Es un hecho que, cuando navegas en las redes, todo a tu alrededor se vuelve “vos mismo”. Los algoritmos te acercan símiles de lo que ya surfeaste y, si viajaste a Paraná, sus olas te insisten en que vuelvas, tanto o más, que mis amigos entrerrianos. Inquietante.
Hashtags mediante, veo y leo sobre Compliance. Lo que observo es que, así como en los años 90 todo era Calidad Total, hoy todo es Compliance.
Entiendo que pueda sonar áspero lo que escribo, sobre todo si usted es de las personas que tiene buenas intenciones y quiere un mundo mejor. Aun así, lo invito a notar que ciertos discursos que promueven Compliance le adscriben casi todas las buenas acciones y aspiraciones en favor de la humanidad y su planeta.
Compliance es un olmo y no un peral
Compliance no es un peral, ni tampoco la buena acción del día. ¿Quiero decir con esto que hay que reducirlo a su dimensión jurídica? No, no quiero decir eso. Pero tampoco es la Biblia, ni ninguna doctrina de salvación.
Compliance, no “sos todo lo que está bien”. Sos un instrumento, una técnica de gestión que involucra elementos jurídicos y éticos; una especie de póliza de seguro que se acompaña con un estilo de dirección que se ha de esmerar en no tener que llegar al punto de ejecutarla. Sos una oportunidad para un cambio cultural hacia una mayor transparencia, es verdad, pero solo si te rodean de otros motivadores de la conducta que no giren alrededor del eje “crimen y castigo”.
¿Por qué?
Para individuos y organizaciones, la ley y Compliance, constituyen un mínimo de ética. Identificar una conducta que es pasible de sanción y evitarla, no es lo mismo que reconocer una acción que está en mis manos poder realizar en favor de las personas. Pasar de que la ley me acuse, no es lo mismo que actuar éticamente. Evitar el daño, no es lo mismo que hacer el bien. La ley prohíbe, lo bueno atrae, mueve e inspira.
Comparto los conceptos, considerando dos aspectos , si caben: el primero, que contribuye a crear un límite inferior a no sobrepasar y eso es positivo; en segundo lugar, si se lo considera en los términos de centrar la visión en la virtud, es decir de las reales buenas acciones (Ética, moral y apropiada), entonces encauzaría su finalidad si está concebida en ambos sentidos. Si no, comparto, termina siendo un instrumento para obligar a cumplir determinados comportamientos, usos o prácticas que se podrían convertirse en hipocresía para unos y coacción para otros.
Coincido Jorge! Muchas gracias por leer y comentar
Adoré el artículo, y en especial tus conceptos » Evitar el daño, no es lo mismo que hacer el.bien. La ley prohíbe, lo bueno atrae, mueve e inspira» Gracias , Maria Marta !
Gracias Marta. La idea no es mía sino de la ética clásica. 😉
Muy bueno! Estoy de acuerdo con que el compliance es una herramienta y una oportunidad para lograr un cambio cultural.
[…] Para leer la Parte I, hacé clic acá. […]
[…] unos cuantos párrafos de su entrada del 21 de octubre en «Empresa. La revista digital de ACDE» (aquí), en que aclara algunas cosas sobre compliance que me parecen muy oportunas (conservo las […]