Hace unos días presencié dos presentaciones del Departamento de Investigación de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA sobre aspectos económicos y financieros de la educación en Argentina.
Hubo muchos hilos interesantes como para seguir tirando de ellos, pero me quedé dando vueltas sobre el concepto de “clima educativo del hogar” que mencionó la Dra. Jimena Macció y con la que mantuve una interesante conversación al finalizar.
El INDEC mide el “clima educativo del hogar” y este se relaciona con el grado de educación alcanzado. Textualmente dice*: “Este es el promedio de la cantidad de años de escolaridad formal de las personas mayores de 18 años de cada hogar, lo que da lugar a un valor de clima educativo que luego se categoriza” de muy bajo a muy alto.
Por otra parte, este año, comencé a dictar una materia nueva llamada “Pensamiento crítico” en primer año de la Licenciatura en Administración. Hacía tiempo que no dictaba clases a los recién ingresantes a la universidad. Todo un desafío.
Un día, explicando qué es una falacia ** hice lo que se hace desde hace 25 siglos: hacer inevitables referencias a la discusión política. Ante mi fracaso, se me ocurrió preguntar si en sus casas hablaban de política. De 48 alumnos solo cuatro levantaron su mano.
No me pongo en el rol de decirle a nadie de qué “tiene que” hablar, pero me deja pensando en los aspectos no medibles del clima educativo del hogar, donde el INDEC no puede entrar. Y no se me ocurre preguntar qué se lee -o si se lee- solo me animo a hipotetizar cuáles pueden ser los temas de conversación habituales.
¿De qué se habla en casa? Tu clima educativo no medible.
*Fuente: INDEC (2020) Indicadores de condiciones de vida de los hogares en 31 aglomerados urbanos. Disponible online
** Un razonamiento psicológicamente persuasivo pero incorrecto.
Las instituciones educativas reflejan los intereses y las inquietudes de los hogares y la ausencia de ellos.
Basta ver los programas de televisión y los temas de las redes…