Cómo la escasez de inteligencia emocional está volviendo loco a todo el mundo
En la era de la información, nunca ha habido un mejor momento para ser inteligente. Puedes acudir a Google y Wikipedia para todas tus necesidades de información.
Pero cuánta más información tenemos, más nos bombardean con nueva información.
El problema es que hay tanto flujo de datos ahí fuera que no siempre somos capaces de aplicarla a la situación adecuada, y esto afecta nuestras emociones. Nos sentimos abrumados por la cantidad de estímulos y de respuestas que supuestamente se espera que tengamos.
El resultado es la epidemia moderna de baja inteligencia emocional: en muchos casos, no sabemos leer a los demás, no sabemos cuándo escuchar o no sabemos comunicarnos con personas que son diferentes a nosotros.
5 consejos frente a la epidemia de la baja inteligencia emocional en momentos inciertos
Sí, lo sé. Es complejo vivir en estado permanente de incertidumbre.
En todos los ámbitos se presentan desafíos, y cuántos más frentes abiertos tengas, más dificultoso es definir el rango de acción e influencia. Para mi maestro John Maxwell, “Liderazgo es ni más ni menos que influencia”. Y aquí se aplica la palabra “líder” a todo tipo de personas, porque todo parte del autoliderazgo y saber gobernar las emociones ante situaciones que van ocurriendo a toda velocidad.
¿Cómo mantener el enfoque, el equilibrio y la sabiduría para afrontarlas? Estas 5 ideas con herramientas pueden ser de ayuda:
1.- No sólo hay que enseñar inteligencia emocional a nuestros hijos. Es a todo el mundo.
El mundo está cambiando. La inteligencia emocional es cada vez más importante. Las técnicas que solían funcionar bien ya no son efectivas. La tecnología está automatizando trabajos; los roles en las empresas están cambiando. Y todo esto es abrumador para la mayoría de las personas.
El gran diferencial entre los robots, la Inteligencia Artificial y la automatización, es la Inteligencia Emocional de las personas. Esto es único e irremplazable, al menos por el momento. Para incentivar su desarrollo es fundamental el rol de la educación en todos sus niveles, así como el de las personas con responsabilidad de conducción de equipos. Y también la autoeducación. ¿Has pensado en esto? ¿Qué tanto te estás cultivando?
Para desarrollar tu inteligencia emocional: puedes trabajar en tu conocimiento interno por el camino que creas más conveniente. Te traerá como resultado un mayor dominio de tus fortalezas y una mejora de tus debilidades, paulatinamente. No hay un tiempo: el ritmo lo fijas tú, y tampoco hay un solo método válido: sólo aquel que haga sentido para ti.
2.- La mayoría de las personas no sabe gestionar sus emociones
La triste verdad sobre la inteligencia emocional es que la mayoría de las personas no poseen las habilidades o los conocimientos necesarios para gestionar de forma coherente sus propias emociones.
Muchas saben, a nivel cognitivo, que no se están manejando bien, aunque pocas son capaces de entender las causas fundamentales de sus arrebatos emocionales.
La baja inteligencia emocional está volviendo loco a todo el mundo.
De ahí que los conflictos que se observan cotidianamente, la agresividad sin control, el desequilibrio ante situaciones mínimas, se traducen en comportamientos de convivencia social cada vez más complejos.
Herramientas para trabajar: la auto regulación es una de las dimensiones de la Inteligencia Emocional que ha postulado el doctor Daniel Goleman, compilador y gran divulgador mundial. Esto significa tener consciencia de las emociones que están presentes en cada momento, y poder accionar de una manera constructiva a partir de ellas. Esto se logra mediante el entrenamiento y la reeducación emocional mediante psicoterapia, coaching profesional, meditación y ejercitación de otras herramientas de introspección.
3.- El mundo está cambiando y requiere tu máxima flexibilidad y adaptabilidad
En el pasado, teníamos un tipo de trabajo. Teníamos un tipo de jefe. Teníamos un tipo de colega.
Y también teníamos un tipo de cliente.
Teníamos un tipo de pareja.
Teníamos un tipo de familia.
Teníamos un tipo de amigos.
Pero eso ha cambiado.
Ahora tenemos muchos tipos de trabajos. Tenemos muchos tipos de jefes. Tenemos muchos tipos de colegas. Tenemos muchos tipos de clientes. Tenemos muchos tipos de socios. Tenemos muchos tipos de familiares. Tenemos muchos tipos de amigos.
Todos tienen necesidades diferentes. Así que la única solución es la adaptación y flexibilidad. El mundo sigue avanzando, y quienes no se adapten a las situaciones, -sin necesariamente justificarlas-, pueden entrar en espirales de sufrimiento por resistir los cambios y las transformaciones que, inevitablemente, les pasarán por encima.
Para desarrollar estas habilidades: entrena tu modelo mental para que sea más flexible. Aquí hay una función cerebral sumamente valiosa, la neuro plasticidad, que ayuda a incorporar conocimientos, y a cambiar creencias limitantes y paradigmas que ya no te funcionan. La lectura de temas muy diferentes a los habituales, el vincularte con círculos de personas completamente distintos, y estudiar y aprender a aprender cosas nuevas permanentemente te abren las puertas a una mayor comprensión, flexibilidad cognitiva y adaptabilidad.
4.- Haz las paces con tu pasado y disponte a moverte hacia lo nuevo
Muchas personas se sienten confusas y miedosas ante el futuro, y eso que todavía no ocurrió; por lo que no se sabe cómo será. Por eso se aferran al pasado, un pasado que ya no existe; o, mejor dicho, sólo existe en su configuración mental y emocional.
Así es como empiezan a crear profecías que pueden auto cumplirse a partir de generar todo tipo de fantasías negativas sobre lo que viene.
El origen de esto puede estar relacionado con querer a toda costa aferrarse a lo conocido y a una historia de vida que ha quedado desfasada.
Como tácticas: ¿Qué tal si utilizas ese conocimiento y vivencias del pasado para ponerlo en valor en el presente? Por ejemplo, adaptando alguna habilidad que tienes que ya está quedando en desuso, a lo que se necesita en este tiempo. Este proceso te mantendrá en una sana alerta para afrontar mejor las transformaciones imparables del mundo.
5.- Crea cada día un mejor estado interno
La Inteligencia Emocional permite que tu motivación, la empatía y la relación con el entorno sean más equilibradas si lo accionas apropiadamente.
Todo se inicia con alcanzar un estado de balance interior que permita que te vincules mejor, primero contigo y luego con los demás. Y así, como consecuencia, los desafíos que necesites atravesar te encontrarán en una mejor disposición para contribuir, y no para resistirte. Incluso si necesitas fijar una postura crítica o de oposición a los acontecimientos, sabrás cómo aplicar la asertividad y dar en la tecla al expresarte, en vez de sobredimensionar las emociones no contributivas. Esto te ayudará a vivir con un menor desgaste de tiempo, esfuerzo y energía.
Cómo herramientas para alcanzar un balance interior: practica actividades en la naturaleza, canaliza tu frustración estancada haciendo ejercicio y moviendo tu energía, toma mucha agua para depurar el organismo. También te ayudará expresar tus emociones de manera apropiada, buscar el origen de lo que sientes e ir a la raíz preguntándote: “¡Ajá! ¿Y qué más hay aquí para aprender de esto que estoy viviendo?” Verás que, al hacerlo permanentemente, estarás conectando con una fuente interna de sabiduría que te ayudará a actuar con más Inteligencia Emocional.
La clave final es que todo esto se logra mediante un solo proceso: la observación permanente de tus emociones y tu mundo interno. A partir de allí empezarás a intuir y conocer los caminos para explorar a fondo el abanico de toda tu capacidad emocional, que es extremadamente amplia y flexible. Y va mucho más allá de reaccionar automáticamente a lo que sucede.