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Hay sonido en tu silencio

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Escrito por Daniel Colombo
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Cómo mejorar tu comunicación conociendo los 8 tipos de escucha

En el proceso de comunicación entre las personas, la escucha representa un aspecto fundamental. Podría pensarse que las palabras son las protagonistas; sin embargo, el verdadero proceso se da a partir del escuchar.

En ese acto humano te haces presente -o ausente- frente al otro; damos señales y entablamos una danza que, si es virtuosa, puede ayudarte a mejorar sustancialmente los vínculos.

Dentro del mundo de la escucha hay otro aspecto fundamental, y es el de la atención. Se trata del nivel de involucramiento consciente al estar totalmente presente. Solo así es posible construir un vínculo de comunicación más sólido, consistente, auténtico y cercano, que si lo haces en medio de interferencias, distracciones y ruidos.

 Los diferentes tipos de “escuchadores” que somos

Según distintos autores y corrientes, hay una serie de características dependiendo de la situación y el encuadre que le des a las conversaciones desde la perspectiva de la escucha.

Las principales formas que adquiere son: escucha apreciativa, selectiva, discernitiva, analítica, sintetizada, empática, atenta y activa.

Posiblemente hayas escuchado mucho acerca de la escucha activa, aunque hay más. Siempre viene bien ampliar nuestro mapa de referencia para poder navegar en distintas perspectivas y así, escoger la forma más apropiada según el contexto del intercambio con otras personas.

Aquí, un repaso por cada una de estas formas:

Escucha apreciativa

Se da cuando escuchas sin prestar atención; oímos simplemente. Escuchar es más profundo y comprometido. No se presta atención. “Oyes” un ruido sin importante demasiado lo que el otro diga. Ejemplo: una persona de atención al público poco comprometida con su tarea, al recibir un reclamo de un usuario.

Escucha selectiva

En este caso, seleccionas la información que te interesa. Ante algunos aspectos del mensaje que nos transmiten, tomas eso y dejas de lado el resto. Es decir que aplicas filtros, e incluso juicios e interpretaciones para seleccionar. Como resultado, es una escucha parcial, fragmentada por tu propio mapa de interés. Ejemplo: Vas a hacer una compra y tu prioridad absoluta es un presupuesto preasignado que tienes en mente; todo lo demás que te digan se filtrará de acuerdo con si se ajusta o no a ese número.

Escucha discernitiva

Es en la que escuchas el mensaje completo, y luego, determinas qué detalles te resultan relevantes. Posiblemente el foco está puesto en el fondo de la cuestión -de allí que necesitas escuchar todo y, recién luego, seleccionas-. Ejemplo: cuando vas a un abogado y te expone los pros y contras de una situación que buscas resolver; escuchas sus argumentos y posiciones, y luego escoges lo relevante para ti.

Escucha analítica

Para este modelo de escucha prestas atención al orden y sentido de la información, y lo que buscas es entender la relación en las ideas para reflexionar sobre el mensaje. Generalmente prevalece el hemisferio izquierdo del cerebro, de tipo racional, para separar la información que se recibe. Ejemplo: cuando te explican cómo completar un documento o escuchas una argumentación con detalles. Luego, analizas si esas conclusiones te parecen apropiadas y puedes realizar preguntas para corroborarlo.

Escucha sintetizada

A través del acto de escuchar, diriges tú la conversación para lograr obtener cierta información específica. Una técnica es hacer preguntas directas para relevar las ideas de los demás. Ejemplo: tienes pensado comprar o rentar un apartamento y haces preguntas al agente inmobiliario, que guían la conversación y te permiten sacar conclusiones rápidamente a partir de las respuestas, y de tus deseos sobre la propiedad y tus percepciones.

Escucha empática

La empatía es la habilidad de ponerse en el lugar de los demás, y en este tipo de escucha logras una conexión que va más allá de lo racional: hay un involucramiento de tipo emocional, sin que esto signifique mimetizarte con lo que le pasa al otro. Estás totalmente presente y vas al compás del diálogo que mantienen. Interpretas el mensaje desde el mundo de la persona que lo emite. Ejemplo: tu pareja narra un acontecimiento del trabajo que le afecta emocionalmente; y estás presente allí, escuchándole, para brindar soporte y apoyo.

Escucha atenta

Es una forma de escuchar de manera efectiva, y su característica es la presencia, en cuerpo, espíritu y mente, al servicio del acto de comunicación que estás manteniendo. Se nutre de la empatía y de la búsqueda genuina de entender y conectar con la otra parte. Ejemplo: cuando escuchas a un amigo muy querido que te relata una situación por la que está pasando, y estás totalmente en el aquí y ahora del momento.

Escucha activa

Conectada con la atenta y la analítica, y aspectos de todas las demás. Podría decirse que este tipo de escucha va más allá de las palabras: observas el lenguaje corporal, la velocidad al hablar, el tono de voz, y, claro, el mensaje. Se da una conexión profunda, atenta, sensible, buscando interpretar desde qué universo propio se comunica la otra persona. Aparecen la atención, la concentración y también, el intercambio de ida y vuelta buscando entender e interpretar el mensaje. Ejemplo: cuando estás con una persona de tu equipo, o con tu líder, estableciendo los objetivos de un proyecto, además de prestar atención a los detalles, decodificas lo que dice, cómo lo dice, qué barreras expresa y cuáles no, y qué es lo no dicho que está por debajo de las palabras.

10 tips para aprender a escuchar

  1. Evita interrumpir; deja que los demás terminen de hablar. Pide permiso a la otra persona para hacerlo.
  2. Elimina los juicios y preconceptos para tener una escucha pura.
  3. Toma notas de los conceptos principales para seguir dialogando.
  4. Escucha el 80% del tiempo; habla el 20%.
  5. Haz preguntas transformadoras, que inviten a la acción y a profundizar. No adivines ni “leas la mente” de la otra persona.
  6. Ante desacuerdos, expresa que comprendes su punto de vista, aunque quisieras compartir una mirada diferente.
  7. Las conversaciones se preparan, sobre todo si son difíciles.
  8. En situaciones complejas, expresa el hecho sin juicios; luego, cómo te sientes; a continuación, cuál es tu necesidad al respecto, y finalmente, un pedido específico y concreto a la otra parte.
  9. Ten la precaución de eliminar ruidos e interferencias que dificulten la escuchan
  10. Mantén contacto visual permanentemente: te acerca y ayuda a conectar mejor.

¿Y tú, simplemente oyes o te dedicas a escuchar?

Sobre el autor

Daniel Colombo

Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina.

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