo sencillo, ya que es el resultado de un programa mental-cerebral que se comenzó a formar en la más tierna infancia, en nuestra mente subconsciente, y que se completó, en su primera etapa, alrededor del año de edad. Luego siguió ajustándose, a partir de las influencias del entorno, que seguramente nos llevaron a copiar el estilo de andar de personas cercanas. Como adultos, con nuestro programa ya cristalizado (estabilizado y rigidizado), y completamente “cableado” en nuestro cerebro, podemos caminar sin siquiera pensar que lo estamos haciendo, inclusive realizando otras actividades al mismo tiempo, y sin notar que se trata de una proeza física asombrosa.

En este estadío, se nos presentan dos opciones. Una es aceptar nuestro modo de andar, naturalmente adquirido, con sus virtudes y defectos, y la otra es reemplazarlo por uno nuevo, más perfecto, que nos permita movernos de manera más elegante, armónica, coordinada, erguida y/o saludable. Claro que esto requerirá un proceso de re-aprendizaje, o re-educación, es decir una nueva programación mental-cerebral, similar a la recibida durante la infancia, pero esta vez no adquirida de manera inconsciente y automática, sino controlada de manera consciente, con un claro fin en mente. A este proceso se lo conoce como auto-reprogramación consciente.

Transformar cuerpo y personalidad. Con foco, esfuerzo y perseverancia, podemos reprogramar la mente, para mejorar radicalmente nuestra forma de caminar, hablar, pronunciar, gesticular, pararnos, sentarnos o sonreír, o también para optimizar expresiones faciales, miradas, posturas o la coordinación y exactitud al movernos. Todas estas funciones, y muchas otras, que hemos aceptado tal como nos fueron programadas, determinan nada más y nada menos que la personalidad e imagen que proyectamos al mundo. Con un trabajo más profundo y focalizado, podríamos inclusive reprogramar, y perfeccionar, la forma en que respiramos, digerimos o dormimos, e indirectamente nuestro sistema inmune y circulatorio. En suma, re-programándonos, prácticamente podemos transformarnos en otra persona, mucho más efectiva, sana y atractiva.

Ensayo vital. La reprogramación de los mecanismos mentales subconscientes que gobiernan los movimientos automáticos del cuerpo se puede concretar mediante la intervención consciente de la conducta. El proceso consiste en realizar repetidamente la acción o movimiento que queremos modificar, controlando, de manera consciente, que se produzca exactamente en la forma en que desearíamos realizarlo, y no en la que lo venimos realizando habitualmente. En otras palabras, se trata de simular, insistentemente, que nos manejamos de manera óptima, a partir de un estricto control consciente. Así, en cierta forma, le estamos sacando el control del movimiento o acción automática a la mente subconsciente, dándoselo a la conciencia, para que lo realice como realmente deseamos o como corresponde.

Así, es posible modificar cualquiera de las acciones automáticas que realiza nuestro cuerpo. Tal como un actor puede, a conciencia, transformar íntegramente su aspecto personal y su comunicación verbal y no verbal, a través del ensayo dirigido y disciplinado, también podemos hacerlo nosotros, no solo para un evento puntual, sino para actuar de manera más efectiva en esta película llamada “vida”, en este escenario conocido como “mundo”.

Auto-reprogramación de modelos mentales. Tal como podemos reprogramar nuestras funciones orgánicas y capacidades psicomotrices, podemos reconfigurar la parte más profunda y abstracta de la mente, la que aloja nuestras creencias básicas y modelos mentales cristalizados. Estas definen la visión subjetiva que tenemos del mundo y, a través de ella, gobiernan todas nuestras opiniones, tendencias y actitudes. Por ejemplo, si reconocemos tener el prejuicio de que la gente en la calle es en general agresiva, maleducada o desagradable, lo que nos lleva a todo un repertorio de actitudes cotidianas de poca o nula amabilidad, podemos optar por reprogramarnos y corregirnos. Así, podemos forzarnos diariamente para mantener una conducta perfectamente amable, hacia todos, aunque esta no sea la que naturalmente nos surge, y aunque aún no confiemos totalmente en su efectividad o conveniencia.

Focalizados y concentrados, con disciplina y perseverancia, reemplazamos nuestra falta de amabilidad habitual por todo un arsenal de gestos agradables, sonrisas, elogios, saludos, optimismo, regalos, calidez y agradecimientos, sin discriminar en lo más mínimo. Gradualmente, la cordialidad se irá programando en nuestra mente, como un nuevo modelo de conducta automática, y cada vez la sentiremos como más natural. Al mismo tiempo, iremos viendo los buenos resultados que se van produciendo en nuestras relaciones interpersonales. Notaremos como cada vez más la gente que nos rodea deja de parecernos difícil, volviéndose más y más agradable, y fortaleciendo nuestra confianza en el proceso de cambio personal. Así se establecerá un círculo virtuoso de mejora continua de creencias, conductas y resultados, que nos llevará a transformar íntegramente nuestra personalidad, haciéndola radicalmente más positiva, atractiva y, en consecuencia, efectiva.

Por medio de este trabajo consciente podemos reprogramar la mente, eliminando o reemplazando cualquier pensamiento, sentimiento o comportamiento negativo que esté complicando nuestra vida. El requisito básico es que los reconozcamos, y que estemos dispuestos a hacer un esfuerzo consciente y sostenido en contra de nuestros propios automatismos.

Sobre el autor

Lalo Huber

Consultor de empresas, conferencista, coach ejecutivo, músico y profesor universitario. Fue gerente y asesor en empresas nacionales y​ ​multinacionales​ como Exxonmobil, Telecom​ Argentina, Telecom Italia, SAP y Banelco. Dicta clases en las Universidades de Buenos Aires, Rosario y Entre Ríos.

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