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La economía apocalíptica, o cuando Estados Unidos se convirtió en Argentina

Escrito por Carlos Newland
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Leer una novela distópica que describe lo horroroso que podría llegar a ser el futuro económico de los Estados Unidos es una experiencia inquietante. Mucho más inquietante es si ese futuro espantoso e implausible se asemeja a la Argentina actual. La escritora Lionel Shriver describe con maestría en la obra “Los Mandible” el itinerario de una familia en una sociedad que ha colapsado hacia 2029. A lo largo de la obra poco a poco sus integrantes se desbarrancan, primero por el quebranto de los ahorros del abuelo rico del que esperan heredar, seguido por la pérdida de sus hogares y empleos. Los más viejos vegetan o se suicidan, los más jóvenes optan por la prostitución o el robo.

La novela ofrece una explicación sobre la causa de este colapso que resulta verosímil, demasiado verosímil. Estados Unidos había estado gastando por arriba de sus posibilidades y acumulado una gigantesca deuda pública. Pero finalmente el mercado internacional deja de aceptar los bonos americanos y la situación se vuelve insostenible para el fisco. El Gobierno decide defaultear la deuda absolutamente. Todos los que han ahorrado en títulos públicos ven desaparecer sus ahorros; al mismo tiempo se desvanece la carga del pago de intereses sobre el erario. Como ya no había sido posible seguir endeudándose el gobierno había emitido más y más para cubrir sus gastos generando una inflación gigantesca, con incrementos diarios en los precios. El dólar, escribe Shriver, “había pasado a ser una broma”. Para impedir que la gente escapara de la moneda local se prohibió la tenencia de monedas extranjeras u oro. El metal precioso o las divisas debían ser entregados al Estado a una tasa fija, caso contrario serían considerados traidores a la Nación. Todos los hogares eran revisados por el ejército para ver si sus integrantes habían atesorado oro o moneda extranjera.   

Otros rasgos de este futuro distópico: ya no se podía importar libremente y se requería una autorización del Estado para obtener divisas. Los productos importados escaseaban. Durante un tiempo se instaló un corralito y los depositantes no podían disponer libremente de sus fondos. Los impuestos y el gasto público crecían constantemente y la cantidad de subsidios y de empleo público era abrumadora. La pobreza era gravísima, con gran cantidad de individuos viviendo en la calle en medio de una inseguridad creciente dada la baja acción policial. Uno de los jóvenes protagonistas del libro exclama ante esta situación: “tengo la sensación de que estamos en un coche sin conductor…”

No parece probable que Shriver estuviera pensando en el caso argentino en esta novela escrita en 2014. Pero la autora sin duda reconocería en Argentina todos los rasgos deprimentes con que imagina el futuro de los Estados Unidos. Uno de los protagonistas exclama, como podríamos exclamar nosotros: “nada inventado es más interesante que lo que está ocurriendo. Estamos dentro de una novela”. Hacia el fin del libro, Shriver en una línea explica como el caos se tendió a ordenar: fue cuando por primera vez en su historia el Congreso de los Estados Unidos votó una ley de presupuesto equilibrado, donde gastos y recursos se equiparaban. Pero este es el principio de ordenamiento de la economía argentina implícito en la propuesta de Milei y también, aparentemente, para el principal colaborador económico de Massa, Gabriel Rubinstein, quien ha instado a lograr el equilibrio presupuestario.

Sobre el autor

Carlos Newland

Lic. en Economía (UCA) y Dr. en Historia (Univ. Leiden). Fue rector de la UADE y del ESEADE. Es decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA.

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