Valores

Una fábula de animales

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“No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos”
Juan 15,13

Ver este maravilloso video me conmovió. Pensé inmediatamente cómo las conductas instintivas de los animales son un ejemplo para nosotros, seres inteligentes que guiamos nuestra acción por la razón y, a veces, dejamos de lado buenos instintos.

Esopo, el gran fabulista griego, supo utilizar a los animales para dejarnos enseñanzas a los hombres, método que luego fue seguido por contadores de fabulas más modernos. En las fábulas los animales actúan según sus instintos, pero el narrador los hace hablar y explica su conducta como si fuera producto de la voluntad libre. Así construye la moraleja final.

¿Qué veo yo en este magnífico video? La primera idea que me surgió es la relación, muchas veces conflictiva, entre viejos y jóvenes.

Un León adulto -quizás ya anciano- soberbio, seguro de sí mismo, sin pedir ayuda y en soledad, cruza un pantano. Del otro lado le espera la manada de hienas. Es el mundo nuevo y por él desconocido que lo acecha, se ríe de su audacia, lo cerca y lo ataca. Es inútil recurrir a su fuerza, su experiencia y su valentía. Las hienas imponen su número, se ríen y saborean su presa.

Cuando todo parece perdido en el horizonte aparece el león joven. Pudo haber pasado de largo. Quizás le convenía el fracaso del león adulto; quizás el pasaría a ocupar su lugar en la manada. Pudo recordar con sarcasmo, la soberbia del veterano animal cuando pretendía imponer su experiencia como único criterio para dirigir la manada: “cayo en su propia trampa” -piensa el león joven- “ahora que se arregle”.

En la realidad primó el instinto que lleva a los animales a proteger su especie. En la alegoría de la fábula podemos convertirlo en un ejemplo de Amor y respeto. El león joven decidió jugarse la vida. No parecía simple atacar él solo una manada de veinte hienas sin la ayuda del león adulto ya derrotado.

¡Cuántas veces en nuestra vida vimos al viejo león rodeado de las miserables hienas que se ríen de el y están saboreando su derrota y humillación! Cuál fue nuestra actitud?. En muchas ocasiones nos sumamos a las burlas de las hienas o pasamos de largo porque la vida o el honor del viejo León no era nuestro problema.

El joven León no lo vio así. Ante el peligro de enfrentar a las hienas que lo superaban en número no dudó. Cruzó el pantano, se solidarizó con su compañero exhausto y dispersó a las hienas que, cobardes, dejaron de reírse. Puso su vida en peligro por su amigo. El instinto pudo más que la razón y el premio fue compartir con el débil su triunfo.

Una lección de vida. Frente a la burla a la nobleza, no pasemos de largo. Sepamos jugarnos en defensa de los mas débiles y asistamos a quien tiene razón sin temor a la burla y el desprecio.

Sobre el autor

Enrique del Carril

Abogado. Ex director de la revista EMPRESA. Fue presidente del Colegio de Abogados de la CABA entre el 2006 y el 2010. Socio fundador del Foro de Estudios sobre Administración de Justicia (FORES).

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