Buenas Causas

Abrazar la vida como viene

Escrito por Silvia Bulla
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A quienes vivimos en Luján, la Virgen nos suele regalar enormes privilegios. El mayor, qué duda cabe, es el de los primeros fines de semana de octubre de cada año, cuando la ruta 7 se vuelve un río de jóvenes y no tan jóvenes caminando para recibir el abrazo de la Madre de todos los argentinos. Una Madre que es capaz de apagar todo lo que nos divide porque en ella nos reconocemos hermanos, sin distinción de ideología, grieta o sector social. La Madre abraza a todos sus hijos.

Este fin de semana, fuimos otra vez testigos, en Luján, de una Argentina distinta. Mientras en los medios de comunicación y en la sociedad debatimos sobre la violencia y las atrocidades que genera el narcotráfico, miles de jóvenes procedentes de todo el país llegaron a la capital de la fe para celebrar los 15 años de los Hogares de Cristo y los 10 años del pontificado del Papa Francisco, su primer impulsor allá por 2008, cuando era aún el arzobispo de Buenos Aires.

Bajo la consigna “ni un pibe menos por la droga”, las comunidades se desplazaron durante más de 200 días por todo el país, peregrinando y abrazando a los hermanos que por el flagelo de la droga habían perdido el sentido de la vida ….

Los Hogares de Cristo son Centros Barriales de la que llaman “Familia Grande”, en donde “se recibe la vida como viene, en su totalidad y complejidad”. Tienen como finalidad dar respuesta integral a situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, poniendo en primer lugar a la persona.

Se despliegan a todo lo largo y ancho del país, pero hacen foco en las periferias de Buenos Aires y de las grandes ciudades donde la pobreza y el consumo de drogas lo hace más urgentes y necesarios. Tienen rostros conocidos como el del Padre Pepe Di Paola que los dirige o de monseñor Carrara que los impulsa, pero también le ponen rostro a los chicos que se fueron “al Hogar del Cielo”. En su página web se pueden ver los rostros jóvenes, todavía sonrientes, de chicos y chicas que se fueron por la droga, cuando su vida recién empezaba.

En un discurso a empresarios, el Papa Francisco decía que se necesitaba buenos samaritanos que curen a los heridos y las heridas en nuestra sociedad. Pero que eso no era suficiente: se requiere tener líderes empresarios que abracen, sin juzgar y sin hacer preguntas, como lo hizo el Padre Bueno de la Parábola del hijo pródigo.

Los Hogares de Cristo nos dan un hermoso testimonio. Abrazan, sin hacer preguntas, “la vida como viene”. Y con la vida, reciben a miles de jóvenes heridos en las periferias de nuestras ciudades. A ellos les devuelven la dignidad de pertenecer a una “Familia Grande”. Vale la pena preguntarnos como líderes y empresarios cristianos a qué jóvenes estamos abrazando. Cómo los acompañamos en sus desafíos, cómo los ayudamos para que no abandonen la escuela, para mejorar su nivel educativo y su inserción en el mundo laboral.

Sobre el autor

Silvia Bulla

Presidente de Danisco Argentina y Directora de Recursos Humanos para América Latina de IFF . Silvia fue Presidente de DuPont Argentina con responsabilidades regionales sobre el área de Recursos Humanos. Es Licenciada en Estadística porla Universidad Nacional de Rosario y fue nominada para ser Presidente de ACDE a partir de este año.

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1 comentario

  • Excelente reflexión Silvia, gracias por rescatarlo! Una gran iniciativa del padre Pepe y los Hogares de Cristo. Abrazar la vida como viene es el inicio de todo. Amar, abrazar y liderar desde el ejemplo para que el cambio sea posible con la Gracia de nuestro Señor!