Desde hace mucho tiempo la gente ha buscado medir la pobreza, y para ello, en la mayoría de los casos se la ha enfocado desde un punto de vista como si fuere un “algo” o un “objeto”. Pero ¿y si y nos alejáramos un poco como si fuéramos un dron y ampliáramos el espectro de campo visual y encarásemos la pregunta, ¿qué causa la pobreza?
Si construimos “muros” que nos separen de nuestro prójimo, montañas que dividan comunidades, océanos que distancien naciones… divisiones entre unos y otros, entre los que tienen y no tienen, entre ricos y pobres, (no solo materialmente hablando en todos estos casos…) ¿qué es en definitiva lo que causa la pobreza si no la separación?
Desde ya que la filantropía y el asistencialismo son recursos centrales para dirimir la brecha entre los más afortunados y los menos (aquí si materialmente hablando). Pero solamente ello puede llegar a servir y ser interpretado como la reafirmación de la separación, definitivamente esos “muros” que existen entre los seres humanos.
Tengo lo que vos necesitas, yo soy lo que vos querés ser, mi superioridad es tu desgracia o verguenza…
Lo que nos separa es lo que define la pobreza.
Lo que necesitamos es unidad y apertura hacia los demás.
Más que dar lo que tenemos y no necesitamos para nosotros mismos, es necesitar lo que no podemos ser por nosotros mismos.
Solos y aislados estamos rotos, asustados, somos desconfiados, con temor a perder lo que tenemos…encantados de ser los “afortunados”.…
Pronto nos damos cuenta de que esa “separación” se da en todos los ámbitos de nuestras vidas, muros en nuestros espacios y comunidades, montañas entre nuestros afectos, océanos entre nosotros y nuestras mejores intenciones, entre nosotros y Dios…
Nuestras acciones mismas pueden llegar a crear nuevas medianeras al buscar ventajas en detrimento de y sin importar las consecuencias perjudiciales que pueden generar a nuestro alrededor.
La unidad más que asistencia, es buscar amistad; es vulnerable, es costosa, pero entre todos es buscar ser más humanos.
Pero en resumidas cuentas ¿qué genera la unidad?
El amor, que no conoce de muros, ni montañas ni océanos de separación.
Este breve relato que les transmito proviene de un video de Rhythm.org (terfund.org) como ocasión de estudios de sostenibilidad sobre alternativas de definiciones de pobreza en referencia al ODS1 (Fin de la Pobreza), de la agenda 2030 de los 17 ODS elaborada por Naciones Unidas.
Quise relatarlo porque me da pie a compartir la experiencia que vivimos un grupo de socios de AC DE este fin de semana como ocasión de una jornada de voluntariado en el Hogar de Ancianos Marín, de la localidad de La Plata, Pcia de Buenos Aires, que organizamos como una iniciativa desde nuestro espacio de G40.
No quiero detenerme mucho en los detalles de las tareas que realizamos para mejorar un poco el lindísimo predio y jardines con el que cuenta el Hogar, que si bien está súper cuidado por las Hermanas de la Congregación Marta y Maria con la Madre Superiora Jeanette a la cabeza y la colaboración del Hno. Fernando, ambos con una tarea titánica de no solo bregar por las condiciones y adecuado funcionamiento de las instalaciones que son muy antiguas, y requieren de mucho esfuerzo, trabajo y dedicación, sino de la responsabilidad de cuidar a los abuelitos y abuelitas que están alojados allí. (cerca de 80 hoy en día).
Y es acá donde me quiero detener, si bien nuestra actividad de todo el día fue ayudar con tareas de jardinería y reacondicionamiento de la gruta de la Virgencita de la Inmaculada Concepción y pintura de unos bancos y mesas del sector de esparcimiento de los abuelos, la posibilidad de compartir con los abuelos, la comunidad de la Acción Católica y las Hnas. de la Congregación momentos de charla, rezo, comidas, inauguración de mural de entrada, misa….y la SONRISA y emoción de todos los presentes, el agradecimiento, los abrazos, es lo que yo considero como una experiencia de UNIDAD en la cual se derrumban los muros de las distintas realidades que estamos acostumbrados a vivir como sociedad separada.
Como actividad de voluntariado trato de tener siempre presente y transmitir que no somos salvadores de nadie, sino que tratamos de buscar esa amistad que nos puede unir mediante la compasión, y el amor.
Que nos permita forjar humildad, sencillez, entrega y que si bien muchas veces no está a nuestro alcance resolver por ellos del todo y de una los problemas que muchos sufren se pueden definitivamente y siempre ayudar para que ellos los puedan solucionar. Mejorar a la sociedad en la que estamos inmerso con nuestro pequeño aporte.
Pero es acá donde me cae la ficha… ¿quién está ayudando a quién…?
Agradezco profundamente la calidez brindada por la Hna. Jeanette, el Hno. Fernando, a las monjitas de la Congregación Marta y María por su devoción, vocación, y humildad, a los socios de AC DE que participaron, en especial a Juani Fariña por su ayuda y colaboración, a los chicos de la Acción Católica que trabajaron incansablemente y con muchísimo amor junto a nosotros y a todos los otros que no pudieron venir pero que nos apoyaron con sus oraciones, pero por sobre todo, a la sonrisa de los ángeles: los abuelitos, que nos ayudaron a ver el valor de lo sencillo de las pequeñas cosas que enriquecen nuestro espíritu, y que sacian lo que necesitamos y lo que no podemos ser por nosotros mismos .
Recordar que hemos sido creados para amar.
La idea de don: Ser servicial con el prójimo con tu fuerza
y tus talentos. Dar servicio a Dios.»
Enrique Shaw