Management

El camino de los valorizadores

Escrito por Gustavo Calveiro
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Son los valorizadores los protagonistas que asumen el desafío de generar logros, más allá de las restricciones del contexto y las limitaciones de los recursos. Para ello, provocan conversaciones estratégicas que facilitan las decisiones necesarias y construyen con el equipo el método que mejor se adapta al camino.

Asumir desafíos es un desafío

En más de 40 años de trabajo, la mayoría en Argentina y otros países de la región, mi actividad profesional me permitió compartir desafíos de equipos y líderes en una rica diversidad: 

-Grandes corporaciones conscientes de su búsqueda permanente de rejuvenecer sus compromisos trascendentes, 

-Empresas en crecimiento y expansión, con toda la vitalidad emprendedora y la fuerza de una organización que sale de la adolescencia, 

-Personas en búsqueda de su superación personal y profesional 

-Equipos de trabajo comprometidos que atienden necesidades de poblaciones necesitadas y vulnerables

Al tratar de encontrar el factor común entre todos, surgieron aspectos que se repetían en los diferentes casos.

El contexto 

Un contexto incierto, cambiante, desafiante, desestabilizante, politizado, lleno de restricciones, donde la linealidad, como bien concluye Bruce Feiler en su libro Transiciones, ha dado fin. 

¿Hay que buscar estabilidades, o será el momento de que entendamos, como marinos, que hay que aprender a navegar usando y orquestando las fuerzas del contexto?

Falta de objetivos claros

Al profundizar sobre su “sueño” y hacer preguntas intensas, es común ver cómo todos miran hacia arriba, aun los que están arriba, casi buscando mandatos recibidos.  

Entonces, conviene preguntarse: 

¿No tenemos definidos objetivos, o los mismos quedaron en desuso? 

¿No queremos tener conversaciones complicadas que definan esos objetivos, porque nos obligarán a ser asertivos, elegir y luego sostener?

¿Será el momento de profesionalizar nuestras conversaciones estratégicas para lograr buenas respuestas?

Los recursos 

Decir que son escasos es un espacio común y confortable, porque saca el problema de mí. 

El primer recurso escaso obvio es el tiempo para dedicar, el segundo, los medios necesarios ya asegurados. La diaria y el contexto devoran ambos sin piedad. 

Ahora: ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de justificación para no pensar creativamente en cómo generar condiciones y argumentos que hagan aparecer los recursos?  

En una mesa de trabajo hice la pregunta: ¿No tenemos recursos o el proyecto que estamos presentando no tiene la calidad suficiente para lograrlos?

Método efectivo y certero para ir al destino 

Aquí es interesante ver cómo, cuando alguien proactivamente asume la iniciativa de intentar poner en orden un camino, muchas voces advierten las “fallas” del método.

A veces, lo hacen más a modo crítico, y aterrizamos sobre el método elegido. Otras veces, advierten sus fallas porque no es el adecuado. Y muchas veces más, porque es más fácil pegarle al método que a todos los otros motivos.

Pero en oposición a estas restricciones, existen dos grandes viabilizadores clave: 

El sueño o motivo por el que valía la pena el esfuerzo.

Y los protagonismos que hacen que pase.  

Así que propongo un método para que estos dos factores dominen los otros: Presentar el sueño o motivo como “creación de valor” y llamar a los protagonistas “calorizadores”.

¿Y qué es crear valor?

Sería injusto hablar de crear valor, sin comenzar por citar a los primeros precursores, entre quienes destacaron Michael Porter, economista, y Tom Peters, escritor especializado en gestión empresarial. 

Para Peters, “crear valor es identificar oportunidades para hacer las cosas de manera diferente y mejor».   

Y Porter nos enseñaba que “crear valor para el otro significa generar beneficios, ventajas o soluciones que satisfacen las necesidades, deseos o problemas de otra persona o grupo.”

Si nos acercamos más al presente (2009) tenemos a Simon Sinek, que en su libro “Empieza con el porqué”, propone una perspectiva a la que llama el círculo dorado, como disciplina de liderazgo motivador capaz de generar cambios autosustentables. 

Sinek sugiere que todo cambio comienza desde adentro: lo que te define no es lo que haces, ni cómo lo haces, pues eso es factible de ser copiado por otros, lo que te define es porqué lo haces. 

Por ejemplo, Sinek explica el porqué de Apple en aquel momento, diciendo: “En todo lo que hacemos creemos en el cambio del status quo, creemos en un pensamiento diferente”, y eso es lo que ves en sus productos, por eso son lo que buscas.  

Interpretó muy bien a Steve Jobs, quien decía que «El valor no está en el producto en sí, sino en la solución que ofrece al cliente.»

Para Sinek, «la creación de valor real es el resultado de conectar con las personas y resolver sus problemas de una manera que les importe».

Pero ese proceso de creación de valor necesita protagonistas. Son las personas que asumen el compromiso de ayudar a que sean realidad son entonces Valorizadores.  

Entonces, ¿qué es un valorizador?

Esta definición la tomé de una conversación que tuve tiempo atrás con un amigo con el que compartía mi experiencia de transición de carrera movilizada a partir de la certificación como mentor, ya que esa nueva especialidad se combinaba con el consultor estratégico en una nueva identidad profesional.  

Mi amigo sintetizó mi experiencia en una frase: “si te conozco, lo que a ti te apasiona es ser un valorizador, alguien que desea dejar las cosas más valiosas de lo que las encuentra”.

La palabra resonaba y allí me di cuenta de que, a lo largo de varios cientos de proyectos recorridos, todos tenían como factor común la obsesión en la creación de valor.  

¿Cuál debería ser la agenda que moviliza a alguien que desea considerarse un valorizador? 

A mi entender, un valorizador intenta llevar adelante su aporte desde seis perspectivas:

Tener pasión emprendedora. Ve la oportunidad, impulsa la generación de ideas, visualiza los caminos y construye los vínculos para realizarlos

Tener la sensibilidad por la diferenciación.  Perseguir la creación de aquello que los destinatarios desean, contarlo creativamente, generar satisfacción y lograr que prefieran la propuesta de valor

Saber generar pertenencia. Al transmitir la visión, lograr que las personas deseen asociarse al sueño, ser parte del equipo, que deseen crecer y desarrollarse construyendo juntos, compartir su identidad y ponerse la “camiseta”

Saber ser sustentable.  Cuidar que la propuesta sea sustentable generando ingresos, ganando mercado, siendo rentable y gestionando los costos y los riesgos que le permita crecer y evolucionar por sí misma, cuando pase el tiempo de los proyectos.

Ser ágilmente adaptable.  Sembrar las semillas de la evolución natural y sencilla, flexible y conectable, rápido de alistamiento para dimensionarse a los desafíos, pensada para transicionar permanentemente.

Ser custodio de la emocionalidad. Cuidar las emociones que el camino y los logros generen para el equipo, el orgullo, apasionamiento, deseos de seguir y felicidad por ser parte, porque son la energía del seguir.

El mejor despliegue posible que logremos de esta agenda generará una cultura de Valorizadores, ya que es la única forma de generar logros, más allá de las restricciones del contexto y las limitaciones de los recursos.

Para ello, el valorizador provoca las conversaciones estratégicas que faciliten las decisiones que sean necesarias y construye con el equipo el método que mejor se adapta al camino.

Las claves que nos transforman en valorizadores debemos buscarlas en nuestra interioridad, en una convicción basada en nuestras competencias, y también valiente, hambrienta, generosa, ilusionada y responsable.

Sobre el autor

Gustavo Calveiro

Consultor. Socio de Paradigma Sociedad de Soluciones. Mentor Certificado nivel 3 Profesional E.M.

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