Esta es una reflexión sobre lo que nos «realiza», lo que nos satisface; no es original, sino, claro, resultados de lecturas y reflexiones sobre ideas ajenas.
A veces pensamos que lo que nos realiza es haber cumplido una tarea, realizado un trabajo, disfrutado de algo y estando satisfechos con lo que hemos llevado a cabo. Pero la realización es algo más. Es llegar a ser lo que soy y quién soy. Es la experiencia por haber conseguido mi potencial, confiando, claro, en seguir teniendo potencial en el futuro. Es, por tanto, algo conseguido pero que sigue haciéndose.
Ser lo que soy. Es decir, ser una persona humana, con intelecto, corazón y voluntad, capaz de conocer y entender, de amar y cuidar, de elegir y actuar. Lo contrario de estar en la ignorancia, de no sentirme amado y cuidado, de estar obligado a actuar de acuerdo con lo que desea otro, pero yo no deseo, o sea, ser tratado como un objeto, un medio para un fin.
Ser quien soy. Es mi expresión de lo que es ser una persona, de responder a las oportunidades que se abren ante mí, de usar los talentos y regalos que he recibido en mi vida, en servicio de un propósito que me formulo. Cuando sigo mi propósito, mi vida empieza a tener sentido; encuentro a personas que comparten mis sueños y mis valores, se me abren puertas, casi sin esfuerzo, y me alejo de lo que me puede distraer en mi propósito. No es algo inmediato, sino un itinerario, un proceso que, con el tiempo, va resultando más fácil.
Hay otras facetas de la realización personal, como las relaciones, la contribución a la sociedad, el bienestar, actuar de acuerdo con mis principios y valores y con mi misión en el trabajo. No que yo haya completado algo, como ya he dicho antes, sino que esos aspectos de mi vida son satisfactorios.
Pero ¿seguiré realizándome? ¿Qué me espera en el futuro?