Valores

Es posible un renacimiento

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“No vemos las cosas como son sino como somos.”

“No es signo de buena salud estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.”

“Haced lo que teméis y el temor morirá”.

(Frases de Jiddu Krishnamurti)

 

Estas tres frases de Krishnamurti nos vienen como anillo al dedo para analizar la situación socio política de nuestro país.

Realmente tenemos que estar muy enfermos para aceptar sin rebeldía el profundo deterioro social que hace estragos hoy día.

El viejo concepto, arraigado y transmitido por generaciones, que el trabajo dignifica y da solidez a la comunidad fue reemplazado por la proliferación de planes sociales que reducen a los individuos a una dependencia humillante y les arrebata el espíritu de progreso y de realización.

Se trata de un proceso morboso de distracción social con el objeto de someter a los individuos.

¿Cómo es posible que un país que fue ejemplo en el mundo por su crecimiento, desarrollo y cultura haya podido convertirse en una sociedad tan deteriorada?

Es evidente que la falla reside en su sistema político, el cual fue dominado por advenedizos y aventureros que únicamente vieron su trabajo como un mecanismo de enriquecimiento y obtención de poder, abandonando su responsabilidad ante la ciudadanía. Ese deterioro y esa decadencia se generalizaron abarcando todos los sectores de la sociedad, lo que llevó al olvido y a la pérdida de los valores morales que antes se respetaban y permitían nuestro progreso.

Es increíble que un país que logró la alfabetización de una gigantesca masa de inmigrantes analfabetos, que además no hablaban el idioma vernáculo, y que lo llevó a ser de una intelectualidad de primer nivel pase a ser una nación decadente donde el analfabetismo crece año tras año.

En la situación actual, donde hay una sociedad compuesta por familias donde el jefe de hogar lleva dos o tres generaciones de tener como ingreso un plan social y no un trabajo formal la imagen se hace patética. Ese ha sido el logro alcanzado por las políticas populistas destructoras de la sociedad y la cultura.

Llegados a este punto se cumple la frase de Krishnamurti: “no vemos las cosas como son, sino como somos”.

Al tener a los individuos sometidos y sin libertad logran el lavado del cerebro necesario para que no piensen, que acepten pasivamente lo que se pretende de ellos y lograr así el total sometimiento y la destrucción de la democracia y de la libertad.

Los individuos sometidos ya no piensan con libertad sino por la consigna de su sometimiento, lo cual es una forma muy elaborada de esclavitud.

La pobreza, el hambre y el sometimiento minan sus resistencias y los dejan débiles e indefensos.

A ese pueblo menoscabado y desahuciado hay que convencerlo que el temor que deben vencer es al de la libertad con sufrimiento. La libertad exige sacrificios que son los que permiten logar la dicha de la independencia.

Sobre el autor

José Alberto Pángaro Matienzo

Doctor en Medicina

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