Valores

El derecho desde el pensamiento de René Girard

Escrito por Carlos Castrillo
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Vivimos en un país partido por la grieta, en que el derecho parece ausente en medio de tanta corrupción y violencia. Uno llega a preguntarse… ¿Es racional lo que nos pasa?

En el año 2015 René Girard dejó este mundo, pero sus ideas, en cambio quedaron como herencia. No son tan conocidas como sería deseable, sobre todos para quienes nos consideramos cristianos, pero si tenemos la dicha de toparnos con ellas comenzaremos a descubrir una lógica que lo puede explicar todo ¡sí! hasta puede explicar la Argentina.

Girard fue un iluminado, claramente un inspirado por el Espíritu Santo en su racionalidad, bautizado por algunos como el Darwin de las ciencias humanas y citado más de alguna vez por Monseñor Cantalamessa en sus homilías .

René Girard descubrió su teoría de que nuestro deseo siempre es el deseo de otro -indicado por un modelo- leyendo a los grandes clásicos de la literatura. Como todo gran descubrimiento, fue en gran parte providencial: quiso mostrar en qué se parecen más de lo que se diferencian los grandes autores clásicos como Shakespeare, Proust, Flaubert, Cervantes y Dostoievski. Lo hizo porque buscaba ser más entretenido en sus clases y este cambio sutil lo enfrentó a un descubrimiento que lo apasionó de por vida. Un alumno suyo le sugirió analizar a las civilizaciones arcaicas de la mano de los conceptos sobre el deseo, la mimesis y la rivalidad y entonces se dedicó a estudiar antropología lo que resultara en una teoría reveladora de las religiones. Ya no podía dejar frenar su entusiasmo y por ello leyó la Biblia buscando justificar muchas de las contradicciones entre el AT y el NT, mostrando la lógica del pensamiento de Cristo. Así lejos de considerar a la Biblia un libro dogmático, Girard afirma que es un libro antropológico, sin perjuicio de ser el libro de la Palabra de Dios.

Dicho sea de paso, se convirtió en un ferviente católico como consecuencia de sus investigaciones y si no es tan conocido como sería de esperar fue porque no dudó en poner a Cristo como el modelo de deseo a seguir y eso la ciencia moderna lo cobra, y caro. Sin embargo, la verdad no puede ser ocultada y la neurología de los últimos años parece estarle dando la razón a Girard con el descubrimiento de las neuronas espejo y la  pre-racionalidad de todo deseo, que luego justificaríamos racional o emocionalmente. 

En este trabajo recientemente publicado por la Revista Aequitas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Salvador hemos usado de ellas para justificar el derecho desde sus inicios arcaicos. ¿Parece muy soberbio? Eso se decía de Girard y su teoría, que pretendía explicar todo… ¡Y yo creo que efectivamente lo hacía! 

Desde Girard veremos que el estudio histórico de los fenómenos jurídicos nos ilustra acerca de una finalidad buscada por todo “sistema jurídico”. Este se inclina a lograr la paz social o, al menos, a evitar la escalada de violencia sin importar lo que hoy podamos considerar como justo. Desde otra perspectiva, y siempre de la mano de Girard se advierte que la pena  es cumplida por un chivo expiatorio, cuya culpa no necesariamente se condice con su noción moderna y por eso no vemos a los verdaderos culpables tras las rejas…. Asimismo, hemos visto que el derecho se vale de ritos y de prohibiciones para lograr esa paz social o para evitar la escalada de violencia, ambos impuestos con una coerción “legítima” o “jurídica” pero que no necesariamente, aunque lógicamente, llega todo lo lejos que uno esperaría.

El fundamento antropológico para justificar estas conclusiones podemos encontrarlo en las teorías sobre el deseo, nociones que son expuestas sintéticamente en el artículo que comentamos. Esperamos que su lectura  sirva para introducir a este gran pensador cuya teoría no tiene fronteras. Solo es cuestión de pensar cómo  y hasta dónde ponerla en práctica…

 

Créditos de la foto: America Magazine

Sobre el autor

Carlos Castrillo

Abogado (UBA), especialista en Propiedad Intelectual. Profesor titular de grado en Metodología de la Investigación, Facultad de Ciencias Jurídicas, USAL. Maestrando en Filosofía del Derecho, UBA.

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