Parece un lugar común, una obviedad en la que no merece la pena detenerse. Pero las organizaciones de todo tipo están constituidas no sobres personas aisladas sino sobre seres humanos que interactúan con otros, muy especialmente con los de su entorno. Y en el ámbito laboral, ese marco de referencia es el equipo.
El trabajo en equipo es un aspecto clave a tener en cuenta en las organizaciones. Los equipos impactan en toda la organización en los equipos de arriba, los del medio, los de las áreas y es muy importante pensarlos desde su etapa cero.
De la misma manera que el ser humano tiene sus etapas biológicas, es posible discernir etapas en los equipos. Puede iniciar como un grupo de trabajo y que de este devenga un pseudo equipo que luego se transforme en un equipo potencial y para que llegue a equipo verdadero hay que construirlo y desarrollarlo en conjunto. Sin embargo muchos equipos creen que lo son pero terminan siendo grupos trabajando en compartimientos estancos.
Un equipo maduro se distingue de uno inmaduro cuando si se cambian las piezas el equipo sigue avanzando. Un buen equipo es aquel que se acostumbra a resolver problemas por sí mismo. El principio rector de los equipos debe ser Concentrarse, integrarse y alinearse.
En algunos casos los equipos están formados hace tiempo, pero no se conocen, realmente, desde lo individual. El conocerse con el otro hace que las relaciones de trabajo sean mejores y devengan en una sinergia laboral. Es importante conocerse mejor como personas para trabajar mejor como colegas.
La integración siempre tiene que ver con el qué y la alineación tiene que ver con el cómo. A veces las distintas formas de llevar el cómo hace que parezca que van hacia distintos qué. El hacer distintos cómos lleva a que el equipo en mediano plazo se desintegre.
Existen dos tipos de equipo, por un lado están aquellos que están unidos por el pasado, por una historia en común. Por el otro se encuentran los que se unen por una visión entusiasmante de futuro. Si esta visión es clara y compartida se evidencia el principio de concentrarse, integrarse y alinearse.
Uno de los grandes desafíos en los equipos es el de integrar y vincular a las distintas generaciones. Puede realizarse a través de la inclusión de los sabios pero también encauzando la energía de las nuevas generaciones.
En los equipos festejar los logros y aquello que se repita le da sustentabilidad, salud emocional, motivación y reconocimiento al trabajo realizado. Los festejos y las celebraciones ayudan a crear una cultura y un ADN en común que hace que sean parte de una energía colectiva de equipo. Las celebraciones cíclicas las podemos ver en lo macro social con los aniversarios. Los equipos deben tener algún hito de aniversario pero sobre todo festejo de logros, momentos donde se nivelan las jerarquías y aparecen las otras partes de las personas.
El hacer algo cíclico es lo que se utiliza para dejar un legado que se va pasando, como un testigo en una posta, de generación en generación. Todos esos logros que uno ve en el presente están construyendo el libro para las generaciones que vengan. Algo tan simple como festejar o actividades que parecen lúdicas, pueden recrear la motivación de un área. Detrás de la entrega de ese reconocimiento o celebración se forman rituales para la cultura organizacional que devienen en hitos.