En la práctica, existe una alta percepción de que la economía ocurre fuera del mundo social. Dimensión que se “agrega” a partir de la acción social de empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil y del Estado, orientadas a aliviar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. Lugar donde por lo tanto ocurre la economía solidaria. Término que históricamente aparece en Latinoamérica en los años 80 (siglo XX) para referirse, al menos en sus vertientes originales, a la introducción de la solidaridad en la teoría y práctica económica mismas, no como segundo momento para corregir deficiencias del mercado y del Estado ayudando, desde la asistencia, a los que quedan fuera del sistema. Tal como afirma Luis Razeto, referente latinoamericano de la economía de la solidaridad, de lo que se trata es de buscar cómo producir, distribuir, consumir y acumular con solidaridad (Razeto, 1993: 15)[1]. No de utilizar la solidaridad como reivindicación o denuncia de un sector alternativo, atravesado por relaciones de fuerza y de conflicto. Afirma Razeto: “Es un grave malentendido pensar la economía de la solidaridad como algo opuesto a la economía de empresa y de mercado (…). Hacerlo sería completamente anti-histórico e incluso ajeno al hombre” (Razeto, 1993: 17). Por el contrario, la economía de la Solidaridad debería considerarse como una “gran casa a la que se entra con distintas motivaciones y distintas puertas” (Razeto, 1993:19), siendo una de ellas, la pobreza y la marginalidad. Realidad que especialmente atraviesa a gran parte de la población latinoamericana, cuyas prácticas económicas se ubican dentro de lo que diferencialmente se denomina Economía Popular. Escenario cuya tipología está conformada por las siguientes principales formas (Razeto, 1993: 24-26):
- Trabajo por cuenta propia (oficios)
- Microempresas familiares que desarrollan su actividad económica en la vivienda (hogar)
- Organizaciones económicas autónomas de tipo asociativo conformadas por pequeños grupos o comunidades para resolver sus problemas (autogestión de tipo no reivindicativo).
En Argentina, la denominada economía popular y solidaria toma identidad social a partir del surgimiento de movimientos de desocupados (piqueteros), llegando a la fecha y según se estima extra-oficialmente, a reunir a más de 6.000.000 de trabajadores auto-empleados mayoritariamente por fuera del sistema formal. Realidad por primera vez reconocida por la Ley de Emergencia Pública N° 27345/2016, en la cual se hace mención a los derechos de los trabajadores de la economía popular. Creándose para tal fin, el Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario (CEPSSC), y el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RENATEP) dentro de la órbita del Ministerio de Desarrollo Social, y de la Secretaría de Economía Social.[2] Padrón que comenzó a implementarse en el 2020, y que según indica su último informe, registra 2.830.520 de inscripciones que agregan algunas particularidades a la tipología señaladas por Razeto. Entre las más significativas:[3]
- Participación mayoritaria de mujeres (57,4%) y de jóvenes (el 64.2% de los inscriptos tiene entre 18 y 35 años).
- Alta concentración en la Provincia de Buenos Aires (35,6% frente niveles cercanos al 6% o menos en el resto del país) y en la rama Servicios (61.5%), siendo los de tipo Socio – Comunitario los de mayor porcentaje de inscriptos (28,8%)[4]. Categoría en la cual los Trabajadores de Comedores y Merenderos Comunitarios registra el mayor porcentaje de ocupados (63,5%), mientras que el resto (38,5%) se distribuye entre las otras ramas destacándose el Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos (12,1%) con mayoría de vendedores ambulantes (26,5%) y de feriantes (18,1%).
- Servicios Personales y Otros Oficios es la rama que concentra el grueso de las categorías ocupacionales identificadas (no de ocupación) con los oficios de cocinero, gomero, herrero, jardinero, mecánico, paseador de perro, peluquero, reparador de electrodomésticos, vidriero, vigilador, zapatero, turismo, informática y limpieza.
- Mayoría de trabajadores que desarrolla su actividad de manera individual (59,9%) en un hogar familiar (56,1%) ajeno al propio (28,3%). Las organizaciones comunitarias productivas representan sólo el 23%; las cooperativas, el 7%; los pequeños emprendimientos, el 6,7%; la agricultura familiar, el 1%; y los proyectos productivos/servicios, el 1,8%.
Más allá de celebrar los esfuerzos realizados queda mucho por hacer, ya que el informe revela al mismo tiempo que reconoce, el vacío y deficiencia de los registros oficiales a partir de los cuales se da cuenta de una realidad sobre la cual se diseñan y financian políticas públicas. Por ejemplo: tal como indican las cifras, las correspondientes a los registros que figuran en las categorías Otros y Sin Datos por Rama de Actividad son relevantes, alcanzando los 835.435 inscriptos. Ranking nuevamente liderado por la Rama Servicios (Personales y Otros Oficios, y Socio – Comunitarios), con un total de 635.416 registros, seguida por Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos: 73.884; Agricultura Familiar y Campesina: 49.193; Construcción e Infraestructura y Mejoramiento Ambiental: 26.039; Recuperación, Reciclado y Mejoramiento Ambiental: 23.985; Industria Manufacturera: 17.426; Transporte y Almacenamiento: 9492.
[2] https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/renatep (visitada el 1/12/2021)
[3] Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular. Diagnóstico y Perspectivas de la Economía Popular. Buenos Aires: Ministerio de Desarrollo Social, Secretaría de Economía Social, agosto 2021.
[4] Se incluyen dentro de esta categoría de Economía Popular: Acompañamiento de reinserción de liberados/as y recuperados/as; Promotor/a de género o promotor/a contra la violencia de género; Trabajador/a del deporte y la recreación; Trabajador/a socio educativo (bachillerato popular, jardín comunitario, clases de apoyo escolar); Servicios de salud o promotor/a de salud; Trabajador/a de comedores y merenderos comunitarios; Trabajador/a de cultura comunitaria (talleres, orquestas, espacios culturales); Trabajador/a de medio de comunicación comunitaria, Cuidados (niños/as, enfermos/as, personas con discapacidad, ancianos/as); Otros; Sin datos. Las dos últimas categorías registran un total de 194.993 inscriptos.
Imagen de portada: https://www.argentina.gob.ar/noticias/mil-trabajadores-de-la-economia-popular-refaccionaran-60-escuelas-de-chubut (Visitada: 3/12/2021)
LA MAYORIA DE LA LLAMADA ECONOMIA POPULAR DEPENDE SUBSIDIOS, ES DECIR DEL BOLSILLO DE LOS CONTRIBUYENTES. SERA NECESARIO MUCHO ESFUERZO E IMAGINACION PARA QUE SU INGRESO DEPENDA DE LA CREACION DE RIQUEZA Y DONDE LA PRODUCTIVIDAD Y LA INVERSION TENGAN UN ROL COMO EN TODAS LAS ECONOMIAS RESPONSABLES Y MODERNAS QUE HAN REDUCIDO O ELIMINADO LA POBREZA. MUCHAS ORGANIZACIONES DE LA ECONOMIA POPULAR ENRIQUECEN A SUS LIDERES O BIEN DESTINAN OTRA PARTE PARA PROPOSITOS POLITICO PARTIDARIOS. Y, AUNQUE LA GENTE EMPLEADA PONGA ESFUERZO PERSONAL Y DOLOR SON RECURSOS INADECUADAMENTE USADOS PORQUE LA SEPARACION DE BASURA POR EJEMPLO, PUEDE Y DEBE HACERSE COMO MUESTRAN OTROS PAISES CON ORGANIZACIONES Y PRACTICAS MODERNAS. DEBEMOS APRENDER DE SUIZA O JAPON EN ESTE CASO. ME PARECE MUY INHUMANO PERSONAS TIRANDO DE CARRITOS LUEGO DE HABER SEPARADO BASURA CON SUS MANOS. LAS ONGs QUE ACTUAN COMO LA MANO DE LA SOLIDARIDAD SON OTRA HISTORIA, DIGNAS DE ADMIRACION Y APOYO COMO OBRAS DE CARIDAD QUE NUESTRA IGLESIA REALIZA SIN DEPENDER DEL INEVITABLE CLIENTELISMO QUE LLEVA EL ESQUEMA EXISTENTE. TENEMOS EJEMPLOS VARIOS COMO EL CASO DE CARITAS QUE FUNCIONA SIN LOS RECURSOS DEL TESORO CON MAYOR EFICACIA. ES DECIR DEL DINERO DEL CONTRIBUYENTE. FUNCIONA MUY BIEN GRACIAS A SU SERIEDAD Y LOS HABITOS DE VIRTUD QUE GRACIAS A DIOS EXISTEN EN LA GENTE DE BIEN. LOS EMPRENDIMIENTOS GRANDES MEDIANOS O PEQUEÑOS, ESPECIALMENTE PYMES, DEBEN ESTIMULARSE CON MENOS IMPUESTOS Y BUROCRACIA PARA QUE SATISFAGAN REALES NECESIDADES HUMANAS Y CREEN RIQUEZA. NO NECESITAN NINGUN ADITAMENTO DE POPULAR. SON EMPRESAS HUMANAS.