Carta del Director

Semana de Mayo de 2020

Imagen: Eurico Zimbres (CC 2.5)
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Los argentinos tenemos sensaciones especiales en el mes de mayo. Desde muy chicos nos han inculcado que el 25 de este mes nació la Patria, lo cual es parte de la verdad.  La Semana de Mayo de 1810 fue el puntapié inicial, pero nuestra Patria se fue construyendo poco a poco en épocas gloriosas, pero también turbulentas y sigue definiéndose hoy pasados 210 años de aquellos sucesos.

Parecería frustrante pensar que nuestra patria no definió totalmente su identidad luego de dos siglos, pero no es tan dramático; dos siglos en la historia de una Nación no es mucho. Si miramos a Europa podemos ver como sus distintos países cambiaron radicalmente en ese periodo de tiempo afrontando problemas similares a los que hoy tenemos en la Argentina. Creo que, aun reconociendo las grandes diferencias que nos separan, la historia contemporánea de Alemania nos puede dejar muchas lecciones. En la primera mitad del siglo XX vivió la desmesura y fue víctima de la soberbia. Con su orgullo herido convirtió inocentes en chivos expiatorios a quienes culpar por sus propios males y se entregó a un fanático mesiánico, rodeado de criminales, que sumió al mundo en una guerra que costo la vida de más de 50 millones de hombres y mujeres. Pero, al borde de la desaparición, supo encontrar su camino de paz y hoy es la locomotora de Europa.

Ciertamente quizás puede decirse que estas reflexiones no son propias de un momento de alegría como es el festejo del nacimiento de nuestra Patria, pero considero que una forma de honrarla es ahondar en nuestras falencias y en los errores cometidos para intentar evitar tropezar siempre con la misma piedra.

Desde mayo de 1810, al lado de las actitudes heroicas y sacrificadas que caracterizaron a nuestros antepasados, incluso a todos aquellos que se incorporaron en las sucesivas inmigraciones, nuestra sociedad se caracterizó por la desmesura, la intolerancia a quien piensa distinto y la búsqueda de caudillos salvadores.

Nuestras guerras civiles fueron prolongadas y pocas veces cerraron definitivamente las heridas que produjeron. Hubo generaciones que lograron superar las divisiones y propusieron un proyecto de país que incluyera a todos. La lúcida generación de  1837  fue la inspiradora del pacto constitucional de 1853/60 que todavía nos rige. La generación de 1880 superó definitivamente los últimos resabios de la división entre unitarios y federales, pero no encontró la salida institucional que permitiera conciliar la democracia con la república. El radicalismo, revolucionario en sus orígenes, levantó la legítima bandera del sufragio universal y el peronismo alertó sobre la necesidad de la justicia social. Pero, lamentablemente, estos esfuerzos se vieron oscurecidos por el vicio del personalismo y la subordinación de las instituciones a la búsqueda del poder, muchas veces tras la aparente justificación de que el atajo autoritario era el único camino para construir la Nación.

Hoy seguimos sufriendo esos mismos defectos. Pero tenemos nuevas realidades que nos permiten superarlos. Ningún sector o partido puede “golpear la puerta de los cuarteles» porque nuestras Fuerzas Armadas han demostrado que no serán cómplices de nuevos golpes de estado. Desde 1983 los argentinos sabemos que las soluciones solo se darán en democracia.

Persiste la grieta alimentada por la debilidad de nuestras instituciones, especialmente de la Justicia que ha perdido la confianza de la ciudadanía al resignar su función como Poder independiente de influencias políticas partidarias, situación agravada por la desidia demostrada en esta pandemia al prolongar una injustificada inactividad cuando se cuentan con los medios electrónico para elaborar un protocolo de actuación que proteja la salud de litigantes, jueces, abogados y empleados.

Los dirigentes de empresa somos parte de la sociedad y compartimos sus virtudes y defectos. Como dirigentes cristianos nos toca hacer nuestro aporte desde el mensaje evangélico de verdad, justicia y amor al prójimo. En las graves circunstancias que ahora vivimos, en esta semana de mayo de 2020, debemos emular a aquellos patriotas que tomaron graves y riesgosas decisiones con la idea de construir una nueva Nación.

Podemos superar la grieta con el diálogo y el respeto al otro, pero no debemos transar con la mentira y la impunidad.

 

 

 

 

Imagen: Eurico Zimbres (CC 2.5)

Sobre el autor

Director Portal Empresa

Director de Portal Empresa, la revista digital de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE).

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2 comentarios

  • Muy bien dicho con valentía y verdad…lo mejor de todo, para mi, «Podemos superar la grieta con el diálogo y el respeto al otro, pero no debemos transar con la mentira y la impunidad.»

  • El análisis de nuestra realidad, partiendo del 25 de mayo de 1810, es coincidente con el sentimiento mayoritario al menos de mi grupo etario, este es un Pais en formación donde aún las Instituciones básicas Justicia, Educación salud, no se afirmaron, y la coyuntura mundial que nos afecta, no alienta un cambio de madures positiva en nuestra Patria.