Presidentes de ACDE

Entrevista a Santiago Del Sel – Past President (2006-2007)

Escrito por Portal Empresa
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(Entrevistado en diciembre de 2021)

Juan Pablo Simón Padrós: Santiago, gracias de vuelta por tu tiempo y por aceptar esta invitación de poder charlar un rato con vos y recordar aquellos años en que te tocó presidir nuestra institución y esa coyuntura. Gracias por aceptar la invitación de Tristán y mía. 

Santiago Del Sel: Gracias a ustedes y además felicitaciones por la labor, por la idea. 

JPSP: Recordando esos años, contanos qué recordás que fueron los principales desafíos que le planteó la coyuntura a esos años a ACDE cuando te tocó presidir ACDE. ¿Cuáles fueron esos desafíos? 

SDS: Mira, tuve que hacer un pequeño esfuerzo para recordarlos y tratar de discernir incluso qué aspectos distintivos fueron los que me tocaron vivir desde fines del 2005 hasta fines del 2007. Yo diría que había dos grandes cuestiones para simplificar. Por un lado, aspectos que hacen a la coyuntura del país, que ahora voy a profundizar, y por el otro, desafíos de la propia ACDE. Respecto a lo primero, es importante, más en tiempos, en días en que estamos celebrando los 20 años del estallido del 2001, que Argentina y en particular la población, estaba recuperándose posiblemente de la devastación política, económica y social más importante de los últimos 100 años. El alcance del daño provocado por la crisis del 2001 y las acciones tomadas fundamentalmente en el 2002, estaban pendientes de resolución. Y una de las cuestiones que atenuó el dolor, si cabe la palabra, teniendo en cuenta que los indicadores socioeconómicos de ese entonces fueron dramáticos. Recuerden que llegamos a tener desocupación del 25%. O sea, uno de cada cuatro argentinos en edad económicamente activa, no contaba con trabajo. O sea, índices casi de un país que sale de la guerra. La pobreza prácticamente estaba en niveles históricos, ahora quizás a la luz de lo que pasó después, volvimos a esos niveles, o nos acercamos peligrosamente a esos niveles. Pero fundamentalmente el problema más importante que ocurría, o se mantuvo, fue lo que después se llamó como una suerte de inicio o profundización, una grieta en la sociedad. ¿A qué me refiero? Me refiero a que la sociedad se acercó al abismo y la solución que tuvo no fue la mejor resolución. Y voy a traer a colación un solo dato para que se tengan en cuenta. Tengan en cuenta que, en esos tiempos aciagos, del 2002, se llegó al extremo, promovido por la iglesia argentina y con el auspicio de las Naciones Unidas – estoy tratando de recordar el papel institucional que tuvo a las Naciones Unidas – de lo que se llamó la Mesa del Diálogo Argentino, en la cual gente muy cercana a ACDE como el propio Monseñor Jorge Casaretto participó activamente, fue uno de los protagonistas. Y debemos recordar con honestidad que las conclusiones de esa mesa de diálogo no fueron muy promisorias. De hecho, hubo muy poco diálogo. Como bien recuerdo del propio Casaretto, más que propuestas y ofrecimientos, hubo exigencias, demandas, en circunstancias dramáticas del país. Ahora bien, en ese entorno se vivía en la Argentina ya por el año 2005 o 2006. ¿Por qué la Argentina tal vez mostraba un panorama no del todo dramático como lo fue el 2002? Porque la economía estaba funcionando y estaba traccionando muy bien. Y la economía estaba mostrando niveles de ocupación, de reactivación, bastante inéditos para la Argentina. Si mal no recuerdo, llegamos a tener índices de crecimiento del 8 y el 9% durante varios años seguidos. Vamos a suponer 2004, 2003, 2004 y 2005 tal vez, arrancando de una base muy baja. Pero había un dato muy interesante que comenzaba a resquebrajarse. Que el gobierno de emergencia, que había sido convalidado electoralmente de manera muy precaria, recuerde que el gobierno de Néstor Kirchner obtuvo sólo el 25% de los votos, o sea, tenía un nivel de legitimidad muy bajo, contaba con la legitimidad del acuerdo político subyacente, que significa que había dentro de su gobierno elementos, recursos, vertientes políticas que le daban estabilidad y le daban moderación. Voy a poner un ejemplo muy conocido que era el propio ministro de Economía, Roberto Lavagna. Ahora bien, ¿qué pasa? Que, en el año 2005, con las elecciones de mitad de término y el éxito ya de una postura que después se llamó como kirchnerismo, comienza un proceso bastante fuerte de radicalización de la propuesta. De manera tal que en muy pocos meses comienzan a ocurrir una serie de eventos e incidentes que preanuncian situaciones que después fueron bastante dramáticas. Voy a recordar dos. La primera fue la expulsión del propio Lavagna. Voy a recordar también la renuncia de Gustavo Béliz, la renuncia del propio Horacio Rosatti. ¿Recuerdan a Horacio Rosatti, hoy actual ministro de la Corte Suprema de Justicia? Renuncia ante una serie de supuestos negociados, etcétera, etcétera. Por un lado, entonces, el gobierno pierde ese aspecto de moderación. Por el otro, comienza toda una serie de situaciones de tensión con el sector privado que devienen en crisis. Voy a recordar dos que fueron muy emblemáticas y que yo las viví muy cercanamente. La primera fue con Alfredo Coto, al cual el presidente amenazó públicamente y ahora voy a comentar un aspecto para avanzar en temas más profundos. La segunda fue con la propia Shell, a cuyo gerente general, hombre cercano a ACDE, amenazó y exigió el Presidente, creo si mal no recuerdo por medios públicos, un boicot absoluto. En ese panorama de economía recuperándose, pero de gobierno radicalizándose, es cuando me piden que asuma la responsabilidad de ACDE. Es decir, un panorama despejado en algunos aspectos, pero con nubarrones que preanunciaban frentes de tormenta que lamentablemente luego se confirmaron. 

El otro aspecto que me tocó vivir fue el plano interno. Posiblemente el plano interno gravitaba en ese tiempo mucho más que las cuestiones externas. Y ese punto no es un tema menor. ¿Por qué? Porque ACDE, en las presidencias anteriores de José María y el propio Alejandro, comenzó un proceso que yo lo voy a calificar de apertura y de involucramiento con su entorno socio económico político. Es decir, usando términos de amigos de ACDE, dejamos de ser una organización recoleta para asumir con responsabilidad, con cuidado, con moderación temas de la agenda pública. Hoy, decirlo hoy, es entendible y se lo puede casi considerar como una obviedad. En ese entonces no lo era. Y existían resistencias significativas a que ACDE hiciera o que continuara ese camino. Termino con una cuestión que hace a cualquier propuesta o desafío organizacional, que ACDE también tenía una organización y tenía una serie de restricciones de carácter interno que exigían, voy a decirlo con cuidado, un aggiornamiento de capacidades, de recursos, de modo de operar y de encarar estos nuevos desafíos que les estoy mencionando. 

JPSP: Interesante. Y pensando en aquella época, ¿cómo lo comparás con la actual? ¿Qué similitudes ves? ¿Qué diferencias ves en general? 

SDS: Mira, voy a decir algo que puede ser hasta un poco incómodo y políticamente incorrecto. Está claro que la Argentina tiene una agenda recurrente y que tiene un accionar circular. Qué quiero decir con esto es que los temas y sus agendas son en general las mismas, se repiten periódicamente sin solución alguna. Uno de estos temas que me tocó vivir fue de alguna manera, voy a cuidar bien el término, la suerte de distancia que la dirigencia empresaria creía tener y creía o debía tener, por lo menos, con la agenda pública. Seguramente, lo puedo justificar como resultado de haber vivido un momento de angustia, como fue el 2001 y el 2002, donde una parte importante del tejido empresario colapsó. Seguramente, sus colegas empresarios o dirigentes empresarios podían justificarse bajo la excusa de la necesidad de recomponer ese tejido empresario. Pero fue muy obvio y notable como ante los primeros signos de radicalización, de intolerancia que comenzaban a verse y de la necesidad de dejar sentado cuestiones de principios, de valores, no de defensa de intereses sectoriales en absoluto, sino que, de valores, el de la libertad, el valor del respeto, el valor del diálogo. Lamentablemente, la dirigencia empresaria, no toda, siempre hay casos excepcionales, pero en general la dirigencia empresaria optó por callar y por mirar a un costado. 

Yo diría que esto en algo se ha cambiado, se ha mejorado. Mi impresión es que la dirigencia empresaria está muy raleada, muy castigada, también renovada, creo que en los últimos tiempos ha asumido su responsabilidad. En mayor medida, y hay sectores que lo hacen con más claridad que otros sectores, pero diría que, a diferencia de entonces, hoy la dirigencia empresaria tiene actitud más dispuesta a levantar la voz, más dispuesta a hacer saber o hacer notar en forma directa o indirecta sus creencias, sus convicciones. En ese entonces, no. Y lo digo, exculpándolos también, porque el aparato político, el tejido político constitucional, llámense partidos políticos, quedó devastado del año 2001 con la desaparición de un referente como fue la Unión Cívica Radical. Y debemos recordar que lo que después constituyó el núcleo de la reconfiguración de la oposición, que es, llamémosle el PRO o se llamaba Fuerza Republicana, no me acuerdo muy bien cómo fue en sus orígenes, el propio López Murphy, comenzaron a dar sus primeros pasos. Hoy ya tienen casi 20 años de caminar y de consolidarse. Hoy existe ya una representación política institucional que cumple con la labor. 

Entonces, temas en común, muchos, desde entonces acá, como por ejemplo los mencionados sobre la vocación de lo que se llamó por el propio Lavagna, lo repitió en muchas ocasiones y en varias dentro de la propia ACDE, la vocación, la tendencia al pensamiento único, al hecho de que existe una verdad y cualquiera que no la comparta cae y se configura el enemigo, en el marginado, el excluido. Esa realidad hoy lamentablemente sigue siendo válida, con moderaciones o no, pero ese aspecto tan central y doloroso de Argentina continúa. Voy a dejar de lado temas muy obvios, casi descriptivos y estadísticos como la pobreza, la informalidad y de alguna manera la incertidumbre, que en ese entonces paradójicamente estábamos en un camino de mejora. Después la mejora duró poco, duró hasta el año 2009, máximo 2010. Estaban prácticamente en esos dos años, 2008 y 2009, debemos recordar, que fue donde el kirchnerismo se radicalizó y finalmente decidió quemar las reservas que la economía argentina contaba, lo cual permitió extender el ciclo muy poco tiempo más a pesar de la crisis del 2008. 

JPSP: Santiago, pensando en ese entorno tan complejo, ¿cuáles fueron las relaciones con otras instituciones que recordás de esos años que desarrollaste desde ACDE, que empujaste desde ACDE? ¿Cuáles fueron esas relaciones más relevantes? 

SDS: Las relaciones institucionales, obviamente, corrían por cuenta casi a título personal, individual, es decir, el hecho de poder dialogar y tratar de construir puentes que ya venían ocurriendo de las presidencias anteriores. Recuerdo a Alejandro Preusche participando e involucrándose en la propia IDEA. A mí me tocó, por las mismas circunstancias, participar y tratar de promover esfuerzos en conjunto. Existía una organización bastante noble que era AEA, que estaba dando también sus primeros pasos, muy tironeada por cuestiones que después se fueron consolidando. Yo diría que las relaciones institucionales fueron muy primarias, muy iniciales. Realmente lo que terminó ocurriendo ocurrió más adelante. Vos fuiste uno de los grandes protagonistas, Juan Pablo, en ese esfuerzo mancomunado que se llamó el Foro. Pero en el caso nuestro fueron relaciones, repito, a título prácticamente individual, dada la distancia y dadas las restricciones. No voy a cargar las tintas afuera. Creo que en la propia ACDE tuvimos que, de alguna manera, hacer un esfuerzo importante para consolidar el concepto de trabajo con la sociedad civil, de involucramiento con la sociedad civil en este sentido. Voy a utilizar un término que ojalá no sea mal interpretado. De alguna manera dijimos, es tan importante salvar nuestra alma, nuestro futuro, salvarnos como individuos, ¿cómo tratar de salvar la comunidad? Y para eso cabe tanto el orar, el reflexionar, el compartir internamente, como exponernos en la calle, en distintos foros que estaban comenzando a desarrollarse, cuáles son otras ideas, cómo podemos aportar y cómo podemos contribuir. Fueron tiempos de caminar un poco en el desierto. No te voy a decir que se tuvieron, no recuerdo grandes eventos. Sí recuerdo que se dieron esos pasos. Tengo presente, como ejemplo, que organizamos los primeros desayunos con la gente de IDEA de forma conjunta. Pero, de vuelta, no quiero exagerar el punto ni tampoco darle más relevancia. Fueron pequeñas señales en un mundo un poco oscuro, pequeñas luces en un contexto aún muy oscuro. 

JPSP: A nivel personal, ¿cuáles fueron tus mayores aprendizajes como presidente de ACDE? 

SDS: Bueno, es interesante la pregunta. Creo que todos los que tuvimos la oportunidad y el privilegio de llevar adelante esa responsabilidad, entramos de una manera y salimos de una manera, entramos a ACDE o a la presidencia de una manera y salimos muy transformados. En lo personal, para mí fue una transformación casi 180 grados. Yo entré como un hombre de empresas, como un hombre cómodo en mi responsabilidad empresarial, con seguridades ganadas u otorgadas, seguramente más otorgadas que ganadas por mis escasos méritos, y descubrí, gracias a ACDE, la insuficiencia de ese planteo, la insuficiencia y la necesidad de cambiarlo. Y en mi caso operé una transformación muy fuerte, que la digo con conciencia, la digo con alegría, también con el entendimiento que son procesos de transformación que evidentemente se venían pergeñando. No digo que ACDE haya sido el único responsable, para mí ACDE fue como el disparador, como hablamos de eventos que son disparadores. Para mí ACDE fue un disparador, para mí ACDE puso bien en evidencia que uno debía activamente, y no en forma accesoria, dedicar lo mejor de uno por las causas comunes, por lo que en ACDE llamamos la defensa del bien común. Eso fue un descubrimiento o una confirmación que yo viví en ACDE y que me cambió la vida. Y como dije al principio, yo salí de ACDE, incluso salí de ACDE, se anticipó mi presidencia por el compromiso que asumí de poder defender una propuesta política, bueno, creo que no corresponde hablar de eso ahora, pero en su momento la consideré que era una propuesta plena de valores, profundamente arraigada en mis valores y en los valores de ACDE, es decir, en trabajar por la honestidad, trabajar por la república, trabajar por la persona, por la gente, trabajar por los marginados, eso en el plano de la política tuvo un formato y bueno, me pareció que justificaba el despegarme no solo de mi actividad empresarial después de 30 años, sino también incluso dejar la actividad en ACDE para no afectar a ACDE, para que ACDE no se viera en nada afectada. Creo que era lo que correspondía y se hizo, y se hizo bien y quedó, por supuesto, por encima de todo ACDE, quedó bien. Así que yo diría que la enseñanza más grande fue el haber vivido ese proceso de reconversión profunda a título personal. 

Después ACDE deja un sinfín de anécdotas y deja lo más importante, un sinfín de afectos y amistades. Y voy a repetir algo que dijo un queridísimo vicepresidente que nos acompaña, que lo dijo en una entrevista y yo lo suscribo 100%, ha sido la mejor experiencia empresarial y colectiva en la cual él participó y yo también participé. Participé, participo y Dios quiera pueda seguir participando. 

Tristán Rodríguez Loredo: Santiago, una consulta con respecto a esta descripción que habías hecho de la coyuntura y el marco, digamos, sociopolítico que envolvió el tipo de tu presidencia. ¿Cuál crees que ahora son aquellos rasgos que desafían a ACDE, que interpelan a ACDE? ¿Cuáles son las respuestas que vos crees que ACDE debería estar dispuesto a dar? 

SDS: Voy a intentar una respuesta, Tristán, y voy a poner primero un comentario aclaratorio inicial. Yo creo que ACDE, a diferencia de otras instituciones, debemos recordar que nos mueve, nos moviliza un propósito de construcción, de sembrar para un futuro mejor. Nosotros somos sembradores de una sociedad tal vez mejor, una sociedad a la cual aspiramos a que sea mejor que la que estamos viviendo hoy. Me parece importante para

aplacar las ansiedades y angustias que todos tenemos. Muchas veces nos gustaría a nosotros ponernos al frente del timón y proponer acciones concretas de cualquier orden como para resolver esta realidad tan lacerante y evidente y dolorosa que nos toca vivir ya hace mucho tiempo. Entonces, en ese contexto de tener la paciencia y la perspectiva un poco más larga, yo creo que ACDE tiene una labor que la viene cumpliendo y que no debe renunciar por más que los resultados hoy aún no son los deseables. ACDE debe ser, y creo que lo ha logrado en mérito a las últimas presidencias de manera notable, un factor aglutinante, convocante, que llame al diálogo, llame a la construcción de la confianza y de capital social que este país requiere recuperar y fortalecer. Nosotros no tenemos la responsabilidad de definir políticas públicas. Nosotros lo que tenemos es la responsabilidad de asegurar el marco de actuación, o, mejor dicho, tenemos de alguna manera el llamado a trabajar en ese ámbito, en el ámbito de provocar o promover un entorno y un espacio de diálogo, de encuentro, de reconocimiento del otro. Del otro es aquel que seguramente aún no conoce a ACDE. Los que estamos en ACDE tenemos la posibilidad de encontrarnos de manera presencial o virtual, pero tenemos que de alguna manera salir, como lo propuso el actual Papa, salir a la periferia, salir a buscar a nuestros hermanos, nuestros hermanos ciudadanos y habitantes, los dos, que de alguna manera no comparten o no comulgan con muchos de los planteos que hoy existen en el país, que son motorizados, pero que sí comparten sueños e ideales que sin duda son comunes a los propios que tiene ACDE. 

Entonces, me parece que es una labor quizás que le falta el “sex-appeal» que tienen los políticos que pueden inaugurar hospitales o inaugurar pavimentos, ¿no? Porque creen que con eso resolvieron los problemas, cuando en realidad los problemas están detrás. Nosotros nos ha tocado un trabajo más ingrato, nos ha tocado el trabajo de esforzarnos sin descanso, de intentarlo, intentarlo sin renuncia, de manera tal de poder el día de mañana rendir cuentas y decir que independientemente si los resultados llegaron o no llegaron, nosotros lo intentamos, nosotros hicimos el esfuerzo y en ese sentido al final como bien lo proclamó Enrique Shaw, estamos obligados a hacer ese esfuerzo. Lamento Tristán que no te pueda dar, me encantaría darte la respuesta y te la podía dar, pero fuera del ámbito de ACDE, opinando como un ciudadano más, pero no quisiera. 

JPSP: Volvamos a la ACDE de esos años y miremos para adentro de ACDE, ¿cuáles fueron o quiénes fueron esos socios colaboradores que recordás especialmente de esos momentos? 

SDS: ¡Uff!, eso es una, vas a poner en evidencia mi mala memoria. Yo hago este comentario que me deja desnudo y a la clara la impotencia. Yo soy muy burro con los nombres y tengo la fortuna de tener una mujer que me acompaña hace 35 años que me va soplando el oído y me recuerda que Tristán es Tristán y que Juan Pablo es Juan Pablo. De lo contrario no sabría, no recordaría los nombres, pero haciendo pequeñas memorias, son tiempos heroicos de los Francisco Von Whutenau. Francisco, una persona enorme, gigantesca, en todo sentido, comandó un grupo que hago mal en no recordar quiénes estaban allí con él, pero fueron los promotores de lo que se llamó el Prodiem, fueron estudiantes del mismo grupo, fueron profesores generosos. Toda una serie de actividades de formación a la dirigencia empresaria que sin ellos hubiese sido absolutamente imposible. Recuerdo mucho, por supuesto, a los Past Presidents, siempre presentes. Como bien hablamos en más de una oportunidad, los Past Presidents son figuras muy cómodas porque reúnen capacidad, sabiduría y experiencia, están a disposición, pero no molestan. Entonces, también en mis circunstancias, que para mí fueron agobiantes y únicas y excepcionales, siempre estuvieron a disposición para darme consejo y no me gustaría discriminar a unos versus otros. El colectivo fue siempre muy valioso. Recuerdo también, en particular, algunos nombres. ¿Por qué? Porque me quedaron grabados desde entonces sus reflexiones y sus compromisos, en particular dos de ellos, Billy Murchison, otra figura gigantesca de ACDE que afortunadamente está muy presente aún hoy en día, lo mismo que Roberto, su hijo, y otra persona que conocí en ACDE que no me animaría a decir que era socio de ACDE, pero actuaba como un socio de ACDE, que fue nuestro querido y lamentablemente ya partió Oscar Alvarado, otra persona que colaboró, participó y aportó muchas ideas y mucha energía, que fue la que siempre lo caracterizó a él. 

Del grupo más cercano, bueno, me acompañaron y fueron unos titanes, gente que todavía actúa con absoluta hidalguía, Graciela Martini, Ignacio Uranga, Juan José Ezama, Tomás Elewaut, y muchos otros más que, nada, yo digo, por suerte toda esa gente me ayudó y me rodeó porque hicieron de mí, hicieron de ese tiempo, lo hicieron fácil, lo hicieron muy fácil. Cada uno de ellos asumió una responsabilidad en ese sentido, no sé si bien, pero viniendo del sector empresario y con ciertas disciplinas y taras, bueno, actuamos y trabajamos de alguna manera replicando esas dinámicas, dinámicas que uno tiene en el sector privado. Yo admito que hay que ser cuidadoso, pero como muchos de ellos también venían del sector privado y actuaban en el sector privado, se acoplaron perfectamente bien. 

Tengo miedo de olvidarme de muchos otros, en algún momento dado supongo vamos a hablar de nuestros asesores espirituales, personas siempre gravitantes. 

JPSP: Contanos qué recordás de los asesores espirituales y doctrinales que tuvimos y del director ejecutivo que tenías en ese momento. 

SDS: Me tocó vivir algo muy lindo, fue emotivo, pero muy lindo, fue la terminación de Raffi Braun como referente, como asesor espiritual. Todo el mundo recuerda en ACDE la presencia del Padre Moledo, a quien yo tuve el gusto de conocer, el privilegio de conocer, pero no cabe duda de que el Padre Moledo dejó una huella en todo el grupo senior o super senior, llamaríamos hoy. Raffi Braun, que entiendo como una personalidad distinta a la de Moledo, dejó también otra huella, que en lo personal fue muy importante, muy importante y recuerdo sus palabras y sus reflexiones en las reuniones de comisión directiva, comisión amplia, en la calle Bolívar, otro lugar entrañable, que teníamos que Raffi se guardaba de manera casi exagerada, se guardaba en su silencio y sólo al final compartía, a pedido, compartía una reflexión sobre lo conversado.  Tiempos que comenzaban a abarajarse temas complejos, ahora que me lo preguntás, Juan Pablo, comenzó a hablarse del tema del divorcio y del aborto. Tengo más presente la discusión del aborto, me resulta un poco extraño porque año 2006 y 2007 pasó mucho tiempo hasta la ley del aborto, lamentable ley del aborto, pero ya en ese entonces Raffi nos alentó y tuvimos muchas conversaciones en forma pública de tratar el tema de reflexionar sobre el aborto que se venía en Argentina. 

Por último, Raffi fue no sólo un sabio consejero de ACDE sino también se prestó a conversaciones privadas y en ese sentido en lo personal y lo espiritual, en mi plano espiritual me fue de mucha utilidad, entonces me dio seguridad, me dio confianza y me aclaró dudas importantes que creo que todos pueden tener y yo no cabe duda de que tuve en su momento sobre el proceder en ACDE y mi proceder como tal dentro de ACDE y dentro de Argentina. 

El sucesor fue el padre Alejandro Llorente, Alejandro no sé si tuvieron el gusto de conocerlo, hijo de un presidente de ACDE, Alejandro fue una figura interesante que generó controversias, una persona que le gustaba el debate, le gustaba la polémica, no le huía a las controversias, en lo personal me resultó interesante, puedo reconocer y de hecho no ocurrió en mi presidencia pero sí más adelante, que bueno hubieron algunos planteos de su parte que generaron ciertas reacciones o provocaron ciertas rispideces, pero me parece que debemos ser muy cuidadosos y muy generosos en el recordatorio. Redondeo, viví la transición de Raffi que fue por cierto una misa y hubo un acto muy lindo, muy muy lindo en Santa Catalina en el cual se le hizo un reconocimiento a Raffi, que no quiso que lo hiciéramos, pero se hizo de todas maneras y fue muy emotivo, fue muy lindo y fue un enormísimo placer haberlo tenido al igual que los primeros movimientos, los primeros tiempos con Alejandro Llorente. 

El otro aspecto importante fue el equipo de ACDE, el equipo de ACDE al igual que los miembros que aún nos acompañan, sin el equipo de ACDE sería una tarea ímproba y de imposible resolución. ACDE siempre contó con un equipo de gente con una entrega absoluta, una honestidad absoluta y eso no fue una excepción, en mi época pasó exactamente lo mismo, en ese entonces estaba Alejandro Tonellier, y un equipo que lo secundó, que hago mal en no recordar algunos nombres, pero hay algunos, qué mala memoria, en particular había una mujer que en ese entonces estaba Pancho Riobó, Pancho se incorporó en mi presidencia y Tristán fue más adelante, ayudame Tristán, para no mezclar. Sí, un poco más adelante exactamente cuando estaba Pablo Taussig. Ahora, no cabe duda que, como lo dije al principio, teníamos que preparar ACDE para estos nuevos desafíos, el desafío que habíamos aceptado de tomar la agenda pública y no rechazarla, no rehuirla, estar en condiciones de poder responder a ella y eso significaba temas que Tristán afortunadamente trajo, que es el tema de cómo desarrollar la comunicación, aún recuerdo los temas de comunicación en mi época eran todo un tema, todo un tema que lamentablemente consumían mucho tiempo, mucha energía y estaban lejos de hacer o de realizarse de la manera más adecuada, gracias a Dios después entraron personas y capacidades como la de Tristán y otros más que lo lograron y también por supuesto hacía falta algo que después se logró también con las siguientes presidencias de consolidar, mejor dicho, no sé cuál es la palabra más adecuada, porque consolidar o asegurar la sustentabilidad económica de ACDE, lo voy a decir en otros términos, por lo menos durante mi presidencia y me consta que la anterior también de Alejandro, y también durante un tiempo más, había una verdadera preocupación y angustia por la supervivencia económica de ACDE, lo cual es bastante razonable y propio de cualquier organización, lo que ocurre es que en algunos casos esa realidad nos obnubilaba en demasía e impedía, ese árbol impedía ver el bosque y había, me acuerdo, enorme cantidad de actividades que se proponían y que se trataban de llevar adelante tratando de abrir ACDE, tratando de expandir ACDE, que al no tener la correspondencia, el correspondiente impacto económico lamentablemente no ocurría, no ocurría y entonces estábamos un poco como atrapados, una especie de círculo vicioso en el cual terminábamos quedándonos siempre en un grupo un poco acotado, pero bueno, después esas cosas obviamente pasaron muchos años, 15 o 14 años de entonces y hoy creo que la agenda de ACDE me da la sospecha, la intuición que no pasa por ahí, sinceramente. 

JPSP: Santiago, ¿qué huella te hubiese gustado dejar en ACDE?

SDS: No sé, no tengo muy claro, no tengo una suerte de pendientes en ese sentido. Me da la impresión, y es el día de hoy que la vida me regala de tanto en tanto momentos únicos, que cuando los comente los van a reconocer y van a sentir que los han vivido. Encontrarme con gente que recuerda conversaciones, presencias, dichos, reflexiones de ese entonces. Y eso de alguna manera me reconforta, porque si bien es cierto que el Santiago Del Sel ciudadano, estoy lleno de ansiedades y lleno de angustias, es distinto al Santiago Del Sel presidente de ACDE. El Santiago Del Sel presidente de ACDE, de vuelta, y hoy lo veo con mucha más claridad, ese entonces lo veía con claridad, pero agobiado por lo que en lo personal veía que iba a ocurrir, que anticipaba que iba a ocurrir. Pero hoy lo veo con claridad en perspectiva histórica, que es que ACDE tenía que hacer un trabajo de sembrar y sembrar y sembrar y cuidar los cultivos. Y me parece que con la modestia que nos debemos, en ese sentido se hicieron las cosas, se avanzó. Creo que sin duda el hecho de haber interrumpido la presidencia me dejó la sensación de, bueno, de tarea de una manera interrumpida, pero se consideró y consideré que era lo más adecuado para el cuidado de ACDE. Pero más allá de eso, me parece que aquellas cuestiones, que era tratar de promover una ACDE más abierta, más integrada a la agenda pública, con contenidos amplios y con una organización adecuada, que eran de alguna manera algunos cometidos que me había propuesto en su momento, bueno, con la modestia del caso se avanzó. No sé si se avanzó en la magnitud ni con la velocidad, pero lo que me deja tranquilo es que no retrocedimos ni se cambió el curso, que después vinieron otros que lo continuaron y lo hicieron seguramente, sin duda, mejor. 

TRL: Quería hacerte una consulta hipotética. Si vos ahora tuvieras la posibilidad de dar un consejo, o si te lo pidiera el próximo presidente de ACDE, ¿qué le dirías en base a tu experiencia y a lo que vos crees que son las circunstancias hoy? ¿Qué le dirías sobre el accionar o qué le recomendaría respecto de ACDE? Una recomendación o simplemente hasta reflejar cuál fue tu experiencia, porque seguramente ustedes deben hablar cuando viene uno que se va acercando, deben hablar con, vos has mencionado recién, más de una conversación con algún Past President. 

SDS: Sí, claro que sí. Mira, dos o tres cosas, a riesgo de ser redundante, y esto me recuerda, me trae a memoria algunos temas que creo que justamente dejé de lado. Lo primero que le diría al próximo presidente, o también se lo diría al actual presidente, porque creo que lo está haciendo muy bien, con lo cual no hace falta decirle nada, es que continúe con esta agenda de involucramiento público, en este sentido que venimos hablando en esta conversación, de tomar la problemática del país como una problemática de ACDE y no ajena a ACDE, de la defensa de los valores en nuestra convivencia ciudadana. La segunda cuestión, casi más de orden operativo, es que alimente, como se viene haciendo muy bien, y también en mi época se hizo con mucha modestia, lo que vendría a ser el semillero del futuro de ACDE, es decir, todo ese grupo que se llama ACDE Joven, y que significan los millennials, o como se llaman ahora las nuevas generaciones, que van a entender el siglo XXI más acabadamente que nosotros. En ese sentido no quiero ser pesimista, quiero ser realista. Nuestras cabezas, por lo menos la mía, fueron seteadas para un siglo que está desapareciendo, está muriendo, y creo que, si bien tenemos capacidad y elasticidad mental y neuronal, va a ser mucho más costoso y poco eficiente, más vale convocar a mujeres y hombres jóvenes para que tomen la posta de ACDE con mucho ímpetu. Al mismo tiempo, le diría que haga mucho énfasis por la diversidad y por la pluralidad, cosa que afortunadamente se logró en las últimas presidencias. 

Voy a hacer una anécdota. Con Raffi Braun, una de las conversaciones no fue privada, esta fue pública, fue de cómo podemos hacer para que ACDE sea un lugar de acogida a todo dirigente empresario de buena fe, independientemente de su creencia religiosa. El hecho de liberar la restricción de su profesión católica o cristiana, de manera tal que no represente ningún tipo de barrera de inclusión a ACDE. En ese sentido, creo que afortunadamente lo está logrando sin que con ello modifique otras cuestiones o se afecten nuestras creencias más profundas. Tenemos una mirada muy favorecida por el Papa Francisco de interpretar más acabadamente nuestra labor, más allá de nuestro círculo de fe. 

Yo diría al futuro presidente de ACDE que mantenga este compromiso de involucramiento, de agenda pública, que se rodee más rápido, más temprano que tarde, de las generaciones que vienen, que están emergiendo, y que al mismo tiempo que tenga la mayor pluralidad posible. Con estas condiciones de operación, manteniendo los valores que ACDE mantiene, de respeto, de tolerancia, de creencia y de defensa de las instituciones, como mecanismos de inclusión, creo que tenemos asegurado un buen porvenir o, mejor dicho, tenemos asegurado que nuestra acción va a lograr resultados. Estoy convencido de que genera resultados. Es cuestión de tener paciencia, nada más. 

Yo quisiera hacer un comentario, no quiero dejar de lado algunos temas. En particular, la causa de Enrique Shaw. La causa Enrique Shaw, no hace falta profundizar lo que significa, tuvo durante mi presidencia un momento que a mí me tocó mucho, mucho, mucho. Obviamente Fernán Elizalde, que es otra figura estelar también de ese entonces. Y con Fernán representó a todo ese grupo que hoy continúa, pero que se constituyó en ese entonces. Con Fernán, teníamos la convicción, yo por lo menos tenía la extraña convicción de que era inminente que el proceso de canonización se iba a acelerar. Había algunas señales en esa época que después creo que quedaron un poco, perdieron relevancia. Pero me tocó, obviamente, llevar adelante varias campañas para estimular y promover la causa, como le ha ocurrido a muchos otros presidentes, no cabe duda. Es como una tarea muy linda que todos los presidentes tienen. A mí me tocó la responsabilidad de contratar, si cabe el término, a Silvia Correale, la procuradora de la causa allá por el año, si mal no recuerdo, 2006 o el propio 2007. Tuve que viajar, fue un gusto único, de viajar al Vaticano para tratar con ella y convenir lo que lleva ya 15 años de fructífera relación. Y tuve la oportunidad, y acá redondeo la anécdota, de ser agasajado por el embajador argentino de entonces en el Estado Vaticano, que era el embajador Carlos Custer, supongo que ustedes lo conocerán. Y Carlos Custer fue muy generoso y amable, incluso me hizo un pequeño almuerzo, si mal no recuerdo, y él tomó la palabra ante muchos invitados, y con la ocasión de presentarme, con muchos testimonios que él vivió con Enrique Shaw. Y fueron absolutamente conmovedores y únicos, después creo que lo repitió en más de una oportunidad. Pero la causa de Enrique Shaw fue otro momento siempre importante en cualquier presidencia, y estas pequeñas anécdotas me tocaron vivir y las llevo en el corazón con mucho cariño. 

JPSP: Muchas gracias, Santiago. 

TRL: Gracias Santiago. 

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