Dos cosas me llenan de admiración y respeto a medida que profundizo en ellas:
el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí.
Immanuel Kant
Nada, no dijo nada. Como en la columna anterior (enlace) el título es un tanto fake, acorde a los tiempos que corren. ¿Se tendría que haber titulado “qué hubiese dicho Kant sobre compliance?”; puede ser. En concreto, en este breve espacio, tomo algunas de sus influyentes ideas y miro, observo compliance a través de ellas.
Immanuel Kant (1724-1804) fue un creyente de la razón. La razón es nuestra legisladora; los sentimientos, en cambio, son muy frágiles. No te permiten advertir el carácter universal y extendido de lo que rige tu conducta, que habla espontáneamente en la voz celestial de la conciencia.
Verbindlichkeit
Pensar que alguna vez estudié alemán. Cuatro años, dos veces por semana. Al menos, puedo explicarle las partes de esta palabra: Verbindlichkeit. Empezando por atrás, “-keit” es la terminación de un sustantivo como “-dad” en responsabilidad. En el medio, “bind” -del verbo alemán binden- es la parte más importante de nuestra palabra y significa: atar, ligar, comprometer. (En inglés hay algo parecido). “Ver” es un prefijo que indica un proceso hacia un resultado.
En síntesis: Verbindlichkeit es la palabra de Kant para obligación moral.
Obligatio, en latín, tiene la misma parte principal: ligare= atar.
No es que extrañamos a Mariano o a Santo, lo que pasa es que aquí está lo interesante: cumplir la obligación moral me liga, me conecta, me vincula con el otro. Es decir, la ley moral no es pura atadura o mordaza, es una obligación que me permite, me habilita o facilita otro tipo de vínculo. Uno mejor, claro. Y más libre.
La obligación moral es muy diferente de la ley jurídica para Kant. La jurídica nos coacciona desde afuera, la moral desde adentro. Además, la ley moral se cumple en diversos grados. En cambio, legalmente estás dentro o fuera.
Kant, consultor de compliance
Kant nos recuerda que compliance contiene no solo leyes jurídicas, sino también morales. Entonces, en la capacitación, en lugar de solo enfatizar los castigos de la ley jurídica -que, en verdad, son más para la empresa que para el empleado- por qué no subrayar los mejores vínculos sociales que todos podemos producir: más confianza, más respeto, menos corrupción, más equidad, más transparencia, más justicia.
Ejemplo. Un empleado del área de compras de una empresa adhiere al valor transparencia y actúa con independencia y objetividad. Esta adhesión lo lleva a auto limitarse y a no aceptar un regalo-soborno de un candidato a proveedor. La auto restricción lo libra de la influencia que el candidato busca ejercer sobre su decisión de compra y puede responder con justicia a la función asumida voluntariamente en la organización.
Achtung. El Kant más exigente, nos diría que, si solo cumplimos las leyes para evitar el castigo, porque nos conviene o para lograr un resultado, eso no es muy ético. Pero ese tema es too much para esta columna.
Menschenwürde
Menschenwürde es la palabra de Kant para dignidad humana. Dignidad es el valor per se del hombre. No es su valor útil, ni son sus méritos, sino el valor que detenta por el mismo hecho de ser humano.
¿Y cuál es para Kant la actitud correspondiente/correlativa a la dignidad?
El respeto. Somos de la misma especie.
Kant sostiene que la persona no puede valorarse solo como medio -para fines ajenos o propios-, sino como un fin en sí mismo.
Kant cerraría la reunión de consulta insistiendo en que la condición para que compliance haga efectivas sus potencialidades es que antes -o primero-, la gente experimente que se la respeta y no que se la considere un medio para que la empresa pase de ser acusada.
p.s. Inspiraciones de esta columna: S. di Sanza, O. Guariglia, G. Vidiella.