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Los residuos en la Economía Circular y la mirada hacia el 2030

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Nuestro país genera diariamente unas 40.000 toneladas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y cerca de 1.800.000 toneladas al año de Residuos Industriales No Peligrosos (RINEs) asimilables a RSU. El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) genera 21.000 Tn/día de RSU, y 700.000 Tn/año de RINEs. Residuos particularmente fuera de toda gestión son los neumáticos fuera de uso (NFU), de los que se generan unas 130.000 Tn/año en todo el país, de las cuales unas 30.000 en la Provincia de Buenos Aires y más particularmente en el AMBA.
Estos datos surgen principalmente de los registros disponibles de fuentes diversas, públicas y privadas. Un indicador ausente sea a nivel nacional, como en los niveles provinciales y municipales, es el de la masa tratada y dispuesta en forma ambientalmente segura versus la masa generada por tipos de residuos.

Marco Normativo

En los últimos diez años ha habido una cierta proliferación de normas aisladas en el marco regulatorio ambiental, principalmente en municipios y provincias, intentando encauzar el destino de estos residuos de manera sustentable y atendiendo a la minimización, recuperación, reúso, reciclaje y valorización en una secuencia jerarquizada de prioridades de tratamiento y destino.

Este marco regulatorio, requiere para su eficaz concreción la existencia de infraestructura, una verdadera industria de residuos, que permita la correcta gestión y disposición de los residuos urbanos e industriales, que hoy es deficitaria frente a la masa de residuos generada anualmente.

Las mayores debilidades en esta materia pasan por un marco regulatorio ya obsoleto, con más de 25 años de antigüedad, y la dificultad de actualizarlo, así como la emisión de nuevas leyes que en aquel entonces no se habían planteado.

Debe promoverse una ley de presupuestos mínimos para la gestión integral de RSU y RINES de manera ambientalmente sustentable que permita claramente la implementación en el corto plazo de la infraestructura necesaria. Esta ley debería considerar aspectos tales como la gestión y valorización energética de NFU, el coprocesamiento de residuos con valor calórico residual en empresas de alta demanda energética, la eliminación de enterramiento de residuos y la erradicación los de basurales.

Cabe señalar que aún está pendiente la reglamentación de la ley nacional 25.612 de presupuestos mínimos de protección ambiental sobre la gestión integral de residuos de origen industrial y de actividades de servicio, que sean generados en todo el territorio nacional y derivados de procesos industriales o de actividades de servicios, que coexiste con la ley nacional (de adhesión) 24.051 sobre residuos peligrosos.

Esto permitirá contar con un marco regulatorio actualizado, moderno y progresivo para continuar el proceso de mejora en la gestión de este tipo de residuos haciendo énfasis en el concepto de trazabilidad y responsabilidad, desde la cuna a la cuna en el contexto de la economía circular.

Con la promulgación de las leyes de promoción de las energías renovables y las energías distribuidas se ha dado un gran paso hacia adelante en la posibilidad de corregir un proceso de falta de inversión en materia energética que se ha dado especialmente en los últimos 40 años.

Es por ello que la mirada al 2030 debe empezar por una fuerte puesta al día en el marco regulatorio, en la incorporación de tecnología, y en la promoción de las inversiones tanto privadas como públicas.

Infraestructura

Hay instalaciones ya en funcionamiento en torno al CEAMSE de plantas de Tratamiento Mecánico-Biológico, así como la generación de energía eléctrica a partir de biogás obtenido de las celdas de los Rellenos Norte III y Ensenada. También otra planta TMB en Zavaleta, CABA. Este modelo de gestión es el que debería multiplicarse en las grandes ciudades, incorporando la valorización energética de casi un 20% de los RSU que hoy van a enterramiento.

La consecuencia inmediata de la falta de infraestructura es que los rellenos sanitarios se están agotando, particularmente en el AMBA, a lo que hay que sumar que en numerosas localidades y provincias la práctica de los basurales no controlados sigue siendo lo habitual.
En varias provincias existen inventarios desde hace más de una década de basurales a cielo abierto, sin ningún tipo de control ni resguardos técnicos, que al día de hoy siguen funcionando y no han sido erradicados.

La erradicación de basurales, con la consecuente remediación de los sitios contaminados es una prioridad sanitaria y ambiental. En estos sitios la propagación, por medio de diversos vectores, de agentes patogénicos es uno de los mayores peligros a los que se ve expuesta la población. Los mismos basurales concentran sustancias tóxicas que contaminan el suelo y llegan a las napas, a lo que se suman los gases de combustión incompleta en las quemas.

Hay muchas oportunidades en esta mirada hacia el 2030, y una breve enumeración pasa por la implementación de una economía circular que en sí contiene la recuperación y el reciclado de materiales, así como la valorización energética a partir de los residuos sólidos urbanos y los residuos industriales y comerciales. A esto debe añadirse, siempre en el contexto de la circularidad, la eficiencia energética, el desarrollo de las renovables en la matriz energética, el cierre de basurales, y la progresiva disminución de los enterramientos.

Otra debilidad también es la falta de actualización tecnológica, tanto desde el punto de vista regulatorio como de las condiciones para alentar inversiones, con la sola excepción de las energías renovables.

El aspecto específicamente ambiental de diversificación de la matriz energética mediante la incorporación de las energías renovables es la clave del desempeño para las próximas décadas, visto que al mismo tiempo se pueden resolver aspectos relacionados con el destino de la basura urbana y los desechos del agro y de la industria.
No es posible hablar de economía circular sin tener en cuenta que en dicha circularidad interviene también la energía a partir de la fracción orgánica de los RSU, de los desechos del agro y la agroindustria.

La economía circular no se refiere solamente a la reutilización y el reciclado de materias y sustancias, sino que debe tener en cuenta la energía asociada en los procesos y residuos. Esto significa eficiencia energética y aprovechamiento de la energía residual.

En cuanto al desempeño y desarrollo de las renovables es mucho lo que hay por hacer. Se advierte un paulatino crecimiento de los emprendimientos licitados, aunque hay que reconocer que hay una cierta demora, y que las metas establecidas por la Ley 27.191 no se están cumpliendo.

Por otro lado la contribución de las energías renovables distribuidas es un deber pendiente ya que se está en una fase muy incipiente. Esta contribución en la matriz debe promocionarse decididamente en el corto plazo.

Por ello hay dos objetivos primordiales: la actualización del marco regulatorio, y la previsión de la incorporación de nuevas tecnologías en dicho marco. Esto permitirá dar fundamento a una visión del 2030 que implique un verdadero avance en materia ambiental de la mano de la economía circular.

Un aspecto que también consideramos de crucial importancia es el de la financiación de los proyectos ambientales, especialmente aquellos que implican un fuerte componente de bienes de capital y adquisición de tecnologías. Un abordaje novedoso consiste en colocar en la escena de los destinatarios de esta financiación a las empresas especialistas y dedicadas a la gestión y administración de proyectos ambientales.

En diversas entidades se hacen escenarios a plazos más largos también, como 2040 y 2050.
Uno de los propósitos de esta mirada es establecer estos objetivos y metas en un cronograma que permita llegar al 2030 con un panorama ambiental que esté a la par de los países más desarrollados los cuales, por haber transitado ya la curva de aprendizaje, pueden contribuir muy fuertemente al logro de las metas, en un marco de cooperación y transferencia tecnológica.

Escenarios al 2040 y 2050 en los variados aspectos de lo ambiental, la economía y la demografía ya están vigentes en la Unión Europea; nosotros tenemos que ser capaces de plantearnos y resolver de modo semejante esos desafíos.

Sobre el autor

Witold Roman Kopytyński

Fundador de SIM - Servicio Integral de Medioambiente. Consultor de empresas en materia ambiental. Secretario de la Cámara Empresaria de Medio Ambiente (CEMA).

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