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La ética del cuidado

La ética del cuidado . Photo by Craig Adderley: https://www.pexels.com/photo/man-and-man-inside-shop-1724199/
Escrito por Antonio Argandoña
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Me parece que no he hablado en el pasado de la ética del cuidado, probablemente porque pensamos que es una ética personal o, desde otro punto de vista, social, pero no una ética de las organizaciones. Habrá que hacerle un hueco…

Cuidar es una actividad humana, una necesidad básica a la que todos tenemos derecho, y que es también un deber para todos. Es verdad que, hasta ahora, la ética del cuidado ha sido habitualmente una ética familiar, que se ve vive en el entorno del hogar y, a menudo, a cargo de las mujeres. Pero eso está cambiando, sobre todo por la presión del envejecimiento de la población, que nos pone a todos ante el hecho de que somos frágiles, débiles, vulnerables… unos más que otros y unos antes que otros, pero, al final, es algo que nos afectará a todos -y que ahora ya nos afecta a todos, aunque sea de manera intermitente, por ejemplo, cuando caemos enfermos.

Somos vulnerables y somos dependientes. Dependemos unos de otros. Todos, nos guste o no. Por eso todos necesitamos que nos cuiden, cuando haga falta, y todos tenemos que cuidar a otros, cuando lo necesiten. ¿Es responsabilidad de las autoridades? Sí, al menos hasta cierto punto, pero los demás no podemos mirar hacia otro lado, como si esto no nos afectase.

¿Cómo se vive la ética del cuidado en la empresa? Hay un cuidado genérico, que todos podemos ejercer diariamente: la sonrisa, escuchar al otro, animar al que está triste, echar una mano al que va agobiado… Y hay cuidados estructurados, como la conciliación trabajo-familia, que, a todas las empresas afecta, de modo que lleven a cabo no solo lo que la ley establece como obligatorio, sino también algo más: ofrecer horarios más flexibles para las personas que tienen que cuidar a los de su familia, dar fácilmente permisos para atenciones especiales… Y esto afecta a todos, pero principalmente a los que tienen alguna autoridad, desde el Presidente o el Director General hasta el capataz o el responsable de una oficina o un departamento…

 

*Artículo publicado originariamente en el Blog Economía, Ética y RSE del IESE Business School, Universidad de Navarra.

Sobre el autor

Antonio Argandoña

Profesor Emérito de Economía y titular de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE (España). Imparte clases principalmente en las áreas de macroeconomía, economía monetaria y economía internacional, además de publicar investigaciones sobre ética empresarial, responsabilidad social corporativa y gobierno de las organizaciones.

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1 comentario

  • Este es un artículo muy importante Profesor, dado que le da varios enfoques: social, familiar, político, empresarial…

    En efecto, la Etica del cuidado se desarrolla en el ámbito familiar por cuidadores que reciben pocas ayudas y sus vidas se ven llenas de limitaciones, a veces con grandes frustraciones. Atendemos en las casas tanto a mayores como a discapacitados, con pocos soportes.
    Otras familias con más medios internan a sus mayores en Residencias más o menos cualificadas. Aquí tengo mis dudas, hay de todo, porque las he visitado tanto concertadas como públicas, y he visto tratos de espanto.

    Respecto a las empresas, hablando de conciliación trabajo-familia, pocas han avanzado lo suficiente.
    Hay una necesidad imperiosa de comprender de forma empática que no sólo los niños necesitan ser atendidos por sus padres u otras personas formadas, también ancianos literalmente abandonados en sus pisos, o en mal llamadas Residencias, donde no “residen”, viven ausentes y van muriendo poco a poco.

    Se requiere un plan de acción del Gobierno de turno, con apoyo no sólo económico también con medidas de control, personal realmente cualificado y bien remunerado.
    Respecto a las empresas más de lo mismo y eso hila con la RSE.

    Muchas gracias y buen fin de semana para Usted y todos sus lectores.