Valores

Lo que necesitamos: tranquilidad

Imagen de Simon Steinberger (Pixabay)
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Hace varios años que he decidido prácticamente escuchar lo menos posible las noticias, y si las escucho hacerlo abstrayéndome del énfasis que le dan los periodistas.

Esto me ha generado una paz con respecto a lo que pasa en el país y en el mundo, que me sorprende.

He escuchado muchas veces decir, en Argentina en un año pasan un montón de cosas, pero en 20 años está todo igual.

En términos económicos, si esta hipótesis fuera así, lo cual podría serlo, esto implicaría que, haciendo una línea de regresión, va a ver muchas subidas y bajadas pero la proyección estadística es una recta que está en el mismo punto, tanto al final como al principio.

¿Qué significa esto? Que, si no le presto atención a todos los puntos y me enfoco en la recta, siempre estoy igual.

Por lo cual, si me abstraigo del ruido, mi situación no cambia.  No pasan tantas cosas, como parecen y, en definitiva, me puedo concentrar en lo verdaderamente importante.

Enfocándonos en los planos económicos, en los últimos tiempos, se escuchan montones de propuestas, algunas coherentes, otras no tanto, sobre qué hacer en la economía.

Sin embargo, hay varios temas.  Un primer punto que nuestro país no produce lo suficiente.

Todos hablan de medidas monetarias.  Y he aquí, el primer gran problema de quienes hablan de economía, sin profundizar lo más importante de la economía.  La moneda NO existe.

Lo que existe son los bienes.

Toda decisión monetaria, no genera un cambio en nada.  Lo que genera es que la gente se imagine cosas que no existe.  Crea en espejitos de colores.

Y es muy importante esto.  Porque, si decimos vamos a emitir más billetes, la gente piensa que tiene más riqueza.  Pero para que esté esa mayor riqueza, tiene que haber más producción.

Eso puede suceder.  Pero para eso se tiene que trabajar más, tiene que haber capacidad ociosa en la industria o servicios, y muchos otros factores, para que eso NO sea un espejismo.

Si no pasa lo que pasa, que hay mucha dispersión, pero seguimos en la misma línea.

Durante muchos años he realizado auditorías, he asesorado empresas, y cuando empecé, lo primero que quería hacer, era poner mi impronta, hacer cambios.

¡Error! Con el tiempo aprendí, que no hay que cambiar las cosas. Los cambios vienen con el tiempo. Lo que hay que hacer son recomendaciones de mejoras. Lo que hay que hacer es hablar con la gente que hacen los trabajos para que ellos mismos vean como pueden hacer mejor o más eficiente su trabajo o más productivo.

Sin embargo, en nuestro país, todos vienen a cambiar la economía.  Eso genera esas dispersiones y dolores de cabeza.

No se puede decir que todo lo que se hace está mal.  Sino que no hay que andar cambiando todo.  Hay que mantener todo como esta e ir cambiando poquitas cosas.  Y haciendo que la gente trabaje más.  En forma más productiva.  Con cambios constantes a lo largo del tiempo.

Y de esa forma la línea no va a ser recta, si no que va a ser con una pequeña pendiente ascendente.

Y la sociedad va a estar más tranquila, de que va a poder dedicarse a su trabajo y no estar con miedo de que va a pasar al otro día.

Lo que se necesita es tranquilidad.  No más caos.

Sobre el autor

Alejandro L. J. Tonnelier

Socio del Estudio Tonnelier. Fue investigador del Instituto de Investigaciones Contables de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y docente de diversas asignaturas del área contable.

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