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Benedicto XVI y los empresarios

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El último día del año nos dejó el Papa emérito Benedicto XVI. Como Papa y como teólogo nos legó grandes enseñanzas respecto del mundo del trabajo y la empresa. La enseñanza socialcristiana entrega luces a toda la sociedad, a “los hombres de buena voluntad” creyentes y no creyentes para desarrollarse como comunidad humana siempre en paz, preocupada de todos los hombres y de todo hombre.

El Papa Benedicto XVI, siguiendo la tradición de sus predecesores, continuó enriqueciendo esta enseñanza particularmente con la publicación de su encíclica Caritas in veritate, publicada en julio de 2009 en medio de la crisis financiera y económica que afectaba a todo el mundo.

En esta encíclica el Papa llama a la reflexión por los nuevos desafíos de la globalización, el desarrollo integral y la propia crisis financiera, recordando la necesidad de colocar a la economía al servicio del hombre y la superación de la pobreza. En su punto 35 nos señala: “si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento. Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica.”

Por su parte, en su discurso a los miembros de la Unión de Industriales de Roma en marzo de 2010, decía: “El empresario atento al bien común está llamado a ver siempre su actividad en el marco de un todo plural. Ese enfoque genera, mediante la dedicación personal y la fraternidad vivida concretamente en las opciones económicas y financieras, un mercado más competitivo y a la vez más civil, animado por el espíritu de servicio. […] El desarrollo, en cualquier sector de la existencia humana, implica también la apertura a lo trascendente, a la dimensión espiritual de la vida, a la confianza en Dios, al amor, a la fraternidad, a la acogida, a la justicia, a la paz.”

Aunque la empresa no se contara entre los temas que más conociera, lo abordó con sabiduría considerando el interés que conllevaba para el desarrollo de la doctrina social de la Iglesia, que nacía justamente para promover una empresa justa y solidaria, y con ello la mejora de la sociedad en su conjunto. La vigencia del mensaje de Benedicto es total y cuanto bien nos haría volver sobre ellos, revisando su aplicación práctica en las acciones cotidianas.

Francisco Jiménez U. es Presidente de la Unión Social de Empresarios (USEC)

Publicada originalmente en El Mercurio, de Santiago de Chile

 

Sobre el autor

Francisco Jiménez Ureta

Ingeniero Civil Mecánico (Universidad de Santiago) y MBA (Universidad Adolfo Ibáñez), Presidente de Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC), de Chile

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