De la serie «Organizaciones que aprenden» (uno de seis)
Un framework en transición
La crisis del COVID-19 nos invita a mirar el futuro extravagantemente incierto con ansiedad mientras buscamos alguna señal mínima de certeza que nos de algo de seguridad en una prospectiva cada vez menos clara.
Esta situación incierta, histórica y atípica que nos toca experimentar como humanidad, nos genera incomodidad, inseguridad, miedo y ansiedad. No es para menos, todo esto es nuevo para nosotros y por más que empiecen a avizorar escenarios pos pandemia, lo que sí podemos asegurar es que el concepto de normalidad cambio y que no sabemos a ciencia cierta qué pasará en el futuro. El día después será muy distinto a lo que conocemos, porque cambió la lógica de nuestro vínculo con la oficina, con el hogar, adquirimos nuevos hábitos y el contexto nos demandó otro tipo de habilidades. Tuvimos que organizar distinto el tiempo,
convertir nuestra mesa del comedor en nuestro escritorio, dividir las tareas de la casa y nos dimos cuenta en el mientras, que todo esto no era tan malo. Nos dimos cuenta que podíamos diseñar otra realidad posible. Descubrimos una nueva forma de trabajar y de vivir, y esto que pensamos que era circunstancial, se empezó a convertir en un plan a largo plazo. Con este enorme caudal de incertidumbre se nos presentaron dos escenarios: gestionarla y adaptarnos o padecerla.
Si nos predisponemos, la incertidumbre puede ser nuestro motor del cambio y del desarrollo. Hay estudios que demuestran que cuando sentimos incertidumbre y estamos estresados somos más receptivos y podemos ser más innovadores. Por qué pasa esto? Porque nuestro cerebro, al estar en alerta, se pone abierto a nuevas y variadas posibilidades y somos mucho más osados para tomar decisiones. Esta postura proactiva, es una actitud deseable si queremos gestionar la incertidumbre y aprovecharla.
Todo esto nos lleva a pensar seriamente en la agilidad en el aprendizaje. Porque lo que tenemos que poder desarrollar frente a este entorno tan cambiante es la capacidad de aprender rápido cosas nuevas. Ya era necesario antes pero ahora parece algo indispensable. La adaptación de habilidades pos pandemia es crucial para construir resiliencia y agilidad emocional.
Pensemos en todo lo que tuvimos que aprender de adaptación en este último tiempo. Lo hicimos, y lo hicimos muy rápido, bueno, ahora es momento de escalarlo.
Es momento, cómo organizaciones, de abrir un diálogo interdisciplinario, con colegas, con otras áreas, que nos ayude a avanzar juntos y ponernos bajo la piel del futuro que enfrentamos. Si no tenemos todas las respuestas, podemos abrir con otros nuevas preguntas. Realidades potenciales nos esperan. La construcción de nuevas habilidades será la palanca estrategia para adaptarnos a la nueva normalidad y surfear la incertidumbre.
Todo este escenario representa un framework en transición, un espacio por construir, una oportunidad para pensar sistémicamente otro tipo de organizaciones centradas en el aprendizaje de habilidades para el trabajo y para la vida. Es posible y deseable que nuestras organizaciones se conviertan en verdaderos hubs de aprendizaje.
Empleo vs. empleabilidad
La pandemia aceleró que nos zambullamos de una vez por todas en el mar de la digitalidad. Pero este escenario, así como trajo muchas oportunidades, también nos mostró una realidad dolorosa, si pensamos en términos de inclusión y acceso: los excluidos 2.0. Las brechas que antes estaban invisibles, hoy se hacen presentes más que nunca.
Cuando hablamos de ser digitales, hablamos de poder hacernos flexibles y más que una serie de conocimientos y de habilidades, requiere un reseteo de los modelos mentales y los modelos cognitivos porque implica cambios estructurales en la manera de observar, analizar, reflexionar y actuar. Ser digitales no es solamente usar tecnología, ser digitales es un mindset, una actitud.
Muchas ocupaciones, roles y oficios corren el riesgo de ser reemplazados a partir de la digitalización de la economía y la aceleración que nos trajo la pandemia, esto no es nuevo, solo que hoy lo vemos más claro. Resignificar el empleo por la empleabilidad es una oportunidad para las organizaciones, porque proyectar el futuro del trabajo es desarrollar capacidad de empleabilidad. Este es el momento.
La palabra empleabilidad nos habla de empleo + habilidad. Mientras que el empleo es fijo, la empleabilidad es dinámica, se nutre de nuevas habilidades, está siempre en desarrollo y es el motor del desafío adaptativo. Empleabilidad es, en resumen, la capacidad que cada persona tiene de tener empleo de manera sustentable, ya sea empleandose o emprendiendo, más allá de las circunstancias a través del desarrollo de habilidades que trascienden los puestos laborales.
¿No es esta una oportunidad para pensar el desarrollo de capacidades que fomenten la empleabilidad? ¿No es esta una oportunidad para ampliar diversidad en agendas digitales y tecnológicas? En los proximos posteos explicaré cuáles son esas habilidades y cómo las organizaciones pueden convertirse en hubs de aprendizaje permanente.
Estas líneas son producto de años de investigación, lecturas profundas y conversaciones sentidas. Sin querer plantear respuestas, estas líneas son una puerta para dar vida a nuevas posibilidades. Es difícil para mi cerrar una publicación, por que cuando siento que estoy llegando al final, nuevos interrogantes inundan mi mente. Espero que este ejercicio de escritura te nutra y te genere también, preguntas nuevas. Mi trabajo crece con tu feedback, siéntete bienvenido a dejar tus comentarios.