¿Te acordás cuando eras niño/a y tu mamá te contaba un cuento?
Te pido permiso para contarte uno:
Un agricultor, cuyo maíz siempre había obtenido el mejor premio en la Feria del estado, tenía la costumbre de compartir sus mejores semillas de maíz con todos los demás agricultores de los contornos.
Cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo: «En realidad es por puro interés. El viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinización rebajaría la calidad de mi propio maíz. Ésta es la razón por la que me interesa enormemente que sólo planten el mejor maíz».
Todo lo que das a otros te lo estás dando a ti mismo.
Hace unos días recibí por whatsapp esta historia que escribió Anthony de Mello en su libro ‘La oración de la Rana’ y pensé qué interesante sería llevarla al ámbito empresarial.
Reunir a un grupo de colaboradores, compartir esta parábola e invitarlos a reflexionar sobre la misma.
Como disparadores, plantearía las siguientes preguntas:
- ¿Qué podría ser el mejor maíz que puedo compartir?
- ¿A quienes invitaría a compartir mi mejor maíz?
- ¿Qué valores identifico en esta historia, y como influyen en mi y en la organización donde trabajo?
Luego que cada uno trabaje en esas preguntas, invitaría a poner en común las respuestas y propondría re escribirlas con todas las opiniones.
Este tipo de actividades grupales en donde se trabajan lecturas motivacionales son un recurso muy utilizado en entornos laborales para fomentar el buen entendimiento entre los integrantes de un equipo, la unión y el trabajo colaborativo, entre otros beneficios.