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Un buen mensaje entre medio de tanta desesperanza

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Luis María Monsegur, emprendedor con 30 años de actividad en la industria del conocimiento y quien entre los años 2015 y 2018 trabajó promoviendo la inclusión desde el sector público, tomó interés por el trabajo que actualmente están haciendo en la Fundación Espartanos. Los Expartanos, Espartanos liberados, tomaron un rol fundamental durante la crisis de la pandemia.

“Hace años que estamos haciéndonos mala sangre por lo que hacen nuestros políticos con nuestro pobre país. Quiero que todavía sepan que existe gente buena, que puede cambiar este descenso en el que nos estamos arrastrando. Les cuento que hace un par de días tuvimos un encuentro virtual de voluntarios de Espartanos. Fue ahí que me enteré que este año María Eugenia Vidal estuvo trabajando como voluntaria porque ella sintió que necesitaba seguir ocupada en temas sociales, ya que hace 15 años forma parte de su que hacer. Tenía la necesidad de seguir empujando esos temas.

Ella nos dijo que eligió trabajar como voluntaria en Espartanos porque dice que la fundación tiene alma, que desde el amor desinteresado y predicando con valores logra que varios o muchos cambien su vida.

Nos dijo que este año, como consecuencia de la pandemia, toda la gente en situación de calle no pudo seguir en la misma, la cual trataron de ubicar en los refugios, y eso generó cierta violencia ya que es gente con desórdenes mentales o adicciones. Se le ocurrió a María Eugenia convocar a los Expartanos, espartanos liberados, para que trabajen en esos refugios. Ella lo que cuenta es que en pocos meses esos espartanos pudieron empatizar con esta gente en situación de calle, porque venían todos del mismo infierno.

En poco tiempo lograron que haya paz, orden, los homeless los empezaron a llamar “profes”, los tomaron como maestros. Empezaron a darles o enseñarles los valores que habían ido aprendiendo, y es increíble porque ya las comisarías no necesitaron ir más. Nos contó Vidal que estaba pensando convocar Expartanos para ir a trabajar a los barrios carenciados más peligrosos en todo el país.

A mí me parece increíble este tema del caído que se levanta y que puede ayudar a otros a levantarse, y claramente Vidal está alineada con esa actitud. Les quería transmitir que no todos los políticos son mala gente, no todos tienen doble mensaje. Hay gente buena, preparada y honesta que seguramente con esa gente, independientemente de los partidos, nuestro país va a poder volverse a levantar y a empezar a dar trabajo.

«Un buen mensaje entre medio de tanta desesperanza», Testimonio de Jesús Vega, Expartano

Imagen: https://www.fundacionespartanos.org/

Se acercó uno de la Fundación y me ofreció ir a trabajar a paradores de emergencia. Acepté porque quería empezar a trabajar. Me tocó en Parque Avellaneda y me dejó sorprendido porque cuando llegué al parador vi familias, hombres, mujeres y chicos que estaban en situación de calle, fueron rescatados y están siendo alimentados y asistidos.

Me hizo recordar mucho a las necesidades que pasaba yo de chico. Fue fácil involucrarme con la gente porque era del mundo donde yo me crié. Gracias a Dios, encontré muy buena respuesta de la gente. Lo que yo hago en los paradores es repartir la comida y darle asistencia, contenerlos, charlar con ellos, preguntarles cómo están. Ayudarlos a resolver sus problemas.

También le corto el pelo a los chicos. Enseño a hacer manualidades si quieren tener un oficio, les enseño a escribir. Conocí un hombre de 57 años que quería salir del parador porque había conseguido trabajo, pero no sabía escribir su nombre y apellido para firmar. En una semana le enseñé y fue a firmar su contrato con la compañía, ahora está laburando de cocinero.

Mi trabajo con la gente es interesarme en qué necesitan y en qué puedo ayudarlos. Muchas veces uno termina desbordado porque quisiera ayudar a todos y no se puede.

Lo básico es dar lo que recibís. Poder dar un poco de amor, un poco de atención y una ayuda. Pienso que si todo fuera así de poder ayudar al prójimo sería todo más llevable, más en época de pandemia.  Dar un consejo, un abrazo, darles fe de que pueden salir de la situación de calle y que si se esmeran pueden ser alguien en la vida. Nunca hay que bajar los brazos y siempre hay que luchar hasta que suene la campana”.

Sobre el autor

Francisco Domínguez

Fue becario en Revista Empresa.

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