“O sea: el directivo, que busca la unidad en su propia vida, debe intentar que la consigan también sus empleados, e incluso otros stakeholders: clientes, proveedores, accionistas… Por eso necesita que la espiritualidad esté presente en su organización: porque es condición necesaria para los objetivos de la empresa a lo largo del tiempo. Y esto no es un añadido a su tarea, sino que forma parte de la misma.” Antonio Argandoña, blog de Ética, Economía y RSE, IESE,2014.
“Si la diversidad está al tope de la agenda corporativa, ¿por qué no se incluye a la fe?” La pregunta no salía retóricamente de la prédica de un pastor electrónico sino del núcleo duro del capitalismo globalizado, el World Economic Forum. En dicho artículo, se hacía referencia que en un proyecto desarrollado por el Pew Research Center se estimaba que en todo el planeta para el 2050 habría 2.300 millones de personas que se declaran creyentes contra sólo 100 millones que manifiestan su prescindencia y subraya que la dimensión no está en declive, un lugar común en buena parte de la cosmovisión occidental. El mundo tal cual lo vimos crecer económicamente dominado por una cultura de origen cristiano deberá hacer lugar a otras cosmovisiones: musulmanes, hindús, budistas; en un mundo más religiosamente diverso.
Según un estudio de la Religious Freedom & Business Foundation (RFBF) de principios de este año, hay una gran disparidad de menciones en los valores enunciados en las presentaciones en sus páginas web de las principales empresas de las Fortune 100: por ejemplo factores raciales están mencionados en el 95% de los cuestiones que se repiten más de 1.000 veces. En cambio, los aspectos religiosos están señalados sólo 92 veces en total en el 43% de las páginas. Tampoco a la hora de elegir a la dimensión religiosa como el hilo conductor de los programas corporativos utilizados para promover la inclusión de los colaboradores: sólo el 5% del total de dichos programas la incluyen, casi 7 veces menos que los basado en cuestiones de raza.
Dentro de los rankings que se elaboran para muchos ratios relevantes, uno de ellos ordena a las grandes corporaciones internacional New Corporate Religious Equity, Diversity and Inclusion (REDI) Index en el que curiosamente califican en el tope a muchas empresas tecnológicas y financieras que también están en la lista de las Fortune 100. Entre las mejores 10 están:
- Google/Alphabet
- Intel (tie)
- Tyson Foods (tie)
- Target
- American Airlines (tie)
- Facebook (tie)
- Apple
- Dell
- American Express (tie)
- Goldman Sachs (tie)
En el último Coloquio de IDEA, Gabriela Olivan Directora de Comunicación para Latinoamérica Hispana de Accenture y socia de ACDE moderó el espacio de reflexión sobre la fe en la vida de la empresa. La acompañaron Laura Ge, del directorio de Santander Argentina, Farmacity y es asesora Ejecutiva de Sancor Seguros; Javier Goñi, Director de IDEA y Gerente General de Ledesma y también vía remota, Sam Mizrahi, empresario fundador de SwissJust y de la Fundación Forge. Si bien la actividad no fue abierta al público sino que se restringió sólo a los inscriptos al Coloquio, Olivan contó su experiencia días más tarde en Infobae pero lo que sorprendió luego fue la repercusión por la interpelación a la que fue movilizado muchos lectores. “Hace años que escribo artículos para medios de la región-comenta Gabriela- y nunca me ocurrió como en este caso por la cantidad y variedad de consultas, comentarios e inquietudes que pude recoger de personas vinculadas con el mundo de la empresa animados a realizar actividades, explorar caminos o simplemente preguntar cómo empezar programas para incluir la espiritualidad dentro del ámbito laboral”. Literalmente, le llovieron pedidos de dónde consultar para implementar programas de espiritualidad en la empresa, promover grupos de oración, elaborar pautas de desarrollo de aspectos religiosos, como una clara búsqueda de nuevos caminos, más abarcativos y que atendieran demandas reales.
Quizás la primera novedad es que, tal como muestran los estudios antes citados, la dimensión de la fe está subvalorada en la vida de las organizaciones, como si fuera una señal de debilidad, una ligazón con algo mágico que no encuadra en la racionalidad del homo economicus corporativo.
La pandemia, la incertidumbre acerca de un horizonte seguro, la ruptura del paradigma de la previsibilidad y la confianza depositada en cuestiones que se revelaron vulnerables también invitaron a buscar otras respuestas para las preguntas de siempre. Y coincidiendo con la percepción de que las organizaciones para ser plenas y promover el desarrollo de las personas que las forman deben incluir todas las dimensiones que hacen a la humanidad, sin tabicar aspectos ni relegar hasta formar una caricatura de las cosas que realmente importan. La generación del mundo del hacer, por un lado y otro universo, más realista, en el que todos depositamos lo más valioso que tenemos: nuestra propia identidad. Porque nadie da lo que no tiene. La plenitud no es dar lo perfecto sino lo mejor de nosotros mismos.
Estoy de acuerdo con EL CAPITALISMO SOCIAL…..el liberal que valora el capital humano…..como hacía nuestro fundador de ACDE…ENRIQUE SHAW……
estoy de acuerdo con el capitalis mo social….que practicaba nuestro fundador de ACDE…..ENRIQUE SHAW…..