Retos y desafíos en la divulgación de información financiera de la sostenibilidad
La Fundación IFRS con la reciente creación del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés), ha dado un paso importante hacia la integración de la sostenibilidad en los informes financieros de las organizaciones. Con la reciente emisión de las normas NIIF S1 “Requerimientos Generales para la Información a Revelar sobre Sostenibilidad relacionada con la Información Financiera” y NIIF S2 “Información a Revelar relacionada con el Clima”, se logra un lenguaje común que permite a las organizaciones y a los inversores contar con informes comparables y verificables sobre aspectos financieros de la sostenibilidad. Si bien poseen un enfoque que prioriza a los inversores, las normas consideran los intereses de otros grupos, como colaboradores, clientes y proveedores.
Las nuevas normas requieren que las empresas divulguen información sobre su desempeño ASG: ambiental, social y de gobernanza; basándose en principios, cubriendo una amplia gama de temas y apoyándose en marcos y guías internacionales reconocidos como el Marco de Integrated Report (IR) y las recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD).
La NIIF S1 establece la estructura del informe, abordando pilares clave como gobernanza, estrategia, gestión de riesgos, métricas y objetivos. No proporciona indicadores específicos, sino que se basa en las recomendaciones del TCFD y en el Marco de Reportes Integrados. Por su parte, la NIIF S2 se enfoca en los riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático. Su objetivo es divulgar los riesgos físicos, los riesgos de transición y las oportunidades relacionadas con el clima, siguiendo las recomendaciones del TCFD y los Estándares SASB (Junta de Normas de Contabilidad de Sostenibilidad). Además, se requiere la divulgación de planes de transición, resiliencia climática y emisiones clasificadas en alcances 1, 2 y 3. Sin embargo, recopilar información sobre las emisiones de dióxido de carbono de la cadena de valor, es decir alcance 3, representa un verdadero desafío significativo. Ambas normas buscan lograr la convergencia entre la información financiera y la referida a la sostenibilidad, mejorando así la transparencia y comparabilidad de los informes.
Las normas entrarán en vigor en enero del 2024. En cuanto a su implementación y adopción, se prevé que será un proceso largo que requiere la validación y adopción por parte de los reguladores de los diferentes mercados financieros. Cada jurisdicción deberá determinar a quiénes se aplicará y a partir de cuándo. La responsabilidad recae en las entidades reguladoras de los mercados de valores de cada país, lo que indica que aún queda mucho por avanzar en este camino, principalmente en el mercado latinoamericano, dónde la publicación de información de sostenibilidad y/o reportes de sostenibilidad es voluntaria e incipiente en la mayoría de los casos.
Sin duda, las NIIF S1 y NIIF S2 representan un avance significativo en la divulgación financiera de sostenibilidad. Se espera que estas normas mejoren la transparencia y comparabilidad de la información, lo que beneficiará principalmente la toma de decisiones de los inversores y la eficiencia de los mercados de capitales. Sin embargo, es importante evaluar si estos objetivos pueden lograrse en la práctica, ya que plantean grandes retos y desafíos tanto para las empresas como para los reguladores.
En el caso de las empresas, se les requiere adquirir conocimiento y capacitación sobre las nuevas normas, incorporar y medir datos confiables sobre sostenibilidad e integrar la información financiera y de sostenibilidad de manera consistente y conectada en los informes. Esto implica un enfoque proactivo que incluye la capacitación de los colaboradores, mejoras en los sistemas de información y el cumplimiento de las obligaciones normativas.
Por otro lado, los reguladores enfrentan desafíos como la actualización y adaptación del marco regulatorio existente, el establecimiento de mecanismos efectivos de supervisión y cumplimiento, la capacitación y orientación a las empresas y profesionales del mercado, la coordinación internacional para lograr la armonización de prácticas de divulgación, y mantenerse al día con los cambios y evoluciones de las normas.
Abordar estos desafíos requerirá recursos, planificación y una estrecha colaboración entre los reguladores, las empresas y otras partes interesadas, como la academia, todos ellos actores indispensables para el logro de una sociedad más sostenible.