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Entrevista a Luis Riva – Past President (1993-1997)

Escrito por Portal Empresa
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Luis Riva (1993-97)

Además de presidir ACDE (1993 – 97), lideró UNIAPAC Latinoamericana (2005-2007) y ejerció el rol de consejero durante años. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Luis Riva unos meses antes de su partida. Su enfermedad ya le dificultaba hablar con la fuerza y la locuacidad de siempre, pero notamos que estábamos frente una persona más reflexiva, que se detenía para preguntar y comentar aspectos que otros hubieran dejado pasar. Entre otras iniciativas, impulsó la Misión Empresarial que utilizó la fórmula de desarrollo celular para discutir temas de interés en el mundo del trabajo y vincularlos con una visión de fe. También fue director de la Revista Empresa. Pero, sobre todo, un buen amigo y padre de familia, cosa que quedó plasmado por la cantidad de socios que, ante nuestra invitación cuando falleció en julio de 2022, quisieron dar testimonio a modo de un homenaje de una persona con tan fuerte compromiso con la vida y la institución que los congregó.

Entrevistado en diciembre de 2021

Juan Pablo Simón Padrós: ¿Cuáles fueron los principales desafíos que le plantearon a ACDE, la coyuntura en la cual te tocó a vos presidir nuestra institución? ¿Cuáles fueron esos principales desafíos que tuviste? 

Luis Riva: Bueno, yo asumí en noviembre del año ’93, estuve ’94, ’95 y ’96. Fueron años en medio de la década del 90, principios mediados de la época del 90, en los cuales fue una época de enormes desafíos para las empresas. Fue un momento de reconversión empresaria notable, fue un momento en que ser empresario empezó a ser distinto. El concepto de ser empresario que ser dueño de una empresa o accionista, realmente una exigencia en cuanto a la capacidad de gestión muy distinta. Desafíos muy buenos, algunas veces por ahí faltó algún tipo de contención o de apoyo, pero digamos creo que fue una época sumamente desafiante, de fuerte reconversión integral y obviamente eso afectó a todos nuestros socios y al ambiente en que nos vinculábamos. La reunión anual de ese año fue un análisis de los impactos en todos los sectores, desde el industrial, el de servicios, el agropecuario, viviendo sector por sector, y todo eso en el marco de algo que era muy fuerte en esa época, de los aspectos sépticos de la reconversión. Todo el tema ético en ese momento era muy fuerte, había cosas positivas y cosas que se veían, digamos algunas cosas que digamos de mucha oportunidad de mejora, como decimos, ¿no es cierto? Pero claramente, el aspecto ético de la conversión era un driver que cruzaba todas las situaciones y ese paso libre del mercantilismo a la economía, ese paso del mercantilismo a la economía libre, de la globalización que en ese momento empezó muy fuerte a trabajarse, los problemas de la generación de trabajo en una situación de reconversión, el tema de la mujer que ya en el trabajo que empezó a ponerse muy fuerte y finalmente te diría, pero como central, la visión nuestra del empresario como cocreador que venía de la misión empresarial que se acababa de terminar, bueno, esos fueron los desafíos principales que se plantearon, en ese contexto estábamos básicamente.

JPSP: Ahora trayéndolo al hoy, ¿en qué se parece esos tiempos a hoy, a esta época de hoy? 

LR: Bueno, veamos, primero en que todos los tiempos son tiempos de desafío, ¿no es cierto? Es como que nos va de suyo. Yo no sé en qué se parece, yo diría que algunas cosas en ese momento, no hay momentos fundacionales en estas cosas, hay etapas que van teniendo ciclos. En aquel momento yo recibí la presidencia de un grande que es Eduardo Casabal, pero recibí un ACDE de muy cenáculo, muy de grupo interno, con unos San Migueles y unas reuniones anuales muy buenas, pero realmente muy de cenáculo. Ese año, el ‘92 y todo el ’93, fue el año de la Misión Empresarial y ahí digamos el cenáculo explotó, y se abrió la cierra de sociedad y digamos la misión empresarial fue en ese momento de enorme transformación económica y también de transformación de ACDE. Pensemos que en ese momento participaban en la Misión Empresarial 7.000 personas, siendo una ACDE de 500 socios. Entonces fue como que hubo una ruptura de ese cenáculo y una apertura a algo nuevo. Creo que eso continuó y se mantiene para bien. A veces hay más introspección, a veces hay más apertura, pero creo que hoy día, si hay una misión y algún trabajo propios para los socios de ACDE, creo que, en la presencia en la sociedad, que en esos tiempos cambió y se mantiene actual. Otras cosas habrá que evaluarlas. Digamos, que fue una época, de dos o tres cosas importantes, algunas continuaron, otras se enfriaron, pero, por ejemplo, fue una época de mucho trabajo interno de socios.

Yo registro de aquel momento 22 comisiones de trabajo que eran activas y permanentes, pero bueno, era más presencial en aquel momento, pero había siete comisiones de formación en distintos ámbitos, había cinco o seis comisiones de reflexión, había otras cuatro comisiones de actividades y había cinco comisiones de difusión en distintas cosas, algunas eran de difusión con la iglesia, otras con el mundo. En fin, había 22 comisiones e implicaba un movimiento y mucha actividad de socios. Eso creo que siguió y que obviamente con los cambios de los tiempos y los estilos. Hay ahora participación, hay que ver en aquel momento fue un boom de participación, y después creo que hubo dos o tres cosas internas que algunas se continuaron y algunas pueden ser algo distinta, pero, por ejemplo, se inició mucho la vinculación con UNIAPAC, también la vinculación a través de UNIAPAC con el CELAM y las autoridades eclesiásticas a nivel latinoamericano. Hubo una época de un reverdecimiento muy fuerte de ACDE Joven y finalmente una preocupación muy fuerte de Buenos Aires por el interior. La federación ACDE Joven se renovó bastante y hubo personas en el interior y quiero recordar a Jorge Felcaro, por ejemplo, desde el punto de vista de actividad y al grande de Pedro Frías, desde el punto de vista del pensamiento, fueron dos personas que trabajaron mucho en esa ACDE Joven de todo el país. ¿No es cierto? Creo que esos son signos, algunos son parecidos, otros pueden tener diferencias, pero fueron signos distintivos internamente de ACDE. 

JPSP: Y siguiendo con eso, ¿a quiénes recordás como tus socios colaboradores en esa época y a quiénes recordás especialmente? ¿Cómo era tu dinámica de trabajo con todo ese equipo y con tantas comisiones? ¿Cómo lo gestionabas? ¿Cómo lo promovías? 

LR: Bueno, mis socios, los socios colaboradores, uno al hacer una mención de algunos necesariamente va a olvidar otros, pero no es que los olvide, sino que se ponen algunos paradigmas, algunos ejemplos, algunos hitos. Yo te diría que desde mi punto de vista hay tres socios para mí que fueron muy fuertes en esa época, que fue el propio Casabal, que fue el presidente anterior, y los dos presidentes anteriores que fueron Carlos Tramutola y Luis M. Bameule, que fueron tres presidentes muy fuertes, una impronta personal muy valiosa, muy distinta cada uno de ellos, y fueron tres personas que estuvieron irreductiblemente abiertos y disponibles para acompañar la tarea que me encomendaron. Entonces claramente un primer reconocimiento con ellos. También mucho al equipo que fui armando, digamos, y bueno al principio cuando tomé la presidencia el propio Casabal quedó de vicepresidente, pero después se fue renovando y mis dos vicepresidentes fueron Bill Murchison y Rodolfo Iribas. De vuelta, dos personas brillantes, muy buenas, de mucho acompañamiento. Lo de Bill Murchison fue hasta movilizador, porque fue la primera vez que un no católico entraba en una función directiva de ACDE. Para mí fue una excelente oportunidad y Bill fue y es una persona de un valor, digamos, enorme. Así que ellos dos fueron mis vicepresidentes y claramente los recuerdo, los recuerdo mucho. En el equipo hubo una cantidad de personas mencionables. Yo diría que algo que pasó en esa época, había una costumbre anterior, que eso cambió digamos con mi presidencia, que fue que el presidente de ACDE era el editor, el director del house organ, de la revista Empresa. La revista Empresa, que justamente en algún momento previamente había dejado de funcionar como revista de pensamiento, como órgano de pensamiento y se transformó en una especie de house organ. Y el presidente era el responsable. Yo los llevé adelante durante mi presidencia, por suerte haciendo algunos cambios, un equipo editorial y un equipo de redacción, las dos cosas, pero un equipo de redacción que ayudaba en lo instrumental, y un equipo de editorial que ayudaba en el pensamiento. Y entonces durante ese tiempo, digamos, quienes participaron en parte del equipo editorial, bueno fue una parte muy importante de la ayuda de la presidencia. Después lo que cambió es que definimos que eran cosas independientes: la dirección de la revista y la presidencia. De hecho, yo seguí como seis años más, estuve nueve años como director de la revista y después cambió, hubo otros directores hasta que después se sacó la revista física y quedó el portal. Pero yo creo que fue bueno ese equipo que generó mucho valor. Nombres hay muchos, hay varios, yo rescato los tres que más tiempo estuvieron y acompañaron, que fueron Eduardo Alsina, Horacio Bolaños y Roberto Martínez Nogueira, pero ahí estuvieron otros, estuvieron, esos tres fueron realmente baluartes del pensamiento y el acompañamiento en esa época, pero hubieron, digamos, otra cantidad de gente que menciono algunos por decir, Marita Carballo, Javier García Labougle, López Rivarola, Ignacio Llorente, Jaime Maristany, Carlos Mendives, Enrique del Carril, que ahora está a cargo del portal, Horacio Barros, en fin, hubo un grupo que fue muy fuerte, entonces ese grupo ayudó mucho. Y las actividades realmente, la verdad que las actividades estaban muy descentralizadas hubo mucho empowerment a todos los socios que quisieran hacer y bueno, y te diría que se movilizaron mucho con los propios socios. ACDE ponía una persona del staff que era un poco la coordinación operativa, pero la gestión estaba en los socios, entonces ahí fueron incontables. 

JPSP: Luis, pensando en toda esa época y ahora llevándolo al hoy, qué huella te hubiese gustado haber dejado en la institución, o que ves que has dejado, digamos. 

LR: Es una pregunta que yo nunca la pensé en esos términos y es una pregunta no fácil. Yo creo que una huella de una mucha mayor participación de los socios es una que en parte se hizo y en parte por ahí tiene “ups and downs”, pero creo que la participación es una huella que me hubiera gustado dejar, digamos, una proyección hacia el futuro, a través de ACDE Joven, que creo que eso ha pasado, ¿qué me hubiera gustado?, realmente me hubiera gustado lograr una mayor toma de conciencia empresaria. Creo que hay empresas valiosas, con empresarios propios y ajenos, coherentes y comprometidos. Creo que lamentablemente no son luz, faro y ejemplo tan nítido, tan claro para las empresas. Me hubiera gustado dejar una incidencia mucho mayor desde los propios valores empresariales vividos por los socios, hacia la sociedad y creo que todavía tenemos una enorme asignatura pendiente en ese sentido. Creo que trabajamos mucho en los valores empresarios y en la coherencia empresaria, pero es enorme el camino para andar todavía. 

JPSP: Y esta toma de conciencia del empresario de hoy, ¿cómo la ves con respecto a aquella época que fuiste presidente, en su rol de dirigente? 

LR: A ver, honestamente veo algunos ejemplos valiosos, siempre ejemplos valiosos, la veo débil todavía, o sea yo creo que es un tema que me gustaría más profundidad, más compromiso. La verdad, que es a veces lamentable y triste como es la percepción que tiene la sociedad del empresariado en Argentina, es triste porque es pobre y creo que eso obedece a muchas razones, pero también obedece a cómo somos los empresarios, ¿no es cierto? Y cómo nos movemos. Creo que la percepción, hay motivaciones de pensamiento, ideológicas y lo que quieras, negativas, pero también mucho tenemos que ver los propios empresarios con eso. Creo que nos falta mucho camino de ascesis y de mejora personal y de compromiso coherente para poder cambiar la sociedad. Creo que es el trabajo más importante para hacer, aparte de lo que es personal en cada socio, el trabajo de que nuestras empresas reflejen un concepto realmente cristiano, de trabajo cristiano, creo que falta bastante.

Tristán Rodríguez Loredo: Mencionaste lo de la misión empresarial, que tuviste una participación muy activa, yo recuerdo, Juan Pablo vos seguramente no, pero yo que soy un poco más viejo, yo lo hice, digamos, y fue una experiencia maravillosa. ¿Y cuál creés vos que sería, haciendo referencia a lo que mencionabas recién, sobre esta necesidad empresaria de encontrar un ámbito donde se expresaron los valores cristianos, cuál creés que sería el rol de ACDE de hoy en este nuevo desafío? ¿qué es diferente por ahí al de la misión empresarial de hace 25 años? 

LR: Y bueno, creo que ACDE debe tener siempre, debe hablar en lenguaje profético. ACDE se caracterizó por anticiparse a las cosas, yo me gustaría que se anticipara más en este momento, que fuera más profética que antes, y yo creo que la labor profética es fundamental, no solo de denuncia, pero de presencia y de compromiso constante ante las situaciones que pasen. Yo creo que ahí, digamos, hay espacio todavía que ocupar. Creo que en aquel momento la misión fue como poner en blanco y negro, digamos, poner a la vista algunas cosas que pasaban. Nos cruzamos en esos meses de misión con gente que nos decía yo estoy participando y nunca habíamos hablado desde el punto de la óptica cristiana, y nos habíamos visto con un montón de empresarios y de repente nos vimos que muchos podíamos estar en lo mismo. Creo que fue bueno, pero bueno, creo que falta por hacer en ese sentido, creo que la misión fue espectacular, una de las cosas que se hizo, que también es cosa previa a mi presidencia, pero me tocó liderar de alguna manera, fue una apertura a muchas instituciones, no en ese caso empresarias, sino de iglesia. ACDE dejó de ser un grupito y justamente su equipo de misión empresarial estuvo, eran 12 personas muy comprometidas, que básicamente se integraron, por participación en distintos movimientos, o sea, se integraron gente de muchos movimientos de Iglesia, se integraron a trabajar en ACDE y ¿por qué fueron 7.000? Porque llegaron los caudales de un movimiento de Iglesia. Hoy día somos el movimiento de iglesia que tiene que ver con el mundo empresarial, si bien participamos en foros cívicos, ciudadanos y empresariales, y muy bien como ACDE, y ponemos el sesgo de empresarios cristianos, por ahí en muchas instituciones de iglesia no somos el referente empresario, somos, pero no saben que existimos… Así como participamos en el mundo de la economía y de la empresa, desde el punto de vista cristiano, por ahí participamos poco en el mundo de la Iglesia desde el punto de vista empresarial. ¿Se entiende mi comentario?

JPSP: Pensando ahora en la época que te tocó presidir y hablando de esta participación de ACDE con otras instituciones, ¿cuáles fueron las relaciones más relevantes que en esos momentos tenía ACDE con otras instituciones cuando vos presidías? 

LR: Bueno, teníamos vínculos muy buenos con IDEA, con la Fundación Mediterránea, con distintos equipos de pensamiento y grupos de economistas que trabajaban en Argentina. La verdad, no teníamos un trabajo coordinado como es a través del Foro de Convergencia Empresarial que existe hoy, pero sí, si uno mira y ve a través de la Revista Empresa, se puede ver todos los antecedentes, la cantidad de interlocutores que tuvimos fue notable. Si uno revisa y da vuelta las hojas de la revista de esos años, ve a todas las personas que hoy inclusive siguen siendo personas de fuerte incidencia en el pensamiento. Es notable ver, repasar las hojas de la revista y ver la gente que participó en nuestros foros, en nuestras reuniones, muchísimas. De todos los ámbitos, sin hablar del ámbito de trabajo operativo, pero digamos como que había una interacción muy fuerte, y ni hablar a nivel también internacional. Recuerdo momentos en que no solo teníamos relación con los Zamagni, los Michael Novak o el cardenal Roger Echegaray. Pero también con personas como Camdessus. Que no solo fue orador varias veces en el ámbito nuestro, sino que aparte cuando en un momento organizó venir a Argentina por una reunión en un momento muy crítico, siendo el Director del FMI, le pidió a ACDE que organizara la reunión con empresarios con los cuales él quería conversar. O sea, una presencia muy, digamos, éramos muy tenidos en cuenta, éramos unos referentes importantes, de hecho, todos venían a nuestras convocatorias y algunos hasta nos pedían algún tipo de acompañamiento. 

JPSP: Hablando de acompañamiento, ya que trajiste el tema, ¿qué recordás del asesor doctrinal que tuviste en ese momento y del director ejecutivo que te tocó, digamos, tener en ese momento? ¿Cómo te acompañaron? 

LR: No, a ver, tengo excelentes recuerdos. A ver, a mí me tocó el final de la época de un director ejecutivo que tuvo varios años después de Monterroso, que fue Héctor Beccar Varela y en ese momento terminó y bueno, cuando terminó y hubo algunas dificultades de cómo tomar los nuevos liderazgos, realmente tuve el aporte invaluable de Celso Arabetti. Celso que era socio, y que además en realidad, entre la gente que menciono, como recordar de esa época, tengo que mencionarlo a él, no solo por su función como director ejecutivo, sino que Celso Arabetti fue el socio que me llevó a ACDE a mí, fue el que me invitó a ACDE y a través de un grupo que había en esa época a principios de los 90, a fines de los 80, se llamaba el grupo de integración Cavo-Arabetti, que era del socio Juan Cavo y Arabetti, realmente invitaba a la gente a participar y bueno, yo entré por ese lado y cuando tuvimos una situación con algunas complicaciones en el área ejecutiva, realmente Celso, siendo socio, puso una disposición personal impresionante, hizo un trabajo muy bueno. Mi director, digamos, mi asesor doctrinal, fue Raffy Braun. Los primeros años, ahora después de hablar de Raffy, a mí me tocó sufrir de alguna manera, no a sufrir porque fue bien paliado, pero de alguna manera, hacia mitad de mi periodo, Raffy me pidió si podía tomarse un año sabático y bueno, obviamente se lo tomó, buscamos un reemplazo y menciono, porque por ahí no está muy en el recuerdo colectivo, durante el reemplazo de Braun estuvo el padre Alberto Espezel, como asesor doctrinal, que hizo un trabajo muy responsable y muy importante, en subsidio del acompañamiento a Braun en su año sabático. Sobre Braun, ¿qué se puede decir? Se puede decir de todo, digamos, yo sí lo conocí, pero no interactué con Moledo, sí lo conocí, lo escuché alguna vez y muchos hablan y todos hablan de lo que era Moledo y lo que fue Moledo en ACDE, que sin duda fue espectacular. Braun también fue espectacular, una personalidad descollante, de una inteligencia notable, de una humanidad increíble, de un pensamiento absolutamente novedoso y profético. Era un empresario cura, no era un sacerdote con mirada empresaria, era una persona realmente que iluminó mucho y que iluminó también desde la humildad, porque iluminó ayudándonos a crecer y además formándose él y creciendo más él con nosotros. Es una, digamos, para mí fue una época muy fuerte, justamente en esos momentos que había mucha participación y presencial de muchos socios, Raffy Braun estaba en todos lados, era omnipresente y realmente impactó a muchos. Entonces, yo tengo los mejores recuerdos de ese momento. Fueron los mejores recuerdos, efectivamente. 

JPSP: Luis, personalmente, ¿cuáles fueron para vos tus mayores aprendizajes de esa época que fuiste presidente? 

LR: Mirá, yo creo que sin duda fueron muchos, pero, bueno, digamos, aprendí a ver lo que es la potencia de personas, individualidades y con sus diferencias, todas vinculadas por algún valor común y por una fuerte apertura y compromiso. Yo te diría que una cosa que aprendí en ACDE es que con gente liderando un equipo de gente, todo es posible. ¡Una de las cosas más llamativas que me pasó a mí como presidente era que nadie me decía que no! Era casi como un abuso a las personas pedirles algo. Yo pedí y pedí muchísimo. Pedí muchísimo y el presidente de ACDE era una persona que cualquiera recibía un llamado del presidente de ACDE. El poder de convocatoria y la capacidad de liderazgo de una organización, de un equipo, viene de saber pedir y saber recibir el aporte de todos los que quieren contribuir. Yo veía que, si bien tiraban unas cargas a veces pesadas, ninguno se molestaba, todos reaccionaban con alegría por ser convocados y todos se comprometían fuertemente. Para mí fue una experiencia de trabajo muy fuerte. Sin duda. 

JPSP: Luis, justamente lo que acabas de mencionar recién acerca de tu experiencia y la experiencia de la organización. En tu vida personal o profesional, después de haber sido presidente, cuando volviste al llano, ¿qué impacto tuvo? ¿Qué aprendiste? ¿Qué pudiste incorporar a tu vida profesional? ¿Tu visión? 

LR: Buena pregunta. Yo creo que primero, obviamente, todo esto, a veces el hacer, en términos de gestión en empresa o gestión política o gestión dirigencial, vacía… porque el hacer no te permite, no te permite reflexionar, te quita tiempo de pensamiento, porque te requiere tiempos de acción. La verdad que la gestión como presidente no me vació porque realmente yo hice poco. Lo que se hizo lo hicieron la gente, los socios. Y yo tuve una capacidad de comunicarme y de pedir y de recibir. Recibí yo y recibió toda la comunidad, todos los socios. Pero básicamente, fue interesante porque a veces uno termina un periodo de actividad y vuelve a la retroflexión para cargarse de pilas de vueltas. Yo la verdad que tuve la suerte de terminar la gestión con las pilas llenas, porque estaba realmente lleno de todo lo recibido. Desde el punto de vista de tiempos y responsabilidades, uno se gasta, y obviamente incluso en lo profesional tuve que pedir ayuda a gente de mi empresa para que no sufrieran mis cosas, porque uno gasta más tiempo, pero a veces la gestión termina, entre comillas, la palabra vacío, no vacío, pero… dejó de hacer un montón de cosas. Y la verdad que para mí fue fantástico y volví con mucho pensamiento, con mucho pensamiento que lo pude poner en mi empresa en otras empresas con las que actúo, en otras actividades o sea volví no desgastado, sino que volví con las con las pilas cargadas. Eso fue una cosa notable, entonces eso me ayudó a actuar, a seguir actuando en otros ámbitos. Además, tomé una decisión que digamos en aquel momento que, se pueden tomar distintas digamos, pero yo no quise involucrarme en la en la comisión directiva siguiente, obviamente me ofrecieron participar y yo dije no, un presidente que llega tiene que estar en libertad de acción y la gente más intensa de la época anterior tiene que dejar espacio, hay que acompañar, pero con otras modalidades. Entonces siempre estuve a disposición, pero nunca quise participar, y creo que fue bueno y creo que se fueron formando otros liderazgos, y todo fue muy bueno, fue una época que fue una gracia de Dios, ¿no? Digamos, fue un tiempo de mucho esfuerzo, mucho compromiso y mucho trabajo, pero en el cual no me vacié, sino al contrario, crecí, gracias a todos los aportes recibidos. 

JPSP: Pensando a futuro, ¿qué sueños tenés vos para ACDE si tuvieras que pensar para adelante? ¿Qué soñás que ACDE sea, haga, ejecute? 

LR: Primero tengo un sueño que tiene que ver no con ACDE, sino con lo que podemos hacer propiamente dicho, que es una de las cosas que me encanta, digamos que desearía, que deseo fervientemente, es que siga el proceso muy activo y firme y rápido de canonización de Enrique Shaw. Creo que eso es muy importante, yo recuerdo siempre, bueno, no lo mencioné como otras de las personas de fuerte impacto, pero claramente en mi época fue de muy fuerte impacto el cardenal Jorge Mejía. El cardenal Jorge Mejía, bueno, el proceso de Shaw lo empezó el presidente siguiente, lo empezó Mateu después de mi presidencia, pero en mi presidencia, en un foro almuerzo, en el Hotel Claridge, recuerdo bien, vino Jorge y me dijo no sé cuál era el tema de su exposición, pero nos imaginamos los foros almuerzos en aquella época y me dice “ustedes tienen un santo adentro que no lo aprovechan”. “Enrique Shaw!” me dice, “yo tiraría ese tema” y le dije: “tiralo, Jorge!” Y Jorge, en ese foro almuerzo habló de Enrique y propuso que trabajáramos por su canonización, por su santificación. Yo no lo tomé al tema en mi gestión, por suerte lo tomó el presidente que siguió y creo que es un tema que, gracias a la acción de varias personas, Fernán de Elizalde, tal vez el paradigma de todo esto, aunque varios más participaban en esto, trascendió a Argentina y llegó al mundo, trascendió a ACDE y llegó a otros ámbitos de la Iglesia y de no Iglesia. Si vamos a decir qué me gustaría, claramente es un tema que sueño. 

Y después que ACDE en su transformación y su crecimiento constante siga siendo fiel a su misión, siga siendo fiel a su misión que está, para mí, independientemente de cómo se formule vinculada con el crecimiento personal de los hombres de empresa y la ayuda personal, con los vínculos personales, con distintas cosas para fortalecerse en dos aspectos. Primero en el aspecto co-creador, y segundo en el aspecto de coherencia. Ser cocreador, ser empresario en serio y ser coherente es muy difícil. Y creo que esa es una dimensión que tiene que trabajar la persona, pero también de fuerte transformación de la sociedad. Creo que debe persistir en su misión de, digamos, fortalecer a las personas, de cambiar a las personas en lo que puede cambiarse y mejorarse, de los socios, de los empresarios socios, de los hombres de empresas socios, y ayudar a transformar a otros empresarios, a otras empresas, para que realmente haya una comunidad empresaria que haga, que dé valor al término empresario, que realmente se piense en empresarios como los de ACDE, no a los de ACDE, pero como los que ACDE quiere resaltar, valorizar y encarnar en algunos casos, que sean ellos los referentes empresarios y no otros referentes que diría son desvaríos, ¿no es cierto? 

Entonces, y finalmente, sí te diría la función profética. Yo recuerdo las reflexiones a fin de año que había en los años fines de los ’80, ’90, todos los años ’90, había unas reflexiones muy buenas a fin de año que se sintetizaba, y que si uno las lee ahora son actuales y vigentes siempre… y creo que no solo es de denuncia o de preocupación ante hechos puntuales que ocurren, sino de pensamiento. Yo recuerdo el documento del Bicentenario, recuerdo el Código de Ética Empresaria, recuerdo algunos otros, aparte de esas reflexiones de fin de año, que cada una es una pieza doctrinal en sí misma. Pienso en esa función profética, en esa anticipatoria, en estar antes que todos poniendo el eje en el cambio y en el cambio de las personas para poder cambiar la sociedad. Te diría que es eso que, de alguna manera, no sé, es decir “La sociedad no se cambia sin el cambio de las personas, pero el cambio de las personas no es suficiente, sino que hay que hacerlo trascender”. Creo que esa es la misión. Y si además tenemos un faro, una mirada, y algo firme como Enrique en los altares… bueno, me encanta esa visión de ACDE. Creo que hay mucho por delante y hay mucho por aportar a nuestra comunidad que tanto necesita.

TRL: Mientras nos ibas contestando preguntas, ibas haciendo un proceso de ir para atrás y trayendo estos recuerdos tan presentes. Y algunos hitos que marcaste, como cuando reformularon la revista Empresa, o lo de la visión empresarial, o lo de buscar nuevos modelos, nuevos modelos del empresario. Yo recuerdo que también realizaste el tema del cambio personal con lo que se intenta influenciar a la sociedad. Y ahí lo que yo recuerdo básicamente es que esos cambios son necesarios, pero no son suficientes. Enrique Shaw hablaba justamente del empresario que se debía auto percibir, como se dice ahora, como un líder, porque tiene que ser un líder. Entonces creo que quedó claro en esta charla que tuvimos recién que lo tuyo también es un llamado nuevamente a que el empresario se perciba como un líder, alguien que tiene seguidores pero que está con el faro que mencionabas recién. Así que creo que fue algo bastante rico y que nos marca un camino bastante claro. Por eso hablamos, y cuando surgió esta idea con Juan Pablo, hablamos con los que han sido presidentes y se han involucrado, y han tenido una visión de la organización dinámica. Así que bueno, los agradecidos somos nosotros, Luis. 

LR: Yo creo que me parece buenísima la charla, ojalá de esto salgan algunos aportes que sirvan a otros. Y yo en lo personal, fue un placer un poco revivir algunos recuerdos siempre es agradable. Yo les agradezco a ustedes la iniciativa y espero que se termine de capitalizar con todos los frutos que tiene que dar. Y la verdad que, si tengo que dar una reflexión final es que Raffy tenía una frase muy linda que decía que “la casualidad es la humildad que tiene Dios de permanecer anónimo”. Y entonces no hay casualidades, está Dios detrás de todo. Y la verdad que detrás de las designaciones y detrás de los compromisos que uno tiene que asumir, como este que me tocó asumir como presidente de ACDE, y bueno, hay una generosidad de Dios enorme, hay un acompañamiento de muchos y la verdad que recordar algunas cosas de esa época no hace más que reforzar el agradecimiento a Dios en primer lugar, y a todos los que con los que uno trabajó o tiene que vincularse por esto porque es una oportunidad fantástica que te consume, te demanda, pero te ayuda, te llena, te agranda, te forma más de lo que es. 

En esta tarea uno recibe mucho más de lo que da. Uno da, da, da, pero recibe muchísimo más durante y después, y la verdad que bueno, infinito agradecimiento a todos por esta oportunidad que sin duda marca parte de tu vida. Así que gracias a todos. 

JPSP: Gracias Luis, muchas gracias por tu tiempo. 

LR: Bueno, gracias por el laburo, que tengan, si no los veo, muy Felices Fiestas. 

JPSP: Un abrazo, gracias, Luis. 

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