Valores

Kentenich y Francisco: la comunicación de la verdad

Escrito por Carlos Barrio

Comentarios a la oración del Papa Francisco a la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (2018).

Escuchar artículo

El hombre se expresa a través de la comunicación. Todo lo que hace se comunica de una u otra forma. Como dice Watzlawick “no es posible no comunicarse”[1], porque “toda conducta es comunicación”[2].

Por ello al comunicarnos expresamos nuestro ser, nuestras creencias y valores. Pero muchas veces tratamos de ocultar nuestras verdaderas intenciones a través de mensajes que en la apariencia dicen algo, pero tienen otra intención que se mantiene o pretende mantenerse oculta, o también directamente falseando la realidad a sabiendas (“fake news”).

Lo que se busca con estos falsos mensajes es atraer la atención y la adhesión de las personas a ciertas causas destacando ciertos aspectos y ocultando otros.

Todos antes o después de alguna manera hemos caído en alguna medida en esta trampa que podríamos llamar “manipulación” del mensaje que transmitimos a otros, y que usamos para llevar agua a nuestro molino, generando confusión, ambigüedad, exclusión, sensacionalismo, superficialidad, prejuicio, agresividad y/o falsedad en lo que transmitimos, como señala el Papa Francisco en su oración..

Por eso la auténtica comunicación comienza en el corazón del hombre, en su intención más profunda, en aquel lugar en el cual no tiene lugar la mentira, “donde reina la veracidad y la verdad domina todo y sobre todo triunfa”[3].

Buscar transmitir la verdad es todo un proceso humilde, arduo y profundo, que lleva implícito un compromiso de fidelidad para expresar lo que vemos como realidad y reconocemos como verdadero, sabiendo que nuestra mirada es siempre parcial y acotada y que tenemos que dejar espacio para otras interpretaciones.

Por un lado vemos cómo nuestra cultura, los modelos mentales y nuestros intereses nos llevan -muchas veces sin darnos cuenta- a enfatizar y/o relativizar algunos aspectos de la realidad que percibimos. Como dice el Talmud, “no vemos el mundo como es sino como somos”.

Pero por otro lado tenemos que reconocer que nuestro corazón se inclina también hacia el mal y el egoísmo  y que en esas circunstancias, cuando comunicamos, lo hacemos basados en intereses mezquinos, ocultando a sabiendas la verdad.

Cuando comunicamos debemos tener muy presente nuestras  perspectivas de interés, es decir aquellos aspectos  que reflejan la estructura personal que nos constituye y la situación o circunstancias personales, en cuanto a intereses, anhelos y necesidades que cada uno de nosotros tenemos y perseguimos. Dice Kentenich, que, “mi naturaleza tiene un punto de vista muy particular, una perspectiva, y esa perspectiva está dictada por mis intereses, por mi vida. Mi naturaleza está orientada así, y quiere una respuesta. Esta es pues la perspectiva de interés.” [4]

Viene a mi mente inmediatamente las distintas miradas que surgen desde las perspectivas de interés que existen, si somos dueños o empleados de una empresa, o si formamos parte de una asociación empresarial o un sindicato.

La escucha de la perspectiva de interés nos refleja los deseos y necesidades nuestros y de los demás, muchas veces conscientes y otras no tanto.[5]

Solamente a partir de esta consciencia de la dificultad que todos llevamos para ser objetivos en nuestros juicios es que podremos ir descubriendo la verdad.

Como me decía el otro día en una conversación el padre José María García, uno de los grandes desafíos que tenemos hoy es evangelizar nuestra perspectiva de interés, llenándola de valor para resignificarla.

Si por ejemplo, en el mundo del trabajo el empresario tiene una mirada acotada y reduccionista de sus propios intereses, probablemente no podrá incluir en su perspectiva los intereses de los asalariados y por lo tanto no los comprenderá ni los tomará debidamente en cuenta. De igual forma si el asalariado no amplía su comprensión de su perspectiva de interés incluyendo los intereses del empresario, no podrá comprenderlo ni abarcar la problemática que este último vive.

Tomar en consideración la perspectiva de interés de la otra persona e integrarla con la mía, es a mi modo de ver, uno de los grandes desafíos que enfrenta la comunicación y las empresas.

Kentenich era muy consciente de las tensiones que se viven en la sociedad y en todas las organizaciones y nos ofreció caminos para superarlas, a través de lo que él llamó una “una creadora unidad de tensión”[6], en la que los polos confrontados no deben independizarse, sino integrarse, descubriendo que se trata de una misma realidad orgánica.

Siguiendo esta línea podemos decir que no existe empresa sin capital pero tampoco sin trabajo. Ambos aspectos deben integrarse en una perspectiva de interés integradora que los abarque y conforme y no que los disocie, aísle y enfrente de forma destructora.

Si no logramos establecer una creadora unidad de tensión, se producirá una destructora unidad de tensión. Esto ocurre lamentablemente muchas veces como consecuencia de la imposición por la fuerza de una de las partes en tensión sobre la otra. Vemos a diario esta falta de vinculación de los polos en tensión en los salarios paupérrimos que en muchos lugares fijan las empresas que tienen una posición dominante en el mercado, así como en otras circunstancias en las huelgas interminables, en las que no se busca superar el conflicto y se prolongan en el tiempo. Estos son dos ejemplos típicos en los cuales se cierra la comunicación y se termina instalando una destructora unidad de tensión entre las partes.

Sólo desde una síntesis superadora de la tensión podremos rezar junto con nuestro Papa Francisco “Haznos reconocer el mal que se insinúa en una comunicación que no crea comunión” como nos propone.

Esta comunión no debe llevarnos a la uniformidad sin tensión, sino a lograr esta síntesis creadora,[7]  que nos permita descubrir las corrientes de vida que nos atraviesan. Para la búsqueda de ellas deberemos desarrollar un auténtico  liderazgo que nos conduzca a “ser autores u origen de vida desbordante”[8] como destaca Kentenich. ¡Así de fuerte y desafiante es el liderazgo que propone!

El líder es aquel que es capaz de “mantener un contacto vivo”[9] con sus colaboradores, siendo conscientes que en cada persona y en la comunidad existe  un torrente de vida.[10] Por lo tanto el líder será quien deberá estar auscultando la realidad para ir descubriendo en dónde se encuentran las corrientes de vida, para fomentarlas, desarrollarlas y hacerlas circular a través de todos. [11]

Quisiera traer a colación dos casos que representan polos opuestos de liderazgo y de comunicación, uno orientado hacia el desarrollo de corrientes de vida y otro cerrado sobre sí mismo y destructivo.

El primero lo encuentro en la empresa peruana de guardias de seguridad privada Liderman, fundada por Javier Calvo Pérez.

La actividad de guardias de seguridad estaba muy desprestigiada en el Perú cuando Calvo Pérez comenzó a incursionar en ella. Los guardias eran ridiculizados y considerados personas muy básicas, sin educación ni criterios de discernimiento. Calvo Pérez les devolvió su dignidad.

Cuenta en su libro “La oreja en el piso”[12] que “nuestro esfuerzo de años se ha enfocado en recuperar la dignidad de todas las personas que trabajan en el sector de la vigilancia privada, sobre todo en Latinoamérica”[13] De esta forma llevó a cabo lo que dice Francisco en su oración “donde hay agresividad, haz que llevemos respeto”.

Señala que entre las claves de su éxito estuvo “… 4 Trabajar solo con personas y empresas éticas, que tengan los mismos o similares valores que los nuestros, que estén comprometidas con los seres humanos, con la sociedad y con el medio ambiente.”[14] Desde esta perspectiva llevó adelante la frase de la oración de Francisco que dice:” donde hay falsedad, haz que llevemos verdad”.

Otro de los aspectos centrales de sus principios empresarios que aplicó a su empresa, se basó en que “el líder … debe tener … la oreja en el piso de la organización, para escuchar hacia abajo tanto como sea posible, incluyendo a aquellas personas a las que, por lo general, nadie brinda tiempo ni les ofrece la apertura necesaria para hablar sobre sus sentimientos.” [15] De esta forma Pérez Calvo sentó como principio lo que Francisco nos dice en su oración” donde hay ruido, haz que practiquemos la escucha”.

El segundo tipo de liderazgo y comunicación, que califico como mecanicista y orientado a su exclusivo beneficio, sin importarle y tomar en consideración el bien común, lo podemos ejemplificar en la falsa información que tanto Volkswagen como Toyota transmitieron a las autoridades regulatorias de Estados Unidos de América en distintas circunstancias.

Volkswagen, reconoció haber equipado unos 11 millones de vehículos diesel en todo el mundo vendidos entre 2009 y 2015, con un software capaz de falsear los resultados en un test de contaminación de los motores diesel.

Como resultado de este fraude, sus motores habían sorteado con éxito los estándares de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (E.P.A.). Los vehículos implicados emiten hasta 40 veces el límite legal de óxidos de nitrógeno por lo que se pone en duda si los motores diesel de la compañía alemana son en realidad más limpios que sus motores de gasolina.

Volkswagen admitió que lo ocurrido le costó 18.200 millones de dólares.
Por su lado Toyota fue investigada durante 4 años por las autoridades norteamericanas para determinar si la automotriz había engañado a sus clientes y las autoridades con los problemas de repentinas aceleraciones de sus coches. Finalmente Toyota fue penalizada por haber ocultado los defectos de sus vehículos, es decir por mentir y dar la idea que el inconveniente había sido solucionado. Los defectos en sus vehículos causaron la muerte a más de una veintena de personas. Eric Holder, uno de los miembros del Departamento de Justicia usó los términos más enérgicos posibles para hablar de la empresa, al decir que la conducta de Toyota había sido “vergonzosa” y que prefirieron “proteger la marca antes que a sus clientes.”

Estos casos nos hablan de la cultura del engaño y la mentira, contraria a una corriente de vida. Es más, diría que son justamente corrientes de muerte, que, además de basarse en el engaño, les costó la vida a personas y contaminó el medio ambiente.

Tenemos que volver a descubrir el verdadero sentido de la empresa como nos dice Enrique Shaw, que  “… además de ser una célula de la vida económica, debe ser una comunidad de vida”[16], que fomente que los trabajadores aporten la  “… iniciativa propia y contribuyan con un caudal insospechado de fantasía creadora …” [17] y se sientan “estimulados a trabajar con alegría”[18].

De esta forma podremos integrar las perspectivas de interés de todos los partícipes y generadores de la riqueza empresaria y fomentaremos las corrientes de vida que vayan surgiendo a nuestro paso.

Sólo a través de un liderazgo que se entienda como servicio a la vida será posible recuperar la confianza del hombre en el hombre y la alegría que surge de un trabajo lleno de sentido, generando una sana comunicación, para así poder rezar junto a Francisco: “Tú eres fiel y digno de confianza; haz que nuestras palabras sean semillas de bien para el mundo”.

Mensaje del Papa Francisco para la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Referencias

[1] P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D.D. Jackson, “Teoría de la Comunicación humana. Editorial Herder (1997), pág. 52.

[2] P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D.D. Jackson, “Teoría de la Comunicación humana. Editorial Herder (1997), pág. 50.

[3] José Kentenich. “Hacia el Padre”, 604.

[4]cfr. Horacio Sosa. “El Desafío de los Valores. Aportes de José Kentenich a la pedagogía actual”. EDUCA (Ediciones de la Universidad Católica Argentina). Año 2.000, pág. 263

[5] Dice Juan Pablo Berra que “… todos los sentimientos son energías que brotan como consecuencia de un deseo o de una necesidad satisfecha o insatisfecha.” Juan Pablo Berra. “Los 7 niveles de la Comunicación”. Editorial SB. Julio 2009, pág 89.

[6] José Kentenich. “Mi filosofía de la educación”. Editorial Schoenstatt (Agosto 1985), pág.11.

[7] Idem

[8] Idem, pág. 46

[9] José Kentenich. “Textos Pedagógicos”. Editorial Nueva Patris (Herbert King) – 2005-, pág.304.

[10] Idem, pág. 304 y 305.

[11] Idem, pág. 306

[12] Javier Calvo Pérez. “La oreja en el piso”. Editorial Aguilar (2012).

[13] Idem, pág 15

[14] Idem, pág. 28

[15] Idem, pág. 38

[16] Enrique Shaw. “… y dominad la tierra”. Editorial ACDE (2010), pág.29.

[17] Idem

[18] Idem, pág. 30.

Sobre el autor

Carlos Barrio

Abogado (UBA) con una extensa carrera en el sector legal de multinacionales. Coach Profesional (Certificación internacional en el Instituto de Estudios Integrales). Posee posgrados en Harvard y UBA.

Responder a Fake news y periodismo de paz: “La verdad os hará libres” – Portal Empresa .:. X

1 comentario