“Los caminos del Señor son insondables”, era para mi abuela algo más que una frase que le permitía entender -o por lo menos aproximarse- al para qué de las cosas. A casi 30 años de mis primeros pasos en el oficio de la comunicación, ese “mantra” también cobra sentido para mí. Y aquí es donde crece la figura de San José desde dos planos: el del Servicio y el de estar detrás.
La Providencia y la figura del Patrono del Trabajo fueron claves imprimiendo su sello en el desarrollo de una consultora especializada en Asuntos Públicos aquel 31 de marzo de 2020. En pleno inicio de la pandemia y luego de una trayectoria tanto en el sector público como en el privado, lanzábamos Arena Pública Consultores en el reflejo de San José Obrero porque su rol es el de una persona que está detrás, que acompaña, que sólo interviene cuando tiene que hacerlo. No hay “vedetismos” ni protagonismos. Escucha el mensaje y actúa en consecuencia.
La consultoría tiene algo de ese maridaje de servicio. De ponerse en camino (como dice el pasaje de Emaus cuando los discípulos emprenden el regreso a Jerusalén o el hijo pródigo cuando se da cuenta de que debe volver a su casa), ponerse en acción; simplemente pensar y actuar en función del otro. Dar de sí sin pensar en sí, expresa el Rotary en su lema, otra institución que hace del servicio su razón de ser.
La Providencia también pudo haber sido el motor de aquel San José cuando el Ángel le anunció que debía acompañar a María en el camino que Dios le había preparado para Ella y para todos nosotros. En mi caso profesional, fue el sostén en tiempos de pandemia cuando Arena Pública comenzaba a dar sus primeros pasos: pide y se te dará.
Otra figura clave en la comunicación, y que tiene espejismo con San José, es el “tercero validante”. Aquella persona que en procesos de aprobación de mensajes goza de credibilidad por su relato (narrativa, storytelling y siguen los sinónimos) más allá del mensaje. En realidad, le da entidad por su experiencia, sapiencia o simplemente por ser confiable. En tiempos de “infoxicación” con el bombardeo permanente de estímulos comunicacionales que recibimos de distintas instituciones y plataformas, este no es un dato menor.
¿En qué se hermanan San José con la consultoría? En que ambos no son los protagonistas de la historia, sólo entran en juego cuando se los necesita. La capacidad de entrar y salir. Actuar y evaluar para calibrar. Quizás es lo que en aquella noche de la Anunciación hizo el esposo de María: confió, actuó y fue analizando el recorrido para preservarse él y su familia. En la Biblia prácticamente no tiene mención, pero su rol fue vital como andamiaje de todo lo que iba a suceder. Muchas veces desde la consultoría de asuntos públicos pasa lo mismo.
En términos futbolísticos -si el medio me lo permite- es una suerte de “doble 5” que anticipa, escucha, acompaña y crea. La capacidad de escucha también tiene vasos comunicantes. Cobran entidad las palabras expresadas por el Consultor del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, Daniel Arasa Villar: «Hay quien escucha para responder y hay quien escucha para aprender. Nuestras organizaciones deben adaptarse a los tiempos».
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