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Transformarnos para trascender, un compromiso de todos por igual

Escrito por Consuelo Summers
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Mujeres empoderadas

Corren tiempos de cambios que sacuden estructuras y rompen paradigmas en un mundo quebradizo y frágil. Ya no se discute si la mujer pisa fuerte o no. El empoderamiento femenino ha venido para quedarse, aunque aún haya mucho camino por recorrer en pos de nivelar la cancha para alcanzar la tan ansiada igualdad de oportunidades para todos.

Una famosa cantante colombiana declara a viva voz, frente la decepción de las infidelidades de su marido, que una loba como ella no está para novatos como él. De manera expeditiva ha dado vuelta la página a tanta desilusión. Ya tomó otro avión y le avisa al mundo entero que esa relación la volvió más dura, afirmando que las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan. A pesar del mal trago decidió poner foco en lo que le apasiona y le hace sentir mejor. Algo despechada para mi gusto, pero bueno, cada uno reacciona como quiere.

Más hacia occidente, desde su casa en California, la blonda estadounidense con su característica voz ronca y asombrosas contorsiones se vanagloria de quererse mejor que lo que él la ha querido; manifestando que puede comprarse ella misma flores y escribir su nombre en la arena. No necesita a nadie más para hacerlo. Y eso que viene de una rubia. ¡Caramba! Se me escapó uno de los tantos sesgos inconscientes que andan dando vueltas por ahí y, hasta hace muy poco, pasaba como chascarrillo sin que nadie se inmutara.

Viniendo para estas latitudes, en la arena local, marzo comienza con la primera mujer argentina en llenar el estadio de Vélez, con 45.000 personas, en su máxima capacidad para ofrecer el recital más grande de su “Disciplina Tour”, celebrando cada momento y disfrutando con su público. En su canción Laligera declara “que todo lo que tiene es suyo desde cero”, dejando en claro que no le debe nada a nadie; y en Disciplina hace un culto al compromiso, la perseverancia y la tenacidad con sus propias convicciones y su orientación a alcanzar los resultados que se propone, inspirada en nada más ni nada menos, que en David Bowie.

Más allá de los gustos musicales y la identificación o no de cada uno lo que queda en evidencia es un estilo de mujer empoderada que son seguidas por millones de fanáticos a nivel global. Transmiten un mensaje contundente de la importancia que se le está dando a la independencia y autonomía de las mujeres. Mueven masas y tienen un impacto fenomenal en varias generaciones.

Amigo lector, te preguntarás que tendrá que ver todo esto con el ámbito empresarial que es el que nos convoca. Pues bien, tiene todo que ver. Estos casos de mujeres que comparto, como ejemplos, tienen millones de admiradores y seguidores que van calando hondo en el inconsciente colectivo de la gente. Alimentan estados de ánimo y en consecuencia las emociones que imperan en la sociedad; sobre todo en las generaciones más jóvenes. Eso es lo que consumen. Como nos enseñaba Aristóteles: “somos lo que repetidamente hacemos”. Así estamos.

Lo mismo aplica al terreno profesional. Cantidad de mujeres que han experimentado desavenencias en los profesional y personal ya no se rinden fácilmente, ni se tiran en una cama a llorar desconsoladamente frente a las desilusiones de la vida. Respiran hondo, apechugan, van para adelante y salen fortalecidas. Apuntaladas por más y más personas y organizaciones que accionan promoviendo el liderazgo femenino de todos los colores.

Lo que queda en evidencia es que la mujer ha entendido que empezar a cuidarse a sí misma es la fórmula para aprender a quererse sanamente, respetarse, valorarse y validarse. Como nos enseñaba Erich Fromm, amarse primero a sí mismo para poder amar a los demás. Ahora bien, esas mujeres que llegan lejos cumplen sus sueños, se fortalecen y son maestras de la ejecución y la gestión no llegan a esa instancia solas. Suelen sostenerse en redes de contención que las apuntalan, sostienen y retroalimentan entre sí. Son mujeres que comparten conocimiento, experiencias, abren puertas y construyen puentes. ¡Nuestra especialidad!

Quiero un lugar en la mesa… ¿en qué mesa…?

Todos hemos recibido talentos, tenemos nuestras pasiones y valores. Identificarlos es una oportunidad, responsabilidad y hasta obligación de cada uno. Para ello debemos sostenernos en seres queridos que nos amen con genuinidad y quieran lo mejor para cada uno. Lamentablemente esto no se da en todos los entornos familiares y aún existen profundas desigualdades. Mujeres que se sacrifican en pos del desarrollo del resto de los miembros de su tribu.

Acerca de las ambiciones

Hay una cantidad de personas y organizaciones que promueven el liderazgo femenino fomentando que las mujeres participen, se involucren, aspiren a ocupar posiciones directivas e incluso las acompañan a alcanzar sus ambiciones. Esto me lleva a reflexionar acerca de si todas quieren empoderarse o incluso si todas tienen las mismas inquietudes.

Repasemos la definición de “ambición”: “es el deseo intenso y vehemente de conseguir una cosa difícil de lograr, especialmente riqueza, poder o fama.” La ambición está relacionada con nuestros sentimientos, emociones y deseos. Se trata de la energía necesaria para hacer realidad los sueños y cumplir nuestros objetivos, ya sea en el plano personal, social o profesional. Una persona ambiciosa es aquella que intenta superar desafíos y poner en práctica estrategias para crecer.

La ambición se torna algo negativo cuando se exagera y pierde el término medio, como con todo en esta vida. Una persona exageradamente ambiciosa o sin límites se caracteriza por una constante búsqueda de metas y desafíos cada vez más difíciles de alcanzar. Suele tener una necesidad de probar que es capaz de obtener lo que se propone; vive en una insatisfacción permanente con lo obtenido. Suele perder la objetividad en cuanto a lo que humanamente es posible lograr y el disfrute brilla por su ausencia.

Existen muchas creencias limitadoras y juicios infundados respecto de las ambiciones dependiendo del género. Por citar tan solo un par, ¿por qué será que los hombres ambiciosos están bien vistos y se los percibe positivamente como quienes quieren superarse y crecer, y a las mujeres ambiciosas se las ve como brujas trepadoras que quieren escalar a cualquier precio?

Destaco que todas las mujeres tienen ambiciones diferentes y hay tantas ambiciones como personas hay en el mundo. Cada una tiene un recorrido diferente, tiene sus fortalezas y debilidades, y sus tiempos de procesamiento. Nadie tiene la autoridad para venir a marcarle el ritmo a otro. Respetar los sueños, tiempos y procesos acompañando a quienes están a nuestro alcance, con amor, siendo compasivos y comprensivos con uno y con lo demás, brinda paz interior, bienestar para todos; permitiéndonos entender en qué “mesa” quiere estar cada uno sentado. Efectivamente, la clave está en que cada uno encuentre el nicho más adecuado para desplegar sus alas y echar a volar.

Lo valioso es identificar el propósito, tomándolo como una sucesión de pequeños pasos que llevan su tiempo para el auto conocimiento, disfrutando cada instancia. Esa es La Puerta para entrar y transitar la maravillosa transformación que hemos venido a experimentar como seres únicos e irrepetibles que somos. La construcción del Reino de Dios es aquí y ahora. Dependerá de cada uno abrazar la causa y convertirse en protagonista de dicha obra con amor, convicción y paciencia a la vez.

Un enorme desafío, ¿para las mujeres…? ¡No, para todos!

Las mujeres que deciden formar una familia y aspiran a compatibilizar la vida personal y profesional se encuentran con un tsunami de desafíos y emociones. Son invadidas por sus ganas de crecer, desarrollarse y evolucionar, aunque también traen sus miedos y temores, tironeadas por las demandas del hogar y la familia. Las estadísticas post pandemia dejan en evidencia que la gran mayoría de las tareas del hogar recaen sobre las mujeres. Conciliar la vida laboral y personal muchas veces es una montaña rusa que se puede lograr y requiere de mucha convicción, tenacidad, perseverancia y compromiso y por sobre todas las cosas contar con una red de contención que lo permita.

Lamentablemente todas esas variables no siempre están presentes de manera fluida. La mayoría de las mujeres no tienen esa red de contención y tienen que sacrificar su carrera profesional por la maternidad o posponer su maternidad para crecer profesionalmente. 

Esto tiene que cambiar y todos como integrantes de una sociedad debemos entender y abrazar los inmensos beneficios que tiene el promover que la mujer trabaje en los tiempos y formatos que le sea más funcional, abriéndose a una mayor diversidad e inclusión. La gran mayoría de las personas está convencida que se trabaja para ganar dinero y así solventar sus necesidades y deseos. Aunque en realidad la posibilidad de trabajar es el canal ideal para desarrollarse y aprender, saliendo del Yo para pasar al Nosotros, brindándonos a los demás, cubriendo las necesidades que están a nuestro alcance para hacer de este mundo, un lugar mejor. Es ahí donde encontraremos mayor abundancia en todos los planos, incluso el económico.

Desde el metro cuadrado que nos toque, poner nuestro granito de arena en pos de esta noble causa debiera ser un compromiso de todos. El crecimiento económico de nuestro país depende también del crecimiento y progreso de las mujeres.

De lo contrario seguiremos contribuyendo a mujeres no realizadas. Amas de casa que terminan con la auto estima destrozada. No creen ser capaces de nada, y hasta dudan de cómo manejan sus propios hogares, la gran mayoría de las veces con fuertes críticas dentro de sus propios entornos. Es cierto que la frase “Nada está realmente perdido hasta que mamá no lo encuentra…” genera cierta satisfacción. Pero es un arma de doble filo. Es crucial que la mujer, como todos en realidad, se preparen para las diferentes etapas de la vida, abriéndose a los cambios. Trabajar en la propia identidad hacia mejores versiones de sí mismos será el antídoto para no caer en el clásico y costoso síndrome del nido vacío.

Cocreando ambientes de trabajo más flexibles e integrativos

Son muchas las mujeres que dejan los trabajos en organizaciones en búsqueda de una mayor flexibilidad laboral debido a que sus cargas de trabajo resultaron inmanejables. Varias terminan convirtiéndose en emprendedoras para ser dueñas de sus tiempos. Buscan compatibilizar de una manera más fructífera sus responsabilidades como mujeres, madres y profesionales. Lo cual es maravilloso siempre que sea por convicción y no por desesperación. Estudios de reconocidas consultoras constataron que la mayoría de las mujeres prioriza la flexibilidad mucho más que los hombres. Tiene lógica si son ellas en quienes recaen la enorme carga de las tareas domésticas en mayor medida que en ellos.

Debemos bregar por la integración de la mujer en los espacios de trabajo, en pos de su desarrollo, acompañándolas a insertarse asumiendo compromisos y desafíos que las lleven a evolucionar y trascender. Las organizaciones y grupos que promueven el liderazgo femenino actúan como redes de contención donde las personas encuentran un sostén donde recurrir en momentos difíciles. Pero con eso no alcanza. 

Son las empresas las responsables de cocrear ambientes de trabajo amigables y flexibles, que lleve a nivelar la cancha brindando terrenos fértiles para el crecimiento, fomentando la construcción de equipos de trabajo multidisciplinarios, diversos e inclusivos. Esto requiere de líderes auténticos, empáticos, motivadores, abiertos y con una gran vocación humana; redundando en notables beneficios en pos de climas laborales más armoniosos e integrativos. Las estadísticas indican que el clima laboral tiene una incidencia de hasta un tercio en la rentabilidad del negocio, demostrando que la diversidad y la inclusión impactan positivamente también en ese sentido.

Un ejemplo para seguir: Cecilia Bunge de Shaw

La coherencia de Enrique Shaw al elegir a Cecilia Bunge como su compañera de vida, mejor amiga y madre de sus hijos, es destacable. Cecilia ha sido un ejemplo de desarrollo pleno. Una mujer que se realizó tanto en lo personal como mujer, madre, amiga y en lo profesional como empresaria y voluntaria. Falleció a los 86 años, habiendo sido una mujer de destacada trayectoria en el ámbito empresarial y social a pesar de las adversidades que le tocaron vivir desde muy pequeña. Dio ejemplo de persona íntegra y digna abrazando cada circunstancia con entereza y aptitud, con un espíritu inquieto abierta al aprendizaje constante. Tuvo una intensa actividad empresaria y supo desarrollar un perfil benéfico que la llevó a ser miembro de destacadas organizaciones sociales y de beneficencia. Con Enrique Shaw construyó una familia numerosa, signada por el cariño, la alegría y otras virtudes cristianas, encarnadas con naturalidad en la vida diaria.

Desde ACDE Mujer –el espacio creado en 2015 para promover el liderazgo femenino a través de los valores cristianos–, sostenemos que enfocarnos en impulsar la sabiduría femenina es infinitamente más valioso para hacer énfasis en la evolución y trascendencia de la mujer. El trabajo a realizar es para adentro, no para afuera. Cecilia ha hecho honor y es un exponente claro de los resultados que se obtienen al trabajar la propia esencia, realzando una vida plena basada en valores.

Volviendo al punto de partida

Continuar cada mes de marzo conmemorando el mes de la mujer nos indica que, si bien se ha avanzado mucho en los últimos tiempos en materia de igualdad de oportunidades, reconocimiento y ejercicio efectivo de los derechos de las mujeres, algo no está bien en este mundo. Estoy esperanzada en que llegue un día en que no haga falta conmemorar el mes de la mujer.

La propuesta es abrazar el cambio, soltar los juicios y los sesgos inconscientes, trabajar en las creencias limitadoras y los miedos que cada uno tenga, aprendiendo a potenciarnos entre todos para convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos, trabajando mancomunadamente por el desarrollo de todos por igual. Así construiremos un mundo mejor en el cual estimulándonos unos a otros, vibremos en abundancia, impulsando una sociedad más equitativa, justa y solidaria que redunde en cuantiosos frutos para todos. Los beneficios económicos serán la consecuencia de estar en el camino correcto.

Más allá que podamos comprarnos las flores, no nos olvidemos de lo reconfortante que se siente si uno tiene a alguien en su vida, que le llena el alma, cuando le regala si quiera una flor del jardín. Y si la mermelada se consume en casa, que sea porque hay miembros de la familia que la disfrutan a pleno compartiendo agradables desayunos en familia. Fomentemos el amor propio, el sentido de familia, la entrega, el compañerismo, la colaboración, la honestidad, construyendo relaciones basadas en la confianza, puertas adentro de nuestros hogares. Solo así, podremos llevar esos valores a nuestros lugares de trabajo para cocrear ambientes amigables y dignos con sentido de propósito y oportunidades para todos.

Sobre el autor

Consuelo Summers

Coach Ontológico & Health Coach, ex Líder de ACDE Mujer (2020 – 2022).

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