Valores

¡Yo no lo quiero olvidar!

Escrito por Patricia Sclocco
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Aprendí muchas cosas: aprendí a parar, a que no siempre se puede, padecí más que nunca los limites, tuve que pensar rápido y fuera de la caja, tuve que ser flexible, tuve que amigarme conmigo y con mi casa, que de repente se convirtió en el único lugar seguro del mundo y en mi base de operaciones: trabaje desde casa, mi cocina se convirtió en nuestro “restó favorito” donde probamos miles de recetas; la terraza en un circuito cerrado de entrenamiento ninja y las escaleras en el circuito aeróbico, única manera de conservar un poco de cordura ante las interminables horas de estar sentada frente a la compu, nuestro única forma de comunicación con el mundo exterior. Años poniendo en duda si la híper conectividad es buena o mala, definitivamente es buena y fue lo que nos salvó de convertirnos en ermitaños. Festejamos zoompleaños, hablamos por video llamada con los parientes lejanos, cenamos con amigas por video llamada para no perder la sana costumbre de juntarnos, aunque sea una vez por mes.

Disfrute infinitamente compartir días y semanas enteras con mi hija como nunca antes lo habíamos hecho; leí muchísimo; pinte más que nunca, ordene, desordene, cambié los muebles miles de veces, encontré el momento para hacer un curso de restauración de muebles y sumarme a clases de filosofía y de Opera. Gracias Totales a los que fueron rápidos y encontraron la forma de reinventarse para seguir compartiendo conocimiento y finalmente amigarnos con la idea de darnos tiempo para conectarnos con nuestros hobbies y la inmensa lista de pendientes que venimos acumulando bajo la frase: “cuando tenga tiempo voy a” y aprendí, también, que el momento es ahora y permitirme tiempo para mí misma.

Tomé real dimensión de lo finito de la vida, perdí amigos queridos… aprendí a valorar más que nunca cada instante y la importancia de estar cerca de los que uno ama y no perder el foco ante la adversidad y la incertidumbre. Tuve momentos de profunda reflexión sobre cómo había encarado mi vida y llegue a la feliz conclusión de que tengo una Buena Vida, que aún en momentos de tanta adversidad la decisión de tener una Buena Vida es lo que me sostuvo en muchos momentos de incertidumbre y me ayudo a conectar rápidamente con el “modo supervivencia” comiendo sano, haciendo actividad física, manteniendo rutinas de sueño y priorizando escuchar muy buena música a seguir las noticias calamitosas en las redes y en los medios.

Lo único que no puedo superar es la falta de esos abrazos fuertes que te reinician el alma, pero confío en que pronto volverán.

Y como dice Murakami:

“Y una vez que la tormenta termine, no recordaras como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta termino realmente. Pero una cosa si es segura. Cuando salgas de la tormenta, no serás la misma persona que entro en ella. De eso se trata esta tormenta”.

¡Qué tengan una buena vida y un excelente comienzo de año!

Sobre el autor

Patricia Sclocco

Directora de Comunicación y Asuntos Públicos en Securitas Argentina. Cuenta con posgrados en la Universidad de San Andres, Universidad Austral y el Instituto de Estudios para la Sustentabilidad Corporativa.

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